Y ha venido
bien la foto que nos ha llegado del edicto publicado en un pequeño pueblo
granadino referido a los turnos de riego, pues, en su brevedad, está lleno de
palabras que muchos ya hemos olvidado.
Da la
casualidad de que el jueves leía el artículo La lengua vaciada,
de Lola Pons, catedrática de Historia de la Lengua, de la Universidad de
Sevilla, y autora de un reciente libro, El árbol de la lengua. Me
ha parecido un artículo maravilloso de principio a fin y todo él cargado no
solo de razón, sino de prudencia y buen sentido. Con esta expresión lengua
vaciada se refiere a la tendencia generalizada de los hablantes a olvidar
palabras heredadas de nuestros mayores y reemplazarlas por otras que se
consideran más nuevas, exóticas, originales o, eso nos parece, despojadas de un
tufo rancio.
No hay amargura
en el escrito de Lola Pons, ni levanta voz condenatoria nadie ni contra
nada; no se considera de ningún modo purista. Reconoce, como no podía ser de
otra forma, que la lengua cambia, que los nombres cambian, lo que es síntoma de
que la lengua está viva y de que siempre ha sido así; lo que noto en su
artículo es una cierta nostalgia, un reconocimiento de que estamos vaciando de
contenido la lengua de nuestros mayores y creando una nueva. Habla de cómo han
desaparecido aquellos humildes cuadernillos de caligrafía y su
lugar lo ha ocupado el caro negocio de los libros de lettering; de
que la antigua artesanía de la almazuela ha sido desplazada por
el patchwork; de que nos parece carca una abuela
que rellena su tiempo haciendo punto, pero elogiamos al knitter,
a quien hace las cosas por sí mismo y busca un objetivo de sostenibilidad; o de
que provoca extrañeza ver a nuestros mayores labrando su pequeño huerto a la
vez que nos convertimos en admiradores de la local food.
Tampoco
nosotros repudiamos el incesante cambiar de la lengua, ni nos consideramos
puristas. El purista es, sin más, un inmovilista y la lengua que no se mueve está
condenada a morir. Pero, como a la catedrática sevillana, nos gusta que ese
movimiento no despoje de sus palabras a nuestros mayores, a quienes ya arrebata
bastantes cosas la edad.
La foto que me
envía un sobrino, José Luis, supone un soplo de aire fresco. Zalabardo
y yo pensamos que el pequeño pueblo de Gójar lo ha entendido así en su edicto.
En él se habla de dulas, de tornas, de turnos
y tandas, de fincas macheadas… Hay un delicioso
cuadernillo, El vocabulario del agua, recogido por José Ramón
Guzmán Álvarez, que ayuda a evitar este vaciamiento de algunas palabras. Y
nos dice que la dula es la porción de tierra que, por riguroso
turno, recibe el riego del agua de una acequia; que está macheada la
finca cuyos machos (en otros lugares caballones, lomos
y otros nombres), amontonamientos lineales de la tierra que separan las melgas
o surcos por los que ha de discurrir el agua, están bien hechos;
que la torna, en otros lugares el portillo, es el
obstáculo, unas veces metálico o de madera, otras realizado con hierba y tierra,
que abre o cierra el paso del agua a las dulas; o que el turno,
o tanda, no es sino el tiempo que se asigna a una dula
para regar.
Ese edicto
establece las normas simples que cada regante ha de cumplir; y advierte de las
sanciones para quienes descuiden el proceso establecido, porque quien abre o
cierra sus tornas a destiempo está haciendo daño a otro regante
que, un poco más abajo, espera para su dula esa agua, bien común,
tan necesaria para la comunidad.
Y, ahora sí, hasta
que llegue septiembre, esta Agenda permanecerá cerrada. Que todos
pasemos un buen verano y que seamos prudentes, pues la amenaza de la covid-19
no ha desaparecido.
1 comentario:
Muchas gracias por esa constancia en su Agenda. Lo esperaremos fielmente cuando regrese.
Solo escribire en este comentario una duda que puede ser muy amplia (a mi parecer). Hoy en dia la conexion qu tenemos con los celulares es preocupante, ya que, (como dicen los grandes sabios) nos quitan imaginacion. Intente imaginarme historias mirando el cielo y disfrutando una mañana, sin pasar nada. Por lo que se me vino a la cabeza esta duda ¿Que tan grave es el uso del celular para nuestra imaginacion?
Sin mas que decir, saludos desde Latinoamerica.
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