Pasado el periodo de descanso, a
veces pienso (y así lo hablo con Zalabardo) si el verdadero descanso no habrá
sido el disfrutado por quienes tienen la cortesía de seguir esta Agenda
y se han librado de ella durante el silencio veraniego. Y es que tras
nueve años planteando cuestiones y curiosidades de la lengua me asalta con frecuencia
la duda de si lo que estoy haciendo aquí no es otra cosa que decir
mu.
Repárese que empleo decir
mu en lugar de no decir ni mu, pues no es lo mismo
una cosa que otra aunque tengan idéntico origen. La expresión más común (y me
atrevería a decir que la única en nuestros días) es la segunda. Si acudimos a
un diccionario, veremos que no decir ni mu es ‘mantenerse en
silencio, no decir nada’. Zalabardo, cuando me ve escribir esto, no puede
evitar preguntarme: “¿Y por qué no decir ni mu es estar callado? ¿Es
que acaso no hay otras cosas que decir sino mu?”
Y, claro está, me veo precisado a
contarle de dónde procede un giro que en su origen era decir mu y que se
aplicaba en tono de reprensión y burla de quienes, dándoselas de eruditos y
sabios, cuando abrían la boca no soltaban sino necedades y disparates.
En varios lugares leo que la forma
primitiva es el refrán habló el buey y dijo mu. Como
también leo que su inventor fue un escritor del siglo xviii, Juan Bautista
Arriaza, que, en mayo de 1796 publicó en el Diario Curioso de Madrid
el siguiente poemita:
Junto a un negro buey cantaban
un ruiseñor y un canario
y en lo gracioso y lo vario,
iguales los dos quedaban.
“Decide la cuestión tú”,
dijo al buey el ruiseñor;
y, metiéndose a censor,
habló el buey y dijo “Mu”.
El poema tiene su pequeña historia,
que no es otra que una disputa entre escritores. Arriaza había publicado algo acerca de la obra de otra persona. En
la disputa terció otro escritor, Ramón
de Pisón, que criticó muy agriamente las composiciones de Arriaza. Este contestó entonces con el
precedente poema. Se dice que no cabe ninguna duda de que el negro buey no es
otro que Pisón y que los versos
encierran un doble insulto: mención nada velada a sus cuernos, por un lado, y
afirmación de su necedad e ignorancia por el otro, pues frente al canto
“gracioso y vario” del ruiseñor y el canario, él no es capaz sino de decir mu.
Pero, digo burlonamente a Zalabardo,
la vida te da sorpresas, sorpresas te da
la vida, recordando la canción Pedro Navaja, de Rubén Blades. Solo que esta vez la sorpresa no me la da la vida,
sino Internet. Buscando sobre esta cuestión que nos entretiene, hallo que
existe una antología preparada por Santiago
Talavera titulada La fábula esópica en España en el siglo xviii que nos da fe de que, en
mayo de 1794, es decir, dos años antes que el poema de Arriaza, el Diario de Valencia publicaba una
fábula titulada El buey vestido de león escrita por alguien que firmaba con el
seudónimo El Incógnito. Su asunto es
bien simple: un buey va por el campo y encuentra una piel de león que decide
ponerse para asustar e impresionar a los demás animales. Una zorra que ha visto
el engaño piensa la forma de desenmascararlo. Incita a los demás animales a que
se dirijan al fingido rey y le hagan consultas y pidan consejo. A todo lo que
se le propone, el buey no es capaz de contestar más que mu. Termina así la
fábula:
De aquí tuvo principio
aquel refrán añejo:
habló el buey y dijo mu […]
Que no faltan hoy bueyes,
si les quitan los cuernos,
vestidos de leones,
digo, de sabios, leídos y discretos;
mas si hay una zorra
que les pida consejo
con un mu contestando
descubren lo que son allá de dentro.
Esto nos confirma que el refrán es
antiguo. De cuándo, no sabría decirlo. Lo que sí está claro es que ya Esopo escribió una fabulita semejante;
solo que en ella, era un asno quien encontraba la piel de león y se disfrazaba.
Una zorra que lo vio, le dijo: “A mí también me engañarías, si no te hubiese
oído antes rebuznar”.
Nueve años ya rellenando página tras
página la Agenda que el buen Zalabardo me cedió un día. Más de
seiscientos apuntes; quizá sean demasiados. Solo confío en que no se me haya
visto rebuznar como al asno de la fábula de Esopo, ni haya dicho
muchas veces mu como el buey de las otras historias.
También espero que este apunte nos
permita ver cómo una antigua fabulita de Esopo (que vivió hace unos 2500 años) en la que una zorra descubre la impostura de un asno un día se transformó en la de un necio y ridículo buey que pretende ser juez de otros que lo superan, de donde nació el refrán habló el buey y dijo mu, el cual a su vez nos ha llegado como no decir ni mu. Solo que esta última forma pudiera servir tanto para elogiar al prudente que guarda silencio como para burlarnos del ignorante incapaz de decir algo de interés.
1 comentario:
Hombre, que yo sigo siempre sus mugidos aunque no comente nada últimamente.Siga mugiendo tranquilo.
Permitame corregirle una cosa, la canción de Blades es Pedro Navaja, el Maki Navaja es un personaje de historietas de un autor catalán que ahora mismo no recuerdo. Saludos.
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