La tesis de Zalabardo es que no hay que hacer desplazamientos largos para encontrar lo que se tiene junto a la casa. Participo de su tesis y le digo: "¿Por qué ir de Santurce a Bilbao por la orilla pregonando sardinas si se puede andar de Sayalonga a Corumbela por los montes oliendo a níspero y aguacate?". "¡Exacto!", me responde.Y eso hicimos el pasado viernes 10 de enero, ayer. Bajamos de Sayalonga hasta el río Cájula (que otros llaman Sayalonga) para luego subir hasta la pedanía de Corumbela. En total, ida y vuelta, unos 13 kilómetros. Dicen las guías que se puede hacer en tres o cuatro horas. Nosotros, le digo a Zalabardo, invertimos cinco, lo que no está mal para nuestra edad. Comento a Zalabardo que limitarse a decir que la Axarquía (cuyo nombre
significa región oriental, según creo) es una zona bellísima para andar es no
decir nada si uno no se propone adentrarse por su laberinto de caminos y subir
y bajar montes por un, aparente, redondeado terreno, pero traicionero rompepiernas
en el que, de improviso, se topa uno con empinadas cuestas de duro desnivel y pendientes que martirizan las rodillas. Pero vale la pena, aunque,
más que contar, quiero que veáis imágenes del recorrido. Seguro que superarán las
palabras que pueda utilizar, aunque mi cámara, en consonancia con la edad, carezca de la calidad deseada.
Se puede empezar visitando el
cementerio redondo de Sayalonga (algunos dicen que octogonal y único de esta clase en España) y tratar de descifrar la leyenda que lo emparenta con la
masonería.
Desde el Mirador de los Morales se
puede contemplar esta vista de la Axarquía occidental. Detrás de aquellos cerros
y nubes está Vélez-Málaga.
Antes de empezar a andar, no
olvidemos hacer una visita al callejón de la Alcuza, con sus 56 centímetros de
anchura en uno de sus extremos.
Ya iniciado el sendero, una vez que se llega al fondo del
valle, junto al río, se levanta el complejo rural El Molino, bello paraje para unos días de descanso.
Hemos llegado. Lo primero que quiero
hacer es una foto del alminar de su iglesia. Es, quizá, el mejor conservado de
la llamada ruta mudéjar (Árchez, Daimalos, Corumbela, Sedella, Arenas,
Canillas, Salares…).
Hay que reponer fuerzas. En el
mirador que hay ante la Tenencia de Alcaldía, nos sentamos a comer un buen
bocadillo.
Una vista de la Axarquía oriental. A
lo lejos, Cómpeta (derecha) y Canillas de Albaida (izquierda). Tras esa loma de
la izquierda, un poco más abajo que Canillas, se nos oculta Árchez.
Y desde el mirador, a lo lejos,
Sayalonga y el pico de la Rábita. De allí venimos y allí hemos de volver.
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