martes, abril 12, 2011


CENSURA DEL ‘MASISMO’


Con el último apunte sobre el poema Espacio, de Juan Ramón, se agotan las entregas de El cuaderno escondido, de Zalabardo. Tened por seguro que lo he sondeado repetidas veces en busca de más material, de una continuación de poemas comentados, a su modo; pero él me jura y perjura que no hay más, que aquello fue producto de una debilidad momentánea, que no existen otros cuadernos escondidos ni nada que se le parezca. Y me aclara, además, que aquel cuaderno es algo que escapa por completo a sus ideas. Cuando le solicito que me aclare cuáles son estas ideas a las que alude, Zalabardo se lo piensa un poco y se dispone a saciar mi curiosidad.
Tú sabes, empieza diciéndome, que hay en el mundo una tendencia comparativista que lleva a enfrentar cosas, de la naturaleza que sean, con el único y exclusivo fin de determinar cuál de ellas es más: más alta, más larga, más ancha, más oída, más leída, cuál es la más entre sus iguales o semejantes, la mejor, la primera, la que está a la cabeza, etc. Da igual que sean edificios, libros, canciones, películas, puentes o recetas de cocina. ¿No hay un libro que se titula Las mil mejores poesías en lengua castellana? ¿Pero es que puede haber los mil mejores de algo?
Así, mi cuaderno pudiera dar a entender que recoge los considerados por mí los quince mejores poemas de nuestra literatura y no es así, ni mucho menos. Esos poemas tuvieron para mí un significado en su momento por muchísimas razones que no voy a enumerar; pero nada más.
Cuando se publican listas con los diez o los cien (o cuantos sean) mejores de algo, automáticamente las pongo en cuarentena. Me parecen tan poco fiables como los casos recogidos en el Libro de los récords Guinness. ¿Qué interés o qué valor tiene haber cultivado la más grande sandía obtenida nunca o haber escupido más lejos de nadie? Vivimos influidos por un masismo que no tiene parangón en ninguna otra cosa.
Lo interrumpo y le pregunto qué es eso de masismo, que de dónde se ha sacado el palabro.
Me da igual que lo llames palabro o lo que te dé la gana. Para mí, el masismo es la actitud de valorar aquello que poseemos no por lo que sea sino por cuanto sea. Nos interesa más la cantidad que la cualidad. Apreciamos cada cosa por lo que pueda tener que signifique rebaja o humillación del resto de elementos de su clase.
Trato de hacerlo caer en una trampa y le sugiero lo siguiente: Entonces, solo por poner un ejemplo, ¿tú no crees que el Quijote sea la mejor novela? Pero Zalabardo reacciona con rapidez y me responde: ¿Y por qué no Madame Bovary o Cien años de soledad? ¿O por qué esta última va a ser mejor que Pedro Páramo, pongo por caso? Cada obra de arte, pues no podemos negar que las cuatro novelas citadas lo sean, hablan de una manera a sus lectores en cada momento en que su lectura sea realizada. A veces, cada una habla del mismo modo a muchos y, otras veces, hablan de diferente manera. Podría decirte, aunque parezca que contradigo mi argumentación, que, para mí, cada una de esas cuatro novelas es la mejor a su manera. No sé, insisto, si el Quijote es la mejor; pero si sé que Madame Bovary no es peor. No sé si me explico.
Lo que importa, me continúa explicando, son otras cosas. Si el valor que concedamos depende de estos falsos más o menos, no valdría la pena apreciar nada. Y ahora soy yo quien te hace una pregunta para que veas la relatividad y poca entidad de estas cuestiones. ¿Qué calle de Málaga es la más larga?: la Avenida de Velázquez, la Avenida Ortega y Gasset o la Calle Navarro Ledesma? ¿A que es una estupidez lo que te propongo? ¿En qué puede esto alterar nuestra visión de la ciudad? Pues ahí te lo dejo.
Y, sin saber qué decirle, ahí lo dejo yo también.

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