Ese es el aviso que, en aquellos años heroicos de la televisión, aparecía en las pantallas cada vez que se producía una avería. Ahora el averiado soy yo. O, por mejor decir, mi hombro. Una tendinitis aguda me ha tenido unos días imposibilitado. Aún tengo prohibido conducir y manejar el ordenador y todavía soy incapaz de escribir en la pizarra. Estas son las primeras líneas que escribo y debo decir que el hombro duele. Y como Zalabardo es un inútil ante el teclado, aunque la agenda sea suya, estamos condemados a un tiempo de silencio.
De todas formas, en cuanto he podido, he querido dejar constancia de la razón de ese silencio. Cuando me recupere, volverán los comentarios, si hay alguien que esté dispuesto a soportarlos.
Y como estas páginas casi siempre han pretendido transmitir alguna reflexión sobre el lenguaje, aquí os dejo una cita de Juan Ramón Jiménez contenida en el fragmento primero de su poema Espacio: Y el idioma, ¡qué confusión!, qué cosas nos decimos sin saber lo que decimos. Ojalá pensásemos más eso que decimos y el idioma nos sirviera, no como tantas veces, de arma arrojadiza, sino de lazo de unión.
Hasta pronto. Espero.
2 comentarios:
Hombre escritor, no sabe usted la alegria que me da tener noticias suyas despues de tantos dias. Ya decia yo que esto no era normal y que llevabamos muchos dias sin que usted escribiera en la agenda. Bueno lo importante ahora es curarse bien que podamos seguir leyendo sus cosas asi que se cuide esa tendinitis.
Estos dias que llevamos sin que usted escriba y cuidando de que no me vea mi nieta he encontrado otro blog de esos, de modo que he pinchao la direccion y la he copiado para enviarsela a usted y a todos los lectores de Zalabardo, que por cierto nunca le envio recuerdos para el, asi que ahora lo hago. Ah, y que Zalabardo se anime a escribir ahora que usted no puede que esto cuesta mucho al principio pero despues no es tanto, las palabras y las ideas terminan saliendo como si fuera el agua de un grifo. Bueno le pego la direccion y cuando le venga bien me dice lo que le ha parecido este blog.http://www.autobiografiaporescribirluisquinonesc.blogspot.com/
El viejo de la colina
Ánimo, Anastasio.
Que te sea leve y que haya mejoría pronto, que cuando no podemos usar una de las extremidades a las que estamos "acostumbrados" se hace el mundo más complicado. ¡Cómo se admira en estos casos a la gente que tiene una minusvalía física y que no sufre un problema temporal! Así se aprende a valorar lo que se tiene y que a veces se nos olvida valorar, desde luego.
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