lunes, febrero 04, 2013

A TROCHE Y MOCHE



            Desde una ocasión en que se me ocurrió explicarle a Zalabardo que de la raíz indoeuropea , ‘proteger, nutrir’, deriva la palabra latina panis, pan en español, y que compañía significa ‘acción de comer un mismo pan’ y compañero ‘con quien se comparte el pan’, no deja de preguntarme cuál es la etimología de determinadas palabras o de dónde proceden ciertos modismos y locuciones.
            Así, el otro día leíamos que Rosa Montero utilizaba en su columna la locución a troche y moche. Mi amigo me dijo que conocía bien el significado de la misma, pero que ya se le hacía más difícil discernir cuál fuera su origen, de dónde procedía. Y aunque se puso algo mohíno por ello, yo tuve que decirle que dudaba de que estuviera tan seguro de conocer el significado, ya que es una locución que bastantes veces se utiliza mal, como si fuera equivalente a a diestro y siniestro, ‘por todas partes, sin tino, sin orden’, cuando la verdad es que entre una y otra hay algunas diferencias.
            Lo que sucede es que algunas locuciones son muy claras de interpretar, se conozca o no su origen. De esta forma, nadie ignora que cuerpo a cuerpo indica que algo ‘se realiza mediante el contacto físico directo entre los adversarios’. Aunque a lo mejor no se sepa que la expresión surge de los primitivos combates olímpicos, origen de lo que hoy se conoce como lucha grecorromana, en que los participantes aparecían completamente desnudos, sin vestir ninguna prenda que pudiera servir de sujeción al contrincante.
            Pero ya no resultan tan evidentes locuciones como la que me pedía aclarar Zalabardo, a troche y moche, o, por citar un solo ejemplo más, romper una lanza por alguien o algo. Vayamos primero con esta última.
            Si acudimos a cualquier diccionario, leeremos que romper una lanza por alguien o algo es ‘salir en su defensa o en su apoyo’. ¿Y por qué razón es esto? La verdad es que los tiempos han cambiado mucho y las costumbres también. Hoy, las disputas o defensas de alguna tesis o de alguna persona se suelen desarrollar en un plano meramente dialéctico. Sin embargo, en la Edad Media todo era diferente. Si alguna persona consideraba que debía reparar una afrenta, lo normal era retar al ofensor en una justa o torneo. No daba igual una que otro, pues en la justa se utilizaban armas de verdad, que podían herir e incluso matar, mientras que en los torneos se empleaban armas fingidas, por lo común de madera que, a lo más, dejaban maltrecho al vencido. Estas armas, generalmente, eran lanzas que, en el combate, no era raro que se rompiesen. El vencedor era quien lograse derribar de su montura al adversario el número de veces estipulado. De estas lides quedaron en nuestra lengua dos locuciones: quebrar lanzas, ‘reñir, disputar con alguien’ y romper una lanza (por algo o alguien), cuando la lucha se realizaba para defender a alguien de la ofensa inferida.
            ¿Y qué sucede con a troche y a moche? La verdad es que la expresión original es a trochemoche, pese a que en la actualidad se utiliza más la primera forma. ¿Y por qué le decía a Zalabardo que hoy existe cierta confusión con ella? Pues porque hay quien interpreta que quiere decir ‘indiscriminadamente, sin cesar, por todas partes’, cuando la verdad es que significa, según podemos ver en el diccionario Clave, ‘de forma disparatada, sin consideración, sin orden ni medida’. Aunque pueda parecer que hay semejanzas, no es lo mismo. ¿Y por qué hago esta apreciación? Porque basta leer el Tesoro de Covarrubias, que posiblemente sea quien mejor explica el significado de la locución y nos deja clara su procedencia. El canónigo de la catedral de Cuenca nos dice: “Trochemoche. Este término se usa para reñir a uno, cuando sin orden y sin concierto dice o hace alguna cosa desbaratada; y está tomada la metáfora del que yendo a cortar leña al monte, no atendiendo a las leyes de la corta, desmocha las encinas sin dejar guía y pendón y lo demás que se manda; y aun no contento con esto, corta la encina por el pie, que aquello llama trochar, id est, tronchar, y el mochar, desmochar, de donde vino el modo hablar a trochemoche”.

1 comentario:

Señor Potoca dijo...

Lindo artículo. Me fue muy didáctico. En algunas provincias de Argentina, se usa el término "a la bartola", para decir que alguien hace algo con frenesí, sin una guía o un ordenamiento, disparatadamente.
Por ejemplo: la pared le quedó desprolija porque la pintó a la bartola. No tengo idea de donde salió "a la bartola".