martes, junio 05, 2018

CONTIMÁS/CUANTIMÁS/CONTRIMÁS


De no haber habido aire para respirar esa noche de que hablas, nos hubieran faltado las fuerzas para llevarte y contimás  para enterrarte. Y ya ves, te enterramos.
(Juan Rulfo)

            Trataba de explicar hace unos días a Zalabardo que no siempre encuentra uno razones para justificar el uso de una determinada palabra o frase o para afirmar su corrección o incorrección. Venía a cuento de que me preguntaba si era aceptable la frase que había oído a una mujer en el mercado: Le negué el favor que me pedía, contrimás, siendo ella como es. Pero es que no mucho después, otra persona me consultó acerca de contimás, que decía haber leído en Moronga, la última novela del salvadoreño Horacio Castellanos: …me pareció de una lógica impecable, habida cuenta del clima de paranoia generalizada que padecía este país, contimás su capital política
            La Nueva gramática de la lengua española, en su capítulo 45.11, trata de las construcciones llamadas comparativas proporcionales o correlativas, de las que dice que son las construcciones en las que se pone de manifiesto el incremento o la disminución de dos magnitudes paralelas. Son aquellas del tipo cuanto más (o menos) lo pienso, más (o menos) me gusta; mientras más (o menos)…, más (o menos)…; cuanto más (o menos)…, tanto más (o menos)… No voy a entrar en el extenso análisis de las mismas que la NGLE hace y solo me referiré a dos anotaciones recogidas al final: que no debe considerarse comparación proporcional el uso de cuanto más en el sentido de ‘más aún’ y que se consideran incorrectas en todas las áreas lingüísticas las comparativas proporcionales en las que se sustituye cuanto más por cuantimás, contimás y contrimás.

           Lo segundo, con todos mis respetos, lo discuto. Bien es verdad que el Diccionario Panhispánico de Dudas no entra en diferenciar comparativas correlativas de las que no lo son y se limita a decir que deben evitarse las deformaciones populares *cuantimás, *contimás y *contrimás. Y que, dando origen a tal criterio, el DLE no recoge ninguna de estas formas. Pero he aquí que el ya clásico Vocabulario Andaluz, de Alcalá Venceslada, al que siguen otros vocabularios andaluces (Cepas, Álvarez Curiel), sí recogen como andalucismos contimás y contrimás; y que el Diccionario de Americanismos da entrada en sus páginas a contimás y a cuantimás. Para mayor abundancia, si consultamos el CORDE y el CREA nos hallamos ante una cuarentena de ejemplos, sobre todo de autores americanos, de contimás con predominio del valor de ‘más aún’ sobre el comparativo.
            Me pregunta Zalaabardo: “Entonces, ¿son formas correctas o no?” Le explico primero que no hay ninguna duda de que estas formas son alteraciones populares de cuanto más y del más raro *contra más, también proscrito por la gramática oficial. Pero eso no impide que dichas formas tengan un uso bien documentado en amplias regiones hispanohablantes, lo que nos pediría que las aceptásemos sin reparo. No como formas ajustada a la normativa del español, sino como formas populares de algunas hablas españolas; por ejemplo, la de los países del otro lado del Atlántico y la de Andalucía. Pues no debemos apreciar la lengua solo en sus registros cultos. También hay que respetar los registros coloquiales y locales, siempre que estén suficientemente asentados.

            Y, si nos queremos poner quisquillosos, mejor sería insistir en otras cuestiones respecto a cuanto más; por ejemplo, que si al giro le sigue un sustantivo, cuanto habrá de concertar en género y número con él: Cuantos más días pasan, mejor; cuantas más horas dediquemos, menos tardaremos. Pero ue si le sigue un adjetivo, cuanto permanecerá en forma invariable: Cuanto más roja, mejor se verá; cuanto más altos
            O, continuando por este camino: que se avise a muchos profesionales de la palabra (locutores, periodistas) de la necesidad que tienen de enterarse, porque no se enteran, de repetir otros usos erróneos que cometen, como cuando dicen, hablando de fútbol, *este área combinado con el área contraria; o como cuando yerran al otorgar género inexistente a los adverbios (*detrás mía, en lugar de detrás de mí, etc.). Esto, le digo a Zalabardo, es más grave que el hecho de que en alguna zona concreta hispanohablante se diga contimás.


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