sábado, febrero 02, 2019

QUE VUELVAN LAS HUMANIDADES, POR FAVOR



           Con ocasión de las recientes elecciones andaluzas, me coincidieron, le digo a Zalabardo, dos hechos que no puedo dejar de relacionar. Que una de las primeras imágenes difundidas fuese la sustitución del rótulo Presidenta de la Junta por el de Presidente de la Junta. Lógico si pensamos que Susana Díaz debe dejar el cargo y la sustituye Juanma Moreno. Y que el mismo día, ¿cuestión de azar?, me llegara por whatsapp un “reenviado” que pensaba ya olvidado: el de la polémica sobre si presidenta es o no una forma correcta en español. Polémica que se sustenta, en mi opinión, sobre el lamentable estado de las humanidades en nuestro sistema educativo, causante de muchas de las barbaridades que oímos, leemos y decimos.
            He recordado que ya en tercero y cuarto de bachillerato (hablo de los años 1958 a 1960) mis manuales de lengua latina dejaban bien claro que el verbo sum, antecedente de nuestro verbo ser, carece de supino, gerundio y participio de presente o activo. También decían esos mismos libros que el participio latino tenía más usos, y a la vez diferentes, que los españoles.
            Me pregunta Zalabardo qué tiene que ver el participio con las elecciones a la Junta de Andalucía. Aquí entra, le digo, lo del whatsapp. Hace ya tiempo que, por diferentes conductos, había conocido ese texto. Me extraña que una de las fuentes no anónimas sea el blog personal de una novelista que, si no estoy errado, es mejicana: Ángeles Mastretta. Se supone, de aquí mi extrañeza, que una escritora debe poseer un dominio fluido de la lengua que utiliza. Al parecer, no es así.
            Ese escrito al que aludo, en el que se defiende que presidenta es una forma incorrecta y lo que vale es decir presidente, palabra invariable en cuanto a su género, se basa en tres argumentos iniciales que suponen un completo desconocimiento de nuestra gramática: 1. En español existen los participios activos. Falso; la Nueva Gramática de la Lengua Española dice bien claro (27.8d, pág. 2086) que no existen en español actual participios de presente, que eran abundantes en el español antiguo. 2. ¿Cuál es el participio activo de ser?: ente. También falso. Ya he dicho que sum carecía de ese participio y, aunque el latín tardío emplease una forma ens, entis, el actual participio de ser sería, basta consultar el DLE, un más que anticuado eseyente. Y 3. De ente, ‘el que es’, se derivan todas las formas españolas acabadas en -ente, que son invariables en cuanto al género. Vaya por Dios, también falso, porque tanto ente como cualquier otra palabra española terminada en -ente no proceden de ens, entis, sino de la terminación del genitivo -ntis, propia de una de las clases de adjetivos que seguían la tercera declinación.

            Vuelvo a mis viejos libros de latín. En ellos aprendí que de los adjetivos de una sola terminación había dos tipos: uno, los terminados en -ns, con genitivo en -ntis (prudens, prudentis / ingens, ingentis); y otro, los acabados en -x, con genitivo en -cis (felix, felicis). Si pensamos solo en los primeros, hay que decir que -is es el sufijo propio del genitivo y que -nt- es un interfijo, una clase especial de sufijos, que aparece en ciertos casos (por ejemplo, en español, la -l-, la -t- o la -c- que aparecen en el diminutivo de café son interfijos: cafe-l-ito, cafe-t-ito, cafe-c-ito). Y concluían esos libros diciendo que ese es el modelo que seguían los participios de presente: amans, amantis; monens, monentis, etc. Por tanto, la terminación -ente española no es sino el sufijo -nte, que puede tomar diferentes formas: -ante, -ente, -iente
            Ya hemos dicho, aunque no esté de más repetirlo, que en español no hay participios activos o de presente. La realidad es que los participios latinos, de presente o de pretérito, aun siendo formas de origen verbal, en español han pasado a construir sustantivos o adjetivos más que formas propiamente verbales. ¿Quién piensa hoy que cantante, ayudante, intrigante, etc., sean verbos?
            ¿Y qué pasa con presidente/presidenta?, insiste Zalabardo; ¿las palabras terminadas en -ente no son de un solo género? Dos observaciones: la primera, que no todas las palabras que significan ‘el que…’ acaban en -ente. Por ejemplo, de lucha es luchador; de trabajo, trabajador; de invento, inventor, etc.; y la segunda, que aunque sea verdad que la mayoría de estas palabras tengan idéntica terminación para femenino y masculino (cantante, escribiente, oyente…), ya la NGLE nos dice (6.10a, pág. 478) que se exceptúan cliente/clienta, comediante/comedianta, dependiente/dependienta, presidente/presidenta, figurante/figurantainfante/infanta, intendente/intendenta, sirviente/sirvienta y otros. Y esto no es ninguna novedad de nuestros días; presidenta, por ejemplo, aparece en numerosos textos antiguos. El más viejo de que tengo noticia es el anónimo Libro de las donas, de 1448, donde leemos: E commo después de la vesitaçión él fallase & fuese informado que la dicha rreligiosa era muy vana & seglar, & enamoradiza de seglares & toda rrepugnante a su presidenta

           Termino con un argumento que debiera ser definitivo. Lo tomo de la web de Fundéu en una explicación de este tema: Nada en la morfología histórica de nuestra lengua, ni en la de las lenguas de las que la nuestra procede, impide que las palabras que se forman con este componente (-nte) tengan una forma para el género femenino. Las lenguas evolucionan y en esa evolución se transforman. Estos cambios se deben a muchas causas: algunas son causas internas (evoluciones fonéticas, por ejemplo); otras son externas (el contacto con otras lenguas o el cambio en las sociedades que las hablan). Para que una lengua tenga voces como presidenta, solo hacen falta dos cosas: que haya mujeres que presidan y que haya hablantes que quieran explícitamente expresar que las mujeres presiden.
            Por todo lo anterior, pido a nuestros gobernantes que, cuando hablen de cuestiones relacionadas con la educación, no discutan solo si religión sí o no, si centros concertados sí o no, si coeducación o grupos segregados por sexos… Que piensen, por favor, en el valor de las humanidades para la formación de las personas. Y las repongan cuanto antes. Por lo menos, podríamos evitar discusiones tan poco edificantes como esta.


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