Yggdrassil, fresno de la vida |
Cuando decimos
que algo pende de un hilo, creo que todos tenemos claro lo que
queremos dar a entender. El DLE dice que pender de un hilo
es ‘estar en riesgo o amenaza de ruina de algo’ o que con ello ‘indicamos temor
de un suceso desgraciado’. Muy semejante es colgar de un hilo,
‘estar con sobresalto, duda o temor, esperando el fin de un suceso’. Ya es menos
frecuente oír estar cosido con hilo blanco, ‘no conformarse con
otra cosa’ o ser de hilo negro, ‘avaro, mezquino, miserable’.
Y pienso, le
digo a Zalabardo, que es bastante probable que muchos conozcan el origen mitológico
de la expresión, pese a que hoy se atienda a otras mitologías más que a las
clásicas. ¿Quién no ha oído hablar de las Parcas? Incluso Serrat,
en la inolvidable Mediterráneo, habla del día en que venga a buscarlo
la Parca. Para los romanos, las Parcas eran divinidades
identificadas con el Destino. Eran tres hermanas (Nona,
Decima y Morta) que limitan a su antojo la vida de
los hombres y, la última, quien decide nuestra muerte. A las Parcas
romanas se le atribuyeron las mismas cualidades que a las Moiras
griegas, personificación del destino de cada cual, de la suerte que ha de
corresponderle a cada uno en el mundo. Parcas o Moiras
(los griegos las llamaban Cloto, Láquesis y Átropo),
son tres hermanas, hilanderas que manejan el hilo de la vida de los humanos,
determinando su duración desde el nacimiento hasta la muerte. La primera, la
más joven, maneja una rueca con la que va hilando hilos de variados colores y
calidad; según la calidad o color, así será la vida de cada ser, o feliz o
desgraciada. La segunda va enrollando en su huso los hilos que le presenta su
hermana; cada hilo es una vida y, en su composición, siempre hay una estambre
negra, que es la de la muerte. Cuando la tercera, la de más edad, corta con sus
afiladas tijeras este hilo, cesa la vida de quien pende de él. En esta decisión
no tiene nada que ver la edad, estado o condición de los individuos, sino el
simple capricho de Morto, o Átropo, según miremos. Pierre
Grimal nos cuenta todo esto muy bien en su Diccionario de mitología
griega y romana. También J. Humbert en su Mitología griega
y romana.
Parcas o Moiras |
Cuentan los Eddas,
recopilaciones de poemas muy antiguos que recogen poemas de carácter mitológico
y heroico, que en la naturaleza existen seres que, sin pertenecer a la escala
de los dioses, tienen poder sobre el destino de hombres y dioses. En un lugar
desconocido, se eleva un gran fresno, Yggdrassil, que puede ser
considerado el árbol del mundo y de la vida, porque contiene en sí todas las
fuerzas del universo. Sus ramas sostienen el cielo y sus frutos son las
estrellas; lo sostienen y sustentan tres raíces. Una de ellas, la más grande e
importante, se hunde hasta el mundo subterráneo de los dioses, donde hay una
laguna, cuyas aguas alimentan las fuentes del conocimiento que vigila el
gigante Mimir. En ese submundo habitan las Nornas,
tres de las cuales (Urd, Verdandi y Skuld)
son las encargadas de proporcionar a Yggdrassil el agua y arcilla
del lago subterráneo para que se mantenga lozano.
Las Nornas |
Zalabardo me
dice que entiende muy bien lo de colgar o pender de un hilo,
porque nunca sabemos cuán largo será el de la vida de cada cosa o persona, ni
cuándo será cortado por las siniestras tijeras. Pero que ya no le queda tan
claro lo de estar cosido algo con hilo blanco o ser de hilo
negro. Le digo que es fácil entenderlo si pensamos en la variante que
las leyendas de Parcas, Moiras o Nornas
presentan sobre los hilos que las hermanas tejen. El hilo blanco es
el hilo de la vida feliz y próspera; el hilo negro, en cambio, es
el hilo de la muerte y de las cosas desagradables.
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