martes, agosto 01, 2017

VIAJE POR LA SIERRA DE FRANCIA. 2



La Alberca

Los pueblos y la gente
…El Cabaco, carboneros.   Para ladrones, la Nava.
El Maíllo no lo cuento,   tampoco la Casa Baja.
Donde se encierra la nieve   es en la Peña de Francia.
Monforte, los mortereros,   Mogarraz para la fanfarria…

Mogarraz
Miranda del Castañar
            Así canta parte de un romance popular que aún se oye en la Sierra de Francia. Cuando pregunto por qué llaman a Mogarraz pueblo de la fanfarria, Plácido (Pracidín, para sus vecinos), respondió con viveza: “Porque somos muy fanfarrones”. Peculiares son la gente de estos pueblos, como peculiar es su arquitectura.

La Alberca

           Las casas siguen un esquema rígido: planta baja, dos plantas más y un sobrado con balcón corrido. Los muros de la planta baja se hacen con sillares y granito; el resto suele presentar muros formados por gruesas vigas de madera geométricamente entramadas, tramones, que se rellenan de piedra y barro sin enlucir. En algunos casos, se usan gruesos adobes regulares. Tienen tejado y aleros voladizos y cada planta sobresale un poco sobre la inferior por lo que, aparte de robar luz a las calles, dan la impresión de que van a caer de un momento a otro.
            Pero, eso me dijeron, no siempre ha sido así y la casa serrana más típica presenta pareces enlucidas, predominando, junto al blanco, un ocre más o menos anaranjado o rojizo. Lamentablemente, son pueblos en los que muchas casas están cerradas o en ruinas. 

Sequeros
San Martín del Castañar

San Martín del Castañar
 
San Martín del Castañar
          
Pero sus habitantes se sienten orgullos de ser como son. No se consideran extremeños ni castellanos y se llaman a sí mismos serranos. Amables y acogedores, es fácil entablar conversación con ellos. Podría contar el caso de Magdalena, que nos hablaba de sus viajes a Barcelona, a Granada o a Sevilla, de donde recordaba haber visto la Giralda, la Torre del Oro, los Reales Alcázares y… El Corte Inglés. Una señora de La Alberca nos contaba divertida cómo su madre, o su suegra, de más de 90 años, cayó una vez por las complicadas escaleras de acceso a la casa y rodó hasta la casa de enfrente sin romperse ningún hueso, aunque, eso sí, quedó bastante “mallugada”.

Mujer de La Alberca
Magdalena
Luis Parras, Mogarraz
            El caso más divertido, el de Luis Parras, nacido en 1932. Sentados en un banco de piedra, resguardados del sol, nos decía que algunos de los retratados que nos miran desde las fachadas de las casas (ya hablaré de eso) eran de parientes suyos. Y de pronto, sin saber porqué, a su cabeza acudieron recuerdos de su niñez y de un maestro  gallego, don Licinio, que le pegaba mucho. “No crean que por travieso o mal estudiante”. Le preguntamos y nos aclaró la duda: “Es que yo era zurdo. Y cuando nos ponían a cantar el Cara al sol, había que levantar el brazo derecho. Pero como yo era zurdo, no me daba cuenta y levantaba el izquierdo. Entonces, don Licinio venía y me pegaba un tortazo”. Le dije: “Pues tenga cuidado, que mañana es 18 de julio”. Y nos echamos a reír.
            Sin embargo, a veces se los ve absortos, erráticos, con la mirada extraviada. La población decrece a pasos agigantados: los jóvenes se marchan y apenas se ven niños en sus calles.





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