Dibujo de Miranda para Los españoles pintados por sí mismos |
¿Es cierto que París bien vale una misa?
La frase, le aclaro a Zalabardo, es muy posible que sea apócrifa, pues no hay
ninguna constatación histórica de su certeza, y se atribuye a Enrique IV de Francia que decidió
renunciar a su fe de hugonote para abrazar el catolicismo con tal de ser rey, a
finales del siglo XVI, con lo que se
convirtió en el primer Borbón que
ocupaba el trono galo. Cierta o no la frase, define bien el carácter veleidoso
de este Enrique, de quien se conocen
varios cambios entre protestantismo y catolicismo a lo largo de su vida. Y ha
quedado acuñada para señalar la falta de escrúpulos de quien renuncia incluso a
los principios que debieran ser más firmes si con ello espera conseguir algo
que desea. De nuestro Felipe II se
cuenta otra frase, también probablemente falsa, que refleja precisamente todo
lo contrario: Prefiero perder mis estados antes que reinar sobre herejes.
Pero a Zalabardo y a mí no nos
interesan los reyes ni la falta de escrúpulos en el terreno de la política que
aún persiste en nuestro tiempo aunque hoy, más que asistir o no a misa,
el personal se limita a cambiar de chaqueta, costumbre que,
según parece, inició otro gobernante igualmente veleidoso, Carlos Manuel I, duque de Saboya, que se aliaba con españoles o
franceses según soplasen los vientos.
Goya: Misa de parida. |
Por otro lado están las que vienen
marcadas por un horario u otro motivo; y tenemos la misa de alba o de
cazadores, la misa de gallo, la de
cuerpo presente, o de difunto, las misas gregorianas, la misa
votiva, o la misa de campaña. Sin que olvidemos
la misa
nueva, la misa en seco o la misa
de parida o de purificación, que nos sirve, esta
última, para comprobar el pensamiento de la Iglesia, durante muchos años, sobre la mujer. Y, porque habríamos
de entrar en un campo muy diferente, dejo fuera las misas negras.
También aprovecho para hacer ver a
Zalabardo que, extrañamente, dado el sentido de este acto litúrgico, haya menos
dichos que enaltezcan la misa que lo contrario. Por ejemplo, ir
una cosa a misa es que debe ser tenida por indiscutible, o el refrán oír
misa y dar cebada no estorban la jornada entrarían en el primer grupo.
Pero, frente a estas expresiones, tenemos allá te lo dirán en misas, con la
avisamos a alguien de que sus malos hechos en esta vida recibirán su castigo en
la otra; o ya puedes decir misa, que empleamos para manifestar nuestro
desinterés por algo o para desestimar lo que alguien diga o haga; desconfianza
demuestra la expresión a ver en qué pararán estas misas,
cuando creemos que de un acto podrían derivarse perjuicios; también desconfianza
creo percibir en este otro refrán: no entra a misa la campana y a todos llama,
con el que se nos avisa contra quienes aconsejan algo que ellos no hacen.
Misa pontificial |
Y llegamos, alguna vez tendría que
ser, a lo que me pedía Zalabardo: no saber de la misa la media (o la
mitad). He buscado por bastantes sitios y no encuentro el origen claro
de la expresión ni la época en que se impuso. Sí parecen coincidir todos los
comentaristas, más o menos, en lo que el DLE dice: ignorar algo o no poder dar razón de ello. Una explicación que
parece lógica es la siguiente. Durante siglos, toda la liturgia católica
empleaba la lengua latina. También durante siglos, muchos sacerdotes tenían una
preparación bastante deficiente y muy poco conocimiento del latín. Por ese motivo,
sabían la misa de memoria, de forma que la celebraban sin entender lo que
decían o bastaba cualquier interrupción, una mínima distracción, para que
perdiesen el hilo de lo que iban diciendo y no fuesen capaces de continuar.
Algunos dicen que esto explica también que a los clérigos ignorantes se los
llamase de misa y olla porque solo sabían decir misa, mal, y comer. Por
extensión, se llama clérigo de misa y olla a cualquier ignorante presumido y se
afirma de él que no sabe de la misa la media.
Por si le interesa más información,
le aconsejo a Zalabardo la lectura de un breve cuadro costumbrista escrito por Fermín Caballero hacia 1843 sobre este
asunto, El clérigo de misa y olla, que apareció publicado en Los
españoles pintados por sí mismos. Entenderemos perfectamente la
expresión y conoceremos qué son muchas de las misas citadas.
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