Naipes sobre el Quijote (H. Fournier) |
Zalabardo y yo no acostumbramos a
jugar mucho. Si acaso, algo al parchís y al tute, siendo la modalidad que más
nos gusta de este la del llamado tute subastado. Y, cuando no le van bien las cosas,
mi amigo acostumbra a decir eso de paciencia y barajar.
Paciencia y barajar es una expresión antigua
que, según el diccionario, se utiliza para ‘animar a alguien o a uno mismo a
perseverar en un intento después de un fracaso’. Mas su origen es confuso, como
confuso es el origen del juego de naipes o de la palabra barajar.
Empecemos por naipe. O naipes,
que en principio era la forma más comúnmente utilizada. Su procedencia es, ya digo, incierta, aunque el DRAE la hace derivar del catalán naíp,
que a su vez la tomaría del árabe. Lo primero pudiera ser; lo segundo es negado
por bastantes que sostienen que es un juego que tuvo sus inicios en Europa. De
hecho, la primera vez que se menciona parece ser en el siglo xiv, en un texto en el que Alfonso xi
de Castilla lo prohíbe expresamente a los caballeros.
Covarrubias,
en su Tesoro de la lengua castellana (1611), da una explicación
curiosa. Dice de naipes: libro
desencuadernado en que se lee comúnmente en todos estados, que pudiera estar en
el catálogo de los reprobados. Dijéronse naipes
de la cifra primera que tuvieron, en la cual se encerraba el nombre del
inventor. Era una N y P y de allí pareció llamarlos naipes. Pero las dichas letras decían Nicolao Pepín.
Naipes R. Fábrica de Macharaviaya (Málaga), fin. s. XVIII |
Sin embargo, hay un libro
curiosísimo, anterior, de 1603, titulado El desengaño contra la ociosidad y los
juegos, escrito por Francisco
Luque Fajardo, clérigo de Sevilla, que nos orienta hacia otra dirección
(sobre el origen del juego, que no de la palabra). Hablando del juego entre los
romanos, afirma que entre ellos no se
conocía entonces el naipe dañoso
(ocupación de españoles holgazanes). Y añade que supuesto que son tan comunes los naipes,
es mucha oscuridad [su origen] pues
de ellos no he hallado [autor] moderno
que haga memoria.
Pese a tal aserto, a continuación
inicia una larga, erudita ¿y contradictoria? exposición de sus estudios sobre
el tema. Afirma, basándose en Herodoto,
que el juego de naipes, o de hojas, lo inventaron los lidos, así llamados por su provincia,
Lidia, región limítrofe con Anatolia. Y que los romanos lo llamaron ludus chartorum, cosa que explicaría la
sinonimia entre naipe y carta. De hecho, Nebrija recoge en su Diccionario
(1495) naipes como ludus chartorum. Sigue Luque Fajardo explicando que, en principio,
los egipcios hacían estas hojas (que no naipes) de papiro; que después se
hicieron de pergamino, como antes los babilonios las habían hecho de tablillas
de barro. Por fin, mantiene que Platón
atribuye su invención a Theuth, de donde, asegura, proviene
la palabra tahúr. Las dos afirmaciones deben ponerse en duda, pues en Platón se lee que el dios egipcio Theuth
inventó la escritura, el número, el cálculo, la geometría y la astronomía,
aparte de los juegos de damas y dados, aunque nada dice de los naipes,
y tahúr
palabra de la que Corominas dice
tener un origen incierto y el DRAE le asigna una procedencia
armenia.
Aun con esas prevenciones y ese
galimatías, los capítulos seis y siete de este libro son una delicia, pues,
para acabar, atribuye su introducción en nuestro país, del juego de naipes, a
un tal Vilhan, del que dice ser
francés y un pobre hombre que lo perdió todo en el juego.
Y en Luque Fajardo es en quien primero hallo la frase con que titulo el
apunte, pues, después de contar la historia de Vilhan, mantiene que los jugadores cuando más alcanzados de sufrimiento a causa de las pérdidas, dicen paciencia y barajar.
Naipes sobre obras de Shakespeare. Museo Peterhof |
¿Y qué pasa con baraja? También es de
origen incierto. El DRAE dice que pudiera venir del portugués y Covarrubias opta por defender su origen
hebreo. Y así dice que, en principio, la palabra significaba ‘pendencia’,
‘confusión’, ‘mezcla’ y barajar, ‘reñir’. En su favor aporta
dos refranes: Cuando uno no quiere, dos no barajan y A cuentas viejas, barajas nuevas.
Y sigue: Los que juegan a los naipes
llaman baraja al número de ellos con
que juegan por ser ocasión de contender unos contra otros, y al revolver unos naipes con otros llaman barajar.
Como último dato (“¡No vayas a
parecerte a Luque Fajardo!”, me dice
Zalabardo), el Diccionario de autoridades, de 1770, recoge que baraja
significa 1. ‘conjunto de cartas’ y 2. ant. ‘riña, contienda, reyerta’. Todavía
hoy, el DRAE, en su acepción número 13 (¿no podía ser otra?) dice que barajar
es ‘reñir, contender o altercar con otros’.
Y tras esto, nos disponemos a
jugarnos una cerveza, con su tapa correspondiente, a la carta mayor.
1 comentario:
Baraja creo que podria venir del arabe Baraka"suerte"
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