lunes, febrero 09, 2009

CON CAJAS DESTEMPLADAS

En el anterior apunte, que trataba de la poca o ninguna confianza que Zalabardo tiene en los políticos, se utilizó hacia el final, a modo de juego de palabras o chiste, la expresión con caras destempladas, que decía Zalabardo y que yo le corregía avisándole de que se debe decir cajas y no caras. Si tras el comentario de la palabra carca no se comentó dicha expresión fue solo porque me pareció que el apunte resultaba ya suficientemente extenso y valía la pena dejarlo para una próxima ocasión.
Y esta ha llegado. Le explico a Zalabardo que lo que a él le ocurrió es algo muy frecuente y que sucede a muchas personas: utilizar una frase o locución clásica de manera degenerada solo porque se desconoce el sentido de las palabras que la forman o porque, con el paso del tiempo, se ha ido, consciente o inconscientemente, modificando su significado inicial. Por eso me parece bien, y Zalabardo está de acuerdo, que dediquemos la página de hoy a explicar en rectitud el significado y origen de echar con cajas destempladas y, ya de paso, algunas otras, como la letra con sangre entra, tumbarse a la bartola y ser de sangre azul.
La primera de estas locuciones, según el diccionario de la RAE, quiere decir 'echar a alguien de un lugar con aspereza o enojo'. De ahí que muchos crean que se dice con cara destemplada por la que pone quien despide a otro de mala manera. Pero pensemos en estas dos cosas: que la expresión original es en plural y que la palabra caja, según la acepción sexta del mismo diccionario, significa tambor. Y vamos a lo que interesa, que no es otra cosa sino que el origen de la expresión es militar. Cuando un miembro de la milicia era culpable de un acto deshonroso, se le degradaba o se le expulsaba. Ello tenía lugar en un acto público en el que los tambores debían sonar con sus cajas destempladas, es decir, con los parches aflojados para que su sonido no fuese normal. De ahí se pasó a que cuando se ajusticiaba a alguien públicamente, la comitiva que conducía al reo hasta el cadalso se anunciaba también con cajas destempladas. Eso explica que antiguamente las procesiones del viernes santo, que representaban el camino hacia el Calvario y la crucifixión, fuesen también acompañadas de cajas destempladas. Desde ese sentido al que tiene en la actualidad no hay más que un paso, y cuando echamos de mala manera a alguien de nuestro lado lo hacemos con cajas destempladas, aunque ya no suene ningún tambor.
En cuanto a la letra, con sangre entra también es preciso hacer algunas aclaraciones. Muy extendida es la creencia de que alude al castigo que se infligía, y que algunos echan de menos, a los alumnos que no ponían atención o no aprendían de manera adecuada la correspondiente lección. Rodríguez Marín, enemigo de tal castigo, siempre recordaba, hablando de este refrán, a un maestro suyo que acostumbraba a añadir pero con dulzura y amor, se aprende mucho mejor. Y María de Maeztu, hermana de Ramiro de Maeztu, maestra e impulsora de la cultura femenina, afirmaba que es verdad que la letra entra con sangre, aunque no con la del discípulo, sino con la del maestro (es decir, con su esfuerzo y sudor). Esta explicación está más puesta en razón, porque ya Covarrubias, en su diccionario de 1611, lo explicaba del siguiente modo: "La letra con sangre entra, el que pretende saber ha de trabajar y sudar; y eso significa allí sangre, y no azotar a los muchachos con crueldad, como hacen algunos maestros de escuela tiranos". No olvidemos que, también para aprender algo difícil o conseguir alguna cosa dificultosa es frecuente decir que nos ha costado sangre o que hemos sudado sangre.
¿Y echarse o tumbarse a la bartola? Casi nadie duda de que significa 'descuidando o abandonando el trabajo; despreocupadamente, libre de toda procupación o inquietud'. Los diccionarios apenas si dicen nada más. Y no sé por qué el de María Moliner afirma que significa lo que hemos dicho porque popularmente se aplicaba el nombre de Bartolo a las personas desocupadas y ociosas. Es más fácil que todo eso el origen real de la locución, o al menos eso creo: en algunos lugares, en mi tierra al menos, una denominación popular de la barriga es bartola. Por eso, tenderse a la bartola es tenderse boca arriba, panza arriba, sin hacer nada. Y, por supuesto, hay que rechazar, por cómica y desacertada, la forma degenerada de tirarse a la Bartola.
Y acabamos con la explicación de ser de sangre azul. El diccionario, también en este caso, es simple, pues se limita a recoger que significa 'ser de linaje noble', sin explicar el porqué. De ello se ocupa, al menos de él lo he tomado yo, José Mª Iribarren, quien a su vez lo recoge de una revista de 1871: "Las personas de linaje ilustre, por el dinero que gozan, por la clase de vida que hacen y por otras razones de casta que entran bajo el dominio de la fisiología, son pálidos y de cutis tan transparente que permite ver y notar fácilmente el color azulado de sus venas." Es una forma de decir que tienen la piel fina, delicada y casi transparente por no estar hechos a la rudeza del trabajo manual.

No hay comentarios: