No es la primera vez que intento explicar aquí que muchas expresiones coloquiales en las que interviene un nombre propio están inspiradas en personajes reales. Tal ocurre con Eso, a Rita la cantaora o Eso se lo pides a Rita la cantaora. Pero, ¿quién fue esta Rita? Rita Giménez García fue una cantaora y bailaora jerezana (1859-1937) que se hizo famosa en los cafés cantantes de la época. Llegó a actuar junto a Juan Breva y a La Macarrona. ¿De dónde surgió el dicho? Lo que nació como negativa rotunda e incluso como reacción violenta ante un insulto (Eso se lo vas a decir a Rita la cantaora) parece tener fácil explicación: Esta Rita, se cuenta, no tenía inconveniente en acceder, durante sus actuaciones, a las peticiones del público. En cambio, otras artistas, que envidiaban su éxito, eran menos receptivas y respondían al público cuando solicitaba una actuación extra: Eso, a Rita la cantaora.
Pero resulta que Zalabardo, que ha
leído esta explicación, me pide que hable de otra Rita, también bailaora, también actriz de cafés cantantes,
malagueña, cuya historia, dice él, si fuésemos americanos, ya la habríamos
convertido en película.
Rita
Ortega Feria, apodada la Rubia por el color de su pelo,
procedía de una ilustre estirpe gitana. Era hija de Gordo Viejo y hermana de Gabriela Ortega Feria, la señá
Gabriela. Nació en Alozaina, aunque se desconoce el año. Gabriela, la hermana mayor, nació en
Cádiz en 1862, fue famosa bailaora con solo 14 años y casó, aún siendo menor,
con el torero Fernando Gómez García,
el Gallo.
De los siete hijos de Gabriela (una niña falleció pronto),
los tres varones fueron toreros (dos de ellos muy famosos: Rafael el Gallo, el divino
calvo, y Joselito el Gallo) y las tres hembras casaron con toreros. Se
cuenta de Gabriela que, estando
embarazada, participó en un reto de baile contra La Mejorana, lo que le
provocó un aborto. El maestro Ochaíta
escribió unas bellísimas Baladillas de la señá Gabriela, que
recitó por medio mundo su nieta Gabriela
Ortega Gómez, también artista, que hubo de padecer exilio por el “grave
pecado” de incluir en su repertorio poemas de, entre otros, Lorca y Alberti.
Pero vamos con su hermana Rita. Fue artista tan legendaria como
su hermana. Su fama se cimentó en Málaga, donde fue la estrella indiscutible
del Café
de Chinitas. Allí la conoció un empresario, carnicero y gitano que tenía su establecimiento en el mercado, llamado
José Monje (el mismo apellido que Camarón)
y conocido como Paco el Guarriro, quien se enamoró de ella. También la suya fue
una bella historia de amor. Vivían, lo leo en Las calles de Málaga, de Rafael Bejarano, en la calle San Juan,
en un callejón junto a la iglesia, y dicen las lenguas que, cuando salían de su
casa para dirigirse a presenciar una corrida de toros, hombres y mujeres se
agolpaban a su alrededor, subyugados por la gracia y elegancia con que ella lucía
el mantón.
Pero un día, Rita participó en un reto de baile contra La Mejorana, la rival de
su hermana. Rita, dicen, bailó como
nunca y venció a su rival, honrando así el nombre de Gabriela. Pero fue tal el frenesí de su danza que, al final, cayó
desmayada. Pocos días después, Rita
murió. Paco, el Guarriro, prometió no asistir nunca más a los toros,
aunque conservó hasta su muerte la reserva del palco que ocupaban en la plaza.
Los días que había corrida, los asientos de Rita y Paco se cubrían
con un mantón negro de seda en señal de luto. El matrimonio no tuvo
descendencia.
Miguel
de Molina, otro malagueño, que también tuvo que exiliarse tras habérsele
aplicado la ley de vagos y maleantes por el no menos “grave pecado” de ser homosexual,
la inmortalizó en la copla Mi Rita bonita. La leyenda pretende
que la letra estuviese inspirada en las doloridas quejas de su Paco el día del entierro. Sin embargo,
la verdad impone, según creo, que es producto de la conjunción de tres grandes
poetas de la copla: los maestros Carlos
Castellanos, Juan Solano y Armando Oliveros, aunque con algunas licencias. Podéis ver el vídeo en la siguiente dirección: http://youtu.be/7MOsgzOSkjM
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