martes, enero 19, 2010


SOBRE PALABRAS PERDIDAS
En muchas ocasiones, sobre todo en noches de insomnio como esta en la que estoy escribiendo, las cosas se nos echan a la cara casi sin buscarlas, o se nos vienen encima mientras buscamos otra . Pasa igual que con los recuerdos, que van y vienen a su antojo (como médanos de oro, que dijo Juan Ramón Jiménez), sin que nos lo propongamos.
Eso nos pasó a Zalabardo y a mí hace unos días mientras buscábamos páginas de librerías de libros usados y antiguos. Sin saber cómo, nos saltó, como una perdiz que alza inopinadamente el vuelo mientras paseamos por el campo, una página que no conocíamos y que, a lo que parece, comenzó su andadura el año recién terminado. La página en cuestión es http://www.literateando.es y su creación se debe a una filóloga marbellí, Lydia Rodríguez Mata.
Como se desprende por su título, la página está dedicada, básicamente, a la literatura, aunque también hace incursiones en cuestiones de léxico. Las secciones que en su inicio promete remiten a entrevistas, artículos, reseñas de libros, enlaces, etc. Hay una que me llamó particularmente la atención por el simple hecho de que es un tema de mi especial predilección: se llama Reivindicación de las palabras y propone ocuparse de aquellas que van siendo cada vez menos utilizadas y corren riesgo de perderse definitivamente.
Lo hemos dicho aquí muchas veces. La lengua está en constante ebullición y cambio, y el léxico no podía ser menos. hay palabras que permanecen por y para siempre, suerte que tienen, pero otras se pierden y desaparecen, dejando lugar a otras nuevas. Sobre todo desaparecen aquellas que son términos muy locales, propios de un ámbito geográfico reducido. Eso pasa, por ejemplo, con una de las palabras reivindicadas por Lydia Rodríguez en su página: taró. Dice que significa 'neblina, bruma espesa de verano, que viene del mar y que siempre trae más calor'. La consigna como palabra malagueña. Alcalá Venceslada, en su Vocabulario andaluz, recoge la forma tarol, que define como término marinero que significa 'niebla muy densa' y la considera palabra de Cádiz y Málaga. Juan Cepas, autor de uno de los vocabularios populares mejores de cuantos conozco, Vocabulario popular malagueño, recoge las dos formas, taró y tarol, que define como 'niebla muy densa que proviene del mar'. En cambio, en El habla de Cádiz, de Pedro M. Payán, el término ni aparece.
Pensando sobre esta cuestión de las palabras que se pierden, me vino a la cabeza una que mi madre utilizaba bastante, vilorio, para señalar a una persona inquieta, sobre todo si era un niño. En el Palabrario andaluz, de David Hidalgo, se localiza dicha palabra en Osuna, aunque Alcalá Venceslada, que dice que significa 'atontado, alocado', la considera propia de Estepa. Mi madre había nacido en Herrera, más cerca del segundo pueblo que del primero. Y, pensando sobre la palabra, consideré que yo debí ser algo vilorio, porque a mi recuerdo viene, no sé si entre las brumas de la memoria es una evocación real o es anécdota que me invento, una vez en que arrojé a un pozo una pieza de tela de un vestido que mi madre estaba haciendo.
Aunque quien sí debió ser vilorio de verdad fue mi hermano Antonio, de quien repetidas veces he oído contar, entre otras cosas, que una vez metió la cabeza entre los dos travesaños del respaldo de una silla y no la podía sacar. Nuestro padre, que según mi madre tenía la sangre gorda, decía en tono de burla mientras mi hermano lloraba: "Habrá que cortarle la cabeza, porque no es cuestión de romper una silla".
También yo soy partidario de reivindicar, aunque comprendo que es intento vano, la conservación de las palabras; no ya por el mero hecho de disponer de un diccionario repleto de palabras que la gente no utiliza, sino porque, como me apunta Zalabardo, con muchas de las palabras que se pierden se diluyen bastantes de los buenos recuerdos de nuestras vidas. Y cada recuerdo que se pierde es, quién lo duda, un paso más que damos hacia la muerte.

1 comentario:

Unknown dijo...

Estimado amigo:
Muchas gracias por dedicar esta entrada a la web Literateando.es
Celebro que usted, como filólogo, también comparta conmigo este profundo amor por las palabras.
Enhorabuena por su blog.
Un abrazo y mi eterno agradecimiento,
Lydia Rodríguez.