…que
él asimismo, en los años de su mocedad, se había dado a aquel honroso
ejercicio, andando por diversas partes del mundo, buscando sus aventuras, sin
que hubiese dejado los Percheles de Málaga, Islas de Riarán, Compás de Sevilla,
Azoguejo de Segovia, la Olivera de Valencia, Rondillas de Granada, Playas de
Sanlúcar, Potro de Córdoba y las Ventillas de Toledo… (Cervantes).
Perchel |
Comentamos Zalabardo y yo que acaban
de dar el nombre de Pedro Zerolo a una plaza de Madrid, en medio de gran boato
y publicidad. Nada tengo contra ello, salvo que, por principio, no me gusta que
se dé a las calles nombres de personas a no ser que concurran para ello
circunstancias excepcionales. Por desgracia, en nuestro entorno se están dando
estos días demasiados casos de eliminar el nombre de unas personas de determinados
lugares para dedicárselos a otras. Es posible, pienso, que no deberían habérselo
dado a aquellas; pero, al mismo tiempo, pienso qué razones hay para otorgárselos
ahora a estas.
¿Por qué se da el nombre de Zerolo a una plaza de Madrid? ¿Su
figura está aureolada por la excepcionalidad a que nos referimos antes? ¿Es
equiparable a un Cervantes, un Fleming, un Alfonso X…? Lo que nos hace pensar es que, para honrar con su
nombre esta plaza, antes ha habido que despojar de dicho honor, caso de que lo
sea, a Vázquez de Mella. Y me
pregunto: ¿se la merecía menos?
Calle Pozo del Olivar, Jerez. |
Siempre he defendido que lo normal
debemos mirarlo como normal y no tratarlo como extraordinario. Leo en un blog
de Coral Herrera Gómez, doctora en
Humanidades y Comunicación Audiovisual, que, muchas veces, usamos el concepto
“normal” para discriminar a personas y grupos humanos que no se ajustan a los
patrones y modelos que sigue la mayoría. Y en el nomenclátor ciudadano hay
mucho de discriminación. Quitamos la placa de una calle o plaza a alguien para
dársela a otro, en razón de afinidades ideológicas, especialmente.
Siempre nos ha gustado, en esto
coincidimos, que la toponimia urbana se ajuste a los nombres consagrados por la
tradición y que responden a una circunstancia peculiar que nunca dependerá de
filias o fobias hacia personas. Nombres que no herirán jamás la sensibilidad de
nadie. En mi pueblo hay calles que se llaman la Carrera, Gordillo,
la Cilla,
Alpechín,
Herradores,
Molinos
Viejos, Farfana… En Málaga, tenemos Bodegueros, Ollerías,
Vendeja,
Plaza
de Toros Vieja, Comedias, Cinco Bolas, Lagunillas,
Tejeros,
Torregorda,
Atarazanas.
En Jerez, donde he pasado unos días, he visto la plaza del Mamelón, de las Yerbas,
calle Larga. En los tres lugares hay también nombres de estos que
digo que no debería haber.
![]() |
Zona de los Percheles de Málaga. Siglo XVIII |
Pasa con las calles lo mismo que con
los barrios. Y aquí entra el que nos ocupa: el Perchel. Ese es el nombre
moderno, porque la zona siempre se conoció como los Percheles, en atención a
la actividad que en la zona se desarrollaba. En el libro Guía de Málaga para 1898
se explica de esta manera: El nombre de
uno de estos arrabales viene de la época en tuvo su auge la industria de
salazón de pescados. Para que la población no sufriera los malos olores que se
desprendían de la salazón, destináronse los terrenos existentes del lado de
allá del río, a tales operaciones; y como para estas fuese necesario utilizar
perchas o palos en los cuales poníase el pescado a secar, de aquí recibió el primero
de los barrios que nos ocupa el nombre de Percheles.
![]() |
Plano de Málaga. L. Thuillier, 1880. |
Porque perchel es la cuerda o
cable tendido entre dos palos en que se colgaban las redes para secar o el
pescado. Y los lugares donde se montaban estos eran los percheles. Hace mucho que
no veía ninguno, señalo a Zalabardo. Pero días atrás, en las playas de la
Caleta de Vélez vimos uno de estos percheles. En él colgaban pintarrojas
ya en su punto óptimo de secado y dispuestas para ser recogidas. No sé si habrá
alguna otra zona de la provincia donde la práctica continúe.
El barrio del Perchel actual, que no
coincide con los Percheles históricos, es muy diferente. Cervantes lo mencionaba como uno de los puntos famosos de España sede
del hampa y la picaresca. Hoy, para nadie es desdoro vivir en el Perchel.
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