Razón de más para hacerse favores. A la
vuelta te olvidarás de esos remilgos. No le gusto. No le
gusto... Sí le gusto, pero no se atreve. Ya te daré yo
acobardamientos. Son muchos años ya sin taconeo, sin contoneo, sin cachondeo, ¡ay! […] Lo que enloquece es la pasión,
Hortensia, no los perfumes...
(Antonio Gala)
Esta vez no es Zalabardo quien me pide aclarar una
cuestión, sino que soy yo quien se dirige a él para explicarle que la versión
que nos contaba noche al grupo un gran amigo, José María Pérez, sobre el origen de cachondeo puede ponerse
en duda. No es él, sino muchas personas más, y todo un pueblo detrás, Zahara de los Atunes, quienes relacionan
desde hace mucho tiempo la palabra con el arroyo Cachón, que discurre por aquel lugar. La leyenda, porque así hay
que considerarla, dice que los almadraberos, pescadores del atún, cuando
terminaban la faena, se iban a la otra orilla del Cachón para celebrarlo y divertirse. Incluso se dice que, al olor
de la fiesta, acudían prostitutas para hacer su trabajo. Así se explicaba tanto
estar
de cachondeo, ‘de juerga, de broma’ como estar cachondo, ‘con
excitación sexual’.
Si buscamos en nuestra literatura,
encontraremos bastantes ejemplos de lo que decimos. Lucas Fernández, que vivió entre los siglos XV y XVI, escribía en
su Farsa:
¡Pues yo, mi fe, mucho os quiero!
Y aún, ¿veis?, suspiro por vos.
¡Ay, Dios,
que de cachondez
me muero!
Y en el Cancionero de burlas, de
1519, se puede leer esta copla:
En Medina el Campo ganando vi estar
a esa Narváez, que ya encanecía,
cachonda, lendrosa; y en la mancebía
vi Ana de Medina…
De todo esto, le digo a Zalabardo,
parece deducirse que, antes que el significado festivo, la serie cachondo,
cachondeo,
cachondear
se utilizó en su significado sexual. Sentido que hoy sigue vivo si miramos el
texto de Antonio Gala con que
encabezo el apunte. Lo que ya no sé es cómo, si el origen parece estar en catus,
‘gato’, se ha desplazado hacia las perras en celo. De cualquier forma, los de Zahara de los Atunes pueden seguir conservando
su tradición, que merece ser cierta por bonita, aunque sepamos que la cosa
viene de más atrás y que el arroyo Cachón
tiene, posiblemente, poco que ver en el asunto.
Y como ya van entrando, parece que
ahora sí, los calores, Zalabardo y yo nos tomamos unas vacaciones y cerramos
temporalmente esta Agenda. Buen verano a todos.
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