Viñeta de la revista El Jueves |
Acabé el año
hablando del “tirón de orejas” que el Consejo de Europa dio a España por
su descuido en el cumplimiento de lo dispuesto por la Carta Europea de
las Lenguas Minoritarias o Regionales. Tal vez algún lector, le digo a
Zalabardo, pudo pensar que había exageración en mis palabras y no se crea que
el gallego, por ahí se dirigían los tiros de la amonestación a España, corra
ningún tipo de riesgo.
Pero las
lenguas, es una afirmación que he repetido innumerables veces, se comportan
como organismos vivos y, como tales, sujetas a ese proceso cuyas tres
principales etapas son nacimiento, desarrollo y muerte. El desarrollo puede
durar muchos años, muchos siglos incluso, pero la muerte siempre estará ahí
acechando. Veamos si no: lenguas tan prestigiosas como el latín, el griego
clásico, el sánscrito, el chino clásico, son hoy lenguas muertas, cadáveres
gloriosos a los que recurrimos, pero no son el instrumento de comunicación de
ningún país.
Pero, y esta es
una pregunta interesante, ¿por qué mueren las lenguas? Sin ahondar en
demasiadas cuestiones, digamos que hay dos tipos principales de causas. Una es
la de la sustitución por otra lengua. Esta
sustitución viene explicada por razones violentas (epidemias,
guerras, genocidios que hacen que una lengua desaparezca con el grupo que la
hablaba o que su uso sea prohibido), por razones de prestigio (se
considera que otra lengua reúne más requisitos para ser adoptada en perjuicio
de la materna) o razones socioeconómicas (el nivel de desarrollo
tecnológico de otro país crea la necesidad de aprender su lengua). Otra causa
es la evolución que un idioma padece; el latín, por ejemplo, se
extendió con fuerza, pero los pueblos que lo aprendieron comenzaron a
introducir modificaciones fonéticas, léxica y gramaticales que la hicieron
descomponerse en multitud de lenguas distintas.
Así pues, las
tres señales que nos indican que una lengua está en trance de desaparición son:
la falta de función que hace que los hablantes consideren más
útiles para su comunicación otras lenguas; la falta de prestigio,
que afecta especialmente a los más jóvenes y que los lleva a optar por una
lengua diferente; y la falta de competencia, que lleva a los
“semihablantes”, desconocedores del sistema, a simplificar y modificar la
gramática de su lengua de origen.
Lenguas de América del Norte antes de la conquista |
Se dice que una
lengua se enfrenta a un riesgo grave de desaparición los abuelos
y las generaciones anteriores la hablan entre ellos, pero la omiten ante los
niños. Y se considera que el estado es ya crítico cuando los
hablantes más jóvenes son abuelos y personas mayores y la usan de forma
esporádica.
Un estudio de National
Geographic sostiene que cada dos semanas muere una lengua y que de las aproximadamente
7000 que hay ahora, es probable que, para finales de siglo haya desaparecido la
mitad, si atendemos a las causas antes expuestas.
Pero lo que
quizá descuidemos, le digo a Zalabardo, es que hay otra causa de muerte tan
dañina o más que las ya citadas, la digital. Leo en un informe de
BBC Mundo que las lenguas más utilizadas en Internet son: inglés, chino,
español, árabe, portugués, japonés y ruso. Y, en ese análisis, se recoge que se
hallan en riesgo de extinción digital el croata, el gaélico, el letón, el
maltés y otras más, que prácticamente no tienen cabida en el mundo digital.
Acerca de este
último caso, es peculiar la situación del islandés. Islandia es un país que
recibe al año cinco veces más turistas que habitantes tiene, que son solo unos
350000. Eso ya hace que, aparte de cuestiones puramente económicas, estos
habitantes se inclinen por el empleo de la lengua inglesa en lugar de la
oficial del país. Incluso se tiende al desdoblamiento lingüístico de las
señales. Pero es que a esto hay que sumar otro dato: el islandés es una lengua
de una complejidad morfológica grande, en verbos, en tipos de sustantivos y
adjetivos, etc. Pero hay más: esta lengua no tiene versión válida para Whatsapp
ni para Instagram y ni Siri ni Alexa,
los asistentes virtuales de los principales sistemas operativos actuales, lo
reconocen.
Señal de tráfico en islandés e inglés |
Llama la
atención que Fraga Iribarne, procedente del más acendrado franquismo,
luchase por revitalizar el gallego durante sus años como Presidente de la Xunta.
En cambio, el Presidente actual, Núñez Feijóo ha abandonado ese camino y
ha suprimido la prioridad del gallego en las aulas. Todo ello deriva en esa
situación que denuncia no solo el Consejo de Europa, sino la propia Real
Academia Galega y muchos enseñantes. No es ya que se haya retirado el
gallego de las aulas, es que cuando los niños salen de los colegios, usan solo
el español, porque es la lengua que oyen hablar a sus padres. Eso,
principalmente, es lo que explica que si hace unos años el número de niños que
no hablaban gallego suponía un 29%, en poco tiempo el número se haya elevado
hasta un 44%. No sé quién ha dicho que dejar descomponerse el gallego sería
como derribar la Catedral de Santiago.
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