Plano de la isla del Purgatorio de san Patricio |
Un día, sin
saber bien cómo, digamos que casi sin querer, me encontré ante un poema de un
autor jerezano, Germán Terrón Fuentes, de quien no conocía, y sigo sin conocer,
nada más que ese poema. Se titula Quisiera ser un sueño y comienza
así:
Hay
días que es mejor no leer los diarios,
ni
abrir las ventanas,
sino
volver a meterte en la cama…
No recuerdo
más. Si lo buscara en internet, estoy seguro de que lo encontraría, pero
tampoco vale la pena; me vale con esto. Comentamos Zalabardo y yo que tiene
razón este poeta, que también nosotros tenemos días en los que sentimos desgana
de leer diarios o abrir ventanas, y preferimos quedarnos en la cama leyendo un
libro o escuchando música. Ahora, al escribir esto, recuerdo que algo así decía
el poema: mejor quedarse leyendo un libro o escuchando una canción. También
decía, de ahí el título, que deseaba ser un sueño, no la realidad que nos
envuelve.
Muchos
desearíamos hoy no ser ese sueño, mal sueño, que nos inquieta. Desearíamos no
leer los diarios para no toparnos que esa pesadilla que se está viviendo en
Cataluña, en España, de la que no sabemos cómo ni cuándo despertaremos. Lo peor
es que esa situación es un mal sueño inducido, jaleado por muchos
irresponsables que, eso sí, cuando llegue el momento de la verdad y de pedir
cuentas, se lavarán hipócritamente las manos. Pero esto no es una columna de
información política ni de sucesos. Solo que cuesta ver las penalidades y
dificultades que muchos están pasando, y que de rebote nos afectan a los demás,
y quedarse cruzados de brazos
Aunque sean
otros los motivos, le digo a Zalabardo que también yo tengo días en que lo paso
mal porque no sé cómo ocupar esta página de su Agenda, qué tema
tratar, pues ya se van acercando a los 900 los apuntes recogidos y temo
repetirme. Zalabardo, de cuya desinteresada compañía gozo, me sugiere que
podría hablar de eso, de las maneras de decir que se está pasando un mal
momento, más o menos prolongado. Cuando le digo que creo haber hablado ya de
eso, que una vez me detuve en contar lo que es pasarlas moradas,
o que me parece demasiado obvio para insistir en ello lo de sufrir un
quinario, sufrir un calvario o pasar las de Caín,
mi amigo me responde: ¿Pero has hablado alguna vez de pasarlas canutas
o de sufrir el purgatorio de san Patricio?
'Canuta' y Cartilla militar |
Y la verdad es
que no, que no creo haber dicho nunca nada de esa curiosidad que supone que,
para expresar exactamente la misma idea, se utilice una frase que proviene del
lenguaje cuartelero y otra que proviene del religioso. Comencemos por esta
última.
Pasar las
penas de san Patricio, o sufrir el purgatorio de san Patricio,
se dice para referirse a quien padece penas y aflicciones difíciles de
soportar. Su origen hay que buscarlo en relato legendario que, al parecer se
empezó a difundir en el siglo XIII. Cuenta la leyenda que el papa Celestino
ordenó a quien después sería san Patricio la tarea de evangelizar las
tierras de Irlanda. San Patricio se sometió a toda clase de penitencias
como modo de preparación para aquella tarea; pero al iniciar su labor
evangelizadora amenazando con las penas del infierno a quien no acogiese sus
palabras, se encontró con que nadie creía lo que decía y le exigieron una
prueba palpable e indiscutible de sus argumentaciones.
Patricio
rogó a Dios que hiciera el milagro que se le pedía. Dios lo condujo
entonces a una pequeña isla situada en mitad de un lago y le indicó un lugar en
que había una cueva en la que, si se entraba, se podían conocer todas las penas
del purgatorio. Quien entrase en ella con fe, saldría limpio de sus pecados;
quien lo hiciera con desconfianza, moriría en su interior. Fueron tales los
castigos que allí podían presenciarse que, desde ese momento, la evangelización
de Irlanda fue rápida. Lo que no queda claro es si el dicho se refiere a las
penalidades de su penitencia o a los castigos que veían los que se asomaban a
la cueva.
¿Y pasarlas
canutas? Es verdad, le digo a Zalabardo que en muchos lugares se
encuentra expuesto el significado de la expresión, ‘encontrarse en situación
apurada y adversa’, aunque en pocas se da cuenta del origen. En el Vocabulario
andaluz, de Antonio Alcalá Venceslada encuentro coger el
canuto, ‘obtener la licencia militar absoluta’. Y en un blog de Alfred
López leo que canuta se llamaba en tiempos antiguos al
documento en que se comunicaba a un soldado de reemplazo el fin de su relación
con el ejército. Eso sería, le digo a Zalabardo, antes de que existiesen las
cartillas militares. Este documento, licencia, se entregaba
enrollado y metido en un cilindro, canuto, por lo que se le
comenzó a llamar canuta.
Caín (fragmento) de Doré. |
Zalabardo me
dice que yo lo he dado por sabido, pero que él no sabe cómo las pasó Caín.
Le pido que mire el Génesis, capítulo 4, versículo 12, para que
lea lo que dijo Dios a Caín después de haber matado este a su
hermano: Cuando la labres, [la tierra] te negará sus frutos, y andarás por
ella furtivo y errante. Vamos, algo parecido a lo que merecen quienes ahora
nos lo están haciendo pasar tan mal a tantos.
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