Nuestra lengua, como sabemos, es de raíz latina; pero si seguimos ahondando llegamos hasta una base más antigua, la indoeuropea. En esa lengua indoeuropea hay una raíz gen- que significa 'dar a luz, parir'. De ese primitivo significado se han ido derivando otros que, ahora, son los que nos interesan. Por ejemplo, de ella se deriva el griego génos, 'raza, origen, nacimiento', de donde vienen los términos genética, autógeno, eugenesia, fotogenia, genealogía, patógeno, etc.
Si nos vamos al latín, nos encontramos varias ramas surgidas de la indoeuropea que comentamos. Por un lado está genus, 'linaje, origen' que es la raíz de donde nacen nuestros género, generación, congénere, engendrar, degenerar, etc. Por otro, está la raíz latina gens, 'raza, clan, el pueblo de un país, comarca o ciudad', de la que se derivan gente, gentil, gentilhombre o gentilicio.
Y ya llegamos al tema de hoy, el de los gentilicios. Los gentilicios son aquellos adjetivos que nos indican lo que pertenece a un pueblo o lugar o está relacionado con él. Así, español, francés, etc., son gentilicios. Pero resulta que los gentilicios, como sucede con muchas otras, son palabras caprichosas. Por ejemplo, hay lugares que no disponen sino de un único gentilicio, lo que vemos en riojano, valenciano o bilbaíno. En cambio, hay otros lugares que abusan porque a los procedentes de allí se les puede llamar de muy diversas maneras; así, los de Cádiz disponen de los siguientes: cadicense, cadiceño, caditano, gaditano, gaderita y gadeiritano, del mismo modo que los de Guadalajara disponen de caracense, carriacense, arriacense, guadalajareño y, aunque este no en exclusividad, alcarreño.
Y capricho es también que, pudiendo formar el gentilicio sobre el nombre actual (De Ciudad Real, ciudadrealeño), algunos lugares lo forman a partir del nombre primitivo, con lo que nos encontramos ante unos gentilicios al menos extraños. De ellos, podemos citar los siguientes casos: arundense, de Arunda (Ronda); aurgitano, de Aurgi (Jaén); egarense, de Egara (Tarrasa); iliberitano, de Ilíberis (Granada); suburense, de Subur (Sitges); o urgabonense, de Urgabona (Arjona). Se cuenta una anécdota de aquel ministro de Franco, José Solís, que habiendo afirmado una vez que hacía falta más deporte y menos latín, alguien le respondió que, gracias al latín, los de su pueblo (Cabra) se llaman egabrenses y no cabrones.
Claro que me dice Zalabardo que hay otro tipo de gentilicios, a los que podríamos llamar xenófobos, que son utilizados por unos hablantes para referirse a los habitantes de los lugares vecinos con intención despectiva. Estos son de otra catadura y, posiblemente, habría que deshacerse de ellos. Por ejemplo, los de los pueblos vecinos nos llaman a los de mi pueblo alcaudones, mientras que nosotros llamamos a los de Aguadulce panciverdes. A los de Sevilla hay quien los llama cerdillanos y los catalanes llaman a los inmigrantes no integrados del todo charnegos. Los chilenos nos llaman a los españoles coños. Otros así curiosos son los de moginos, a los de Alcaracejos (Córdoba), pajareros a los de Dosbarrios (Toledo), agachaos a los de Los Santos o galapagueros a los de Villagonzalo (ambos de Badajoz).
Veréis que esto es el cuento de nunca acabar y si alguien tiene curiosidad por conocer el gentilicio de su pueblo, caso de desconocerlo, por internet circulan muchas listas en las que informarse.
1 comentario:
Se supone que si durante los ultimos dias no ha habido nuevos capitulos de la agenda es que pasara algo ajeno a la voluntad del escritor. Y digo esto por la constancia a la que nos tiene acostumbrados. Bueno, seguiremos con la misma ilusion de siempre esperando que vuelvan a aparecer esos capitulos.
Asi que saludos de Andres el Viejo de la Colina.
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