Del
puerco no tenemos ningún provecho en toda su vida, sino mucho gasto y ruido y
solo da buen día aquel en que lo matamos. Muy semejante a este animal es el avariento,
porque hasta el día de su muerte no es de provecho. (Sebastián de Covarrubias)
Cerdo de san Antón, La Alberca |
Le comento a Zalabardo que algunos
refranes me resultan enormemente enigmáticos, porque no alcanzo su significado:
Acaba
tuerta, que san Bartolomé está cerca. Pero otros son ingeniosos
y divertidos, como este sobre el santoral de enero: San Sebastián, el primero; detente,
bruto, que el primero es san Canuto; calla, varón, que primero es san
Antón. Lo entendemos si reparamos en que la festividad de estos santos
se celebra, respectivamente, los días, 20, 19 y 17.
San Martín de Tours. Hôtel de Cluny. París |
Pero de los refranes de santos, me interesa
hoy uno, A cada puerco le llega su san Martín, por varias razones.
Primero, su significado: El Refranero multilingüe del Centro Virtual Cervantes lo explica
así: ‘señala que no queda impune el comportamiento del malvado, pues antes o
después, quien ha obrado mal recibe su castigo’. Vayamos por partes: lo primero
que habría que señalar es que, hoy, este refrán se usa transformado. No se dice
puerco,
sino cerdo.
¿Por qué? Porque el refrán es muy antiguo y la palabra cerdo (eufemismo creado
para abreviar ‘ganado de cerdas’) apareció tardíamente, ya que no la
documentamos hasta 1729. El cambio de una a otra palabra nos lo explica muy
bien Corominas: tuvo lugar cuando puerco,
junto a marrano y cochino, comenzaron a sentirse como
palabras de mal tono y ofensivas y se sustituyeron por cerdo. De hecho, le hago
observar a Zalabardo, la mayor parte de nuestras palabras relacionadas con este
animal proceden de puerco: porcino, porquerizo, po(r)cilga,
emporcar,
porquería…
¿Pero qué tiene que ver un puerco
con san Martín? El cerdo
es un animal del que diríamos que está concebido para ser engordado y
posteriormente sacrificado en la matanza para tener alimento. Y hemos de
regresar al calendario. La costumbre hace que la matanza se celebre en torno a
la festividad de san Martín de Tours,
11 de noviembre, momento en que suelen darse unos días de temperaturas templadas
(no se olvide el veranillo de san Martín) antes de que entren los fríos.
Otra cuestión es por qué se
relaciona la matanza con el hecho de que todo mal recibirá su castigo llegado
el momento. ¿De dónde le viene al cerdo su mala fama? James Hall, en su Diccionario de temas y símbolos
artísticos, nos cuenta que ya en la ley mosaica el puerco era tenido por animal
impuro y que en la Edad Media se tomó como símbolo de la glotonería y la lujuria.
Miremos incluso el juicio de Covarrubias.
El cerdo
no es animal de trabajo ni produce otra cosa que no sea su propia carne. Eso
aclara que, frente al refrán que comentamos, exista este otro, laudatorio: Del
cerdo, hasta los andares, porque todo se aprovecha.
La tentación de san Antonio, Dalí. Bruselas |
Zalabardo, en este punto, me
pregunta que, si tan mal es considerado el cerdo en diferentes culturas y
momentos, ¿por qué san Antón, patrón
de los animales, es representado siempre acompañado de uno? La pregunta no deja
de tener su miga y las respuestas existentes son varias. Comienzo por aclararle
que este san Antón no es otro que san Antonio Abad o san Antonio el Grande, santo que vivió como anacoreta muchos años y
de quien se dice que padeció, y venció, las tentaciones del diablo. Hall, citado antes, dice que, como
muchos anacoretas, san Antonio (o san Antón) sufrió alucinaciones, que son las que se interpretan como
tentaciones diabólicas. En ellas se ve atacado por demonios que lo arrebatan de
su celda y lo elevan por los aires y lo tientan, especialmente con la lujuria.
Se cuenta que san Antonio resistió
estas tentaciones haciéndoles frente con un crucifijo.
San Antón. Museo de Málaga |
Y creo que hemos llegado al meollo.
La iconografía se ha valido bastante de este santo y del tema de las
tentaciones. Así, como el cerdo se consideraba símbolo de la
lujuria, se presenta al santo acompañado de uno para indicar que venció al
demonio y lo sometió. Pero es que hay algunas versiones más, de las que me
quedo con una. Se cuenta también que, estando en el desierto, se le acercó una jabalina
(especie salvaje del cerdo) con sus jabatos, que estaban
ciegos, y pidió al santo que los curara. San
Antón (o san Antonio) hizo el
milagro y, desde entonces, la jabalina no se separó de él. Esa historia
(entre otras, pues este santo da para mucho) ayuda a entender por qué se lo considera
patrón de los animales, pero crea, a la vez un litigio; el animal que acompaña
al santo, ¿debiera ser un cerdo o un jabalí? En cualquier
caso, en los orígenes, puerco designaba tanto a uno como a
otro.
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