miércoles, marzo 09, 2011


PONER EN VALOR


Estábamos Zalabardo y yo sentados en la terracita de un bar pequeño, leyendo el periódico y disfrutando de una copa de vino tinto al tiempo que gozábamos de una agradable mañana de este variable e imprevisible invierno que se nos ha presentado. Cada vez más, los años (que, según se dice, piden sopitas y buen vino) nos van exigiendo recrearnos con situaciones de ese tipo y olvidarnos de otras menudencias y quehaceres. Como digo, en esas estábamos cuando Zalabardo levantó la cabeza de su periódico y me lanzó, como si fuera un escopetazo, la pregunta: ¿Qué razón explicará esto? Yo, más atento a las páginas deportivas del periódico que tenía entre manos que a su pregunta, le respondí displicente: ¿Qué cosa? A lo que él añadió: Que se impongan en el lenguaje, así como así, modas que no tienen nada de atractivas ni de razonables. Con eso atrajo mi ateención
Debo aclarar, por si no lo he dicho en alguna ocasión anterior, que Zalabardo es enemigo acérrimo de las modas por las modas, sobre todo si quienes las siguen no tienen ni puñetera idea de aquello que adoptan con tan alto empeño. Y debo aclarar, y esto sí creo que lo he dicho, que a mí me pasa otro tanto cuando a lo que afectan estas modas es al lenguaje.
Le pregunto entonces qué es lo que origina su pregunta. Él me pasa su ejemplar de prensa y me señala con el dedo dónde debo leer. Y eso es lo que hago: Creo que se ha perdido una oportunidad (el texto habla sobre la puesta en marcha del proyecto de visitas nocturnas y guiadas de la Mezquita-Catedral de Córdoba) para poner en valor este activo en una ciudad que apuesta por ser capital cultural.
Ahí está, me insistía señalando con un dedo acusador, ¿qué es eso de poner en valor? Le digo que tiene razón en su queja, pero que ignoro cómo y por qué se ha impuesto este giro. Le añado, además, que la razón de muchos de los cambios en el lenguaje y de los usos que de ellos hace la gente resulta difícil de explicar.
Sea por lo que sea, la cosa es que hoy se oye por doquier, a cada instante y casi siempre en boca de políticos (ellos son quienes más tics idiomáticos asumen y, a la vez, contagian) esa feísima locución poner en valor. Conste que no es nueva en nuestra lengua; lo que sí es novedoso es su proliferación.
¿Y qué es lo que pasa con poner en valor? En principio, que no es más que un galicismo. En efecto, nuestra vecina lengua dispone de mettre en valeur, que significa, simplemente, poner de relieve; ¿a que eso suena más, y mejor, en nuestros oídos? Pero no es solo cuestión de eufonía; lo principal del caso es que en nuestra lengua, para eso, ya disponemos de destacar, valorar o valorizar e, incluso, revalorizar, es decir, ‘reconocer, estimar el valor o mérito de alguien o algo, aumentar el valor de algo’.
¿Y no se puede aceptar el préstamo? Se pregunta la gente. ¿Cuántas veces se ha dicho aquí que el préstamo es absolutamente legítimo solo cuando viene a rellenar un hueco, una carencia de nuestro sistema lingüístico, lo que no es el caso con la locución que tratamos?
El DRAE no recoge la locución de que hablamos, lo que no impide que la propia Academia cometa el desliz de usarla en una noticia difundida en su propia página web: el objetivo de la iniciativa (la presentación de los dominios multilingües en Internet) es poner en valor la lengua española en Internet. ¿Veis, en este ejemplo, lo que decía hace algún tiempo acerca de la humanidad de los académicos?
El Diccionario de uso del español de María Moliner, que me parece el más serio de los diccionarios españoles, tampoco la recoge. Y el Diccionario del español actual, de Manuel Seco, es el único que le da cobijo en sus páginas (prueba de su novedad), aclarando que poner en valor significa ‘hacer que algo sea más apreciado, resaltando sus cualidades’. Y la página de la Fundación para el español urgente, http://www.fundeu.es/, deja claro que: Aunque muy empleada, esta expresión es un galicismo equivalente al castellano valorizar. Cuando se trate de reconocer o estimar el valor o el mérito de algo o alguien o de referirse a las acciones o medidas por las que se intenta aumentar el valor de algo prefiérase la forma valorizar.
Zalabardo me dice que le resulta suficiente lo dicho hasta el momento y que no necesita más explicaciones. Por tanto, seguimos enfrascados en nuestras respectivas lecturas, gozando de la agradable tibieza del sol y de las mediadas copas de tinto que tenemos sobre la mesa.

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