domingo, septiembre 23, 2018

NO SABER DE LA MISA LA MEDIA

Dibujo de Miranda para Los españoles pintados por sí mismos

            ¿Es cierto que París bien vale una misa? La frase, le aclaro a Zalabardo, es muy posible que sea apócrifa, pues no hay ninguna constatación histórica de su certeza, y se atribuye a Enrique IV de Francia que decidió renunciar a su fe de hugonote para abrazar el catolicismo con tal de ser rey, a finales del siglo XVI, con lo  que se convirtió en el primer Borbón que ocupaba el trono galo. Cierta o no la frase, define bien el carácter veleidoso de este Enrique, de quien se conocen varios cambios entre protestantismo y catolicismo a lo largo de su vida. Y ha quedado acuñada para señalar la falta de escrúpulos de quien renuncia incluso a los principios que debieran ser más firmes si con ello espera conseguir algo que desea. De nuestro Felipe II se cuenta otra frase, también probablemente falsa, que refleja precisamente todo lo contrario: Prefiero perder mis estados antes que reinar sobre herejes.
            Pero a Zalabardo y a mí no nos interesan los reyes ni la falta de escrúpulos en el terreno de la política que aún persiste en nuestro tiempo aunque hoy, más que asistir o no a misa, el personal se limita a cambiar de chaqueta, costumbre que, según parece, inició otro gobernante igualmente veleidoso, Carlos Manuel I, duque de Saboya, que se aliaba con españoles o franceses según soplasen los vientos.

 
Goya: Misa de parida.
           Lo que en verdad me pregunta Zalabardo es sobre el sentido y origen de no saber de la misa la media (o la mitad). Pero yo, que tiendo a irme por las ramas, intento primero que piense lo sorprendente que resulta que, teniendo en cuenta que la misa es el rito fundamental de la Iglesia Católica, y de otras confesiones cristianas, presente tantas variedades, debidas muchas de ellas a cuestiones antes mundanas que religiosas; y es que, por su significado, el valor de la misa debería ser el mismo siempre con independencia de los gorgoritos que se le añadan. Pero no, en principio habrá que distinguir entre rezada, cantada, mayor, solemne o pontificial.
            Por otro lado están las que vienen marcadas por un horario u otro motivo; y tenemos la misa de alba o de cazadores, la misa de gallo, la de cuerpo presente, o de difunto, las misas gregorianas, la misa votiva, o la misa de campaña. Sin que olvidemos la misa nueva, la misa en seco o la misa de parida o de purificación, que nos sirve, esta última, para comprobar el pensamiento de la Iglesia, durante muchos años, sobre la mujer. Y, porque habríamos de entrar en un campo muy diferente, dejo fuera las misas negras.
            También aprovecho para hacer ver a Zalabardo que, extrañamente, dado el sentido de este acto litúrgico, haya menos dichos que enaltezcan la misa que lo contrario. Por ejemplo, ir una cosa a misa es que debe ser tenida por indiscutible, o el refrán oír misa y dar cebada no estorban la jornada entrarían en el primer grupo. Pero, frente a estas expresiones, tenemos allá te lo dirán en misas, con la avisamos a alguien de que sus malos hechos en esta vida recibirán su castigo en la otra; o ya puedes decir misa, que empleamos para manifestar nuestro desinterés por algo o para desestimar lo que alguien diga o haga; desconfianza demuestra la expresión a ver en qué pararán estas misas, cuando creemos que de un acto podrían derivarse perjuicios; también desconfianza creo percibir en este otro refrán: no entra a misa la campana y a todos llama, con el que se nos avisa contra quienes aconsejan algo que ellos no hacen.

Misa pontificial
            Y llegamos, alguna vez tendría que ser, a lo que me pedía Zalabardo: no saber de la misa la media (o la mitad). He buscado por bastantes sitios y no encuentro el origen claro de la expresión ni la época en que se impuso. Sí parecen coincidir todos los comentaristas, más o menos, en lo que el DLE dice: ignorar algo o no poder dar razón de ello. Una explicación que parece lógica es la siguiente. Durante siglos, toda la liturgia católica empleaba la lengua latina. También durante siglos, muchos sacerdotes tenían una preparación bastante deficiente y muy poco conocimiento del latín. Por ese motivo, sabían la misa de memoria, de forma que la celebraban sin entender lo que decían o bastaba cualquier interrupción, una mínima distracción, para que perdiesen el hilo de lo que iban diciendo y no fuesen capaces de continuar. Algunos dicen que esto explica también que a los clérigos ignorantes se los llamase de misa y olla porque solo sabían decir misa, mal, y comer. Por extensión, se llama clérigo de misa y olla a cualquier ignorante presumido y se afirma de él que no sabe de la misa la media.
            Por si le interesa más información, le aconsejo a Zalabardo la lectura de un breve cuadro costumbrista escrito por Fermín Caballero hacia 1843 sobre este asunto, El clérigo de misa y olla, que apareció publicado en Los españoles pintados por sí mismos. Entenderemos perfectamente la expresión y conoceremos qué son muchas de las misas citadas.

No hay comentarios: