Hay expresiones que, sin que se sepa bien por qué, se van perdiendo. Es lo que sucede con buscar la media naranja. El diccionario nos dice que la media naranja es la 'persona que se adapta a otra tan perfectamente en gustos y carácter que termina por ser mirada como la mitad de sí misma'. Sin embargo, me dice Zalabardo, parece que hoy no existe tanto interés por buscar esa mitad complementaria. O se hace con tal descuido que más que medias naranjas lo que se encuentra son medios limones, por la acrimonia que al instante surge entre quienes habrían de ser complementarios.
Antiguamente, los noviazgos eran largos y los comprometidos, como se les llamaba, tenían tiempo de sobra para conocerse antes de hacer definitivo el compromiso. Hoy vamos más a la ligera, se huye de las ataduras, hasta el punto de que casi se tiene predilección por las que se llaman parejas de hecho. Le pregunto a Zalabardo si es que ve mal tal circunstancia y me responde que no, que incluso mira con buenos ojos la separación y el divorcio porque nada debiera ser necesariamente, aunque lo diga un papel y lo remarque un oficiente, para siempre. Si las mitades no encajan, cada uno por su lado, civilizadamente, y aquí paz y después gloria.
Me sigue diciendo que lo que ya no le gusta tanto son las parejas mal avenidas, aquellas que, no estando bien concertadas, continúan unidas en un aparente ejercicio de masoquismo. En el lenguaje hay bastantes de estas parejas mal avenidas. Son aquellas que pretenden presentarse a los ojos de todos como concordantes, coincidentes, cuando la verdad es que no pueden ser más dispares. Y lo peor es que seguimos insistiendo y pretendiendo que continúen juntas, cuando no se pueden ver. Un grupo de estas palabras proponía un ejercicio que recoge el libro de texto de mis alumnos: les pedía reconocer por qué aquellas palabras no son sinónimas pese a que el uso persiste en presentarlas como tales. Varias de estas parejas (de alguna he hablado antes) son las que cito aquí: cesar/destituir, detentar/desempeñar, agresivo/emprendedor, carecer/adolecer, escuchar/oír, judío/israelí o hindú/indio. Cesar es 'dejar de desempeñar un cargo porque se ha cumplido el tiempo para el que se fue designado', mientras que destituir es 'separar a alguien de ese cargo, deponer'. Detentar es 'retener y ejercer ilegítimamente un poder o cargo' y desempeñar es 'cumplir las obligaciones inherentes a un cargo o profesión'. Agresivo es 'que ofende, provoca o ataca' frente a emprendedor, que es 'activo y dinámico en su función'. Carecer es 'tener falta de algo' y adolecer es 'tener o padecer un defecto'. Oír es 'percibir por el sentido del oído' y escuchar es 'atender a lo que se oye'. Judío es 'que pertenece o profesa la ley de Moisés' e israelí es el 'natural de Israel'. Por fin, hindú es 'que practica o profesa el hinduismo' mientras que indio es 'natural de la India', aunque este último adjetivo se aplica igualmente a los aborígenes americanos.
A estas palabras ya deberíamos dejarlas que marchasen cada una por su lado, en paz, y no forzarlas a que sigan tirándose los trastos a la cabeza. Y también deberíamos pensar que este puede ser un ejercicio de buen hablar que nos viene bien a todos, no solamente a los alumnos de bachillerato.
1 comentario:
Desde hace unos días a esta agenda le falta un poco de chispa, habría que introducir los ingredientes necesarios para recuperar un poco el nivel de antes. Dónde están los comentaristas habituales de Zalabardo?. No vendría bien algún comentario de opinión de cuando en cuando para que vuelva a surgir intercambio de impresiones, algo de polémica? Acaso nos da todo igual?
LM
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