domingo, octubre 20, 2019

¿Y CÓMO LO PASÓ CAÍN?


Plano de la isla del Purgatorio de san Patricio
            Un día, sin saber bien cómo, digamos que casi sin querer, me encontré ante un poema de un autor jerezano, Germán Terrón Fuentes, de quien no conocía, y sigo sin conocer, nada más que ese poema. Se titula Quisiera ser un sueño y comienza así:
Hay días que es mejor no leer los diarios,
ni abrir las ventanas,
sino volver a meterte en la cama…
            No recuerdo más. Si lo buscara en internet, estoy seguro de que lo encontraría, pero tampoco vale la pena; me vale con esto. Comentamos Zalabardo y yo que tiene razón este poeta, que también nosotros tenemos días en los que sentimos desgana de leer diarios o abrir ventanas, y preferimos quedarnos en la cama leyendo un libro o escuchando música. Ahora, al escribir esto, recuerdo que algo así decía el poema: mejor quedarse leyendo un libro o escuchando una canción. También decía, de ahí el título, que deseaba ser un sueño, no la realidad que nos envuelve.
            Muchos desearíamos hoy no ser ese sueño, mal sueño, que nos inquieta. Desearíamos no leer los diarios para no toparnos que esa pesadilla que se está viviendo en Cataluña, en España, de la que no sabemos cómo ni cuándo despertaremos. Lo peor es que esa situación es un mal sueño inducido, jaleado por muchos irresponsables que, eso sí, cuando llegue el momento de la verdad y de pedir cuentas, se lavarán hipócritamente las manos. Pero esto no es una columna de información política ni de sucesos. Solo que cuesta ver las penalidades y dificultades que muchos están pasando, y que de rebote nos afectan a los demás, y quedarse cruzados de brazos
            Aunque sean otros los motivos, le digo a Zalabardo que también yo tengo días en que lo paso mal porque no sé cómo ocupar esta página de su Agenda, qué tema tratar, pues ya se van acercando a los 900 los apuntes recogidos y temo repetirme. Zalabardo, de cuya desinteresada compañía gozo, me sugiere que podría hablar de eso, de las maneras de decir que se está pasando un mal momento, más o menos prolongado. Cuando le digo que creo haber hablado ya de eso, que una vez me detuve en contar lo que es pasarlas moradas, o que me parece demasiado obvio para insistir en ello lo de sufrir un quinario, sufrir un calvario o pasar las de Caín, mi amigo me responde: ¿Pero has hablado alguna vez de pasarlas canutas o de sufrir el purgatorio de san Patricio?

'Canuta' y Cartilla militar
            Y la verdad es que no, que no creo haber dicho nunca nada de esa curiosidad que supone que, para expresar exactamente la misma idea, se utilice una frase que proviene del lenguaje cuartelero y otra que proviene del religioso. Comencemos por esta última.
            Pasar las penas de san Patricio, o sufrir el purgatorio de san Patricio, se dice para referirse a quien padece penas y aflicciones difíciles de soportar. Su origen hay que buscarlo en relato legendario que, al parecer se empezó a difundir en el siglo XIII. Cuenta la leyenda que el papa Celestino ordenó a quien después sería san Patricio la tarea de evangelizar las tierras de Irlanda. San Patricio se sometió a toda clase de penitencias como modo de preparación para aquella tarea; pero al iniciar su labor evangelizadora amenazando con las penas del infierno a quien no acogiese sus palabras, se encontró con que nadie creía lo que decía y le exigieron una prueba palpable e indiscutible de sus argumentaciones.
            Patricio rogó a Dios que hiciera el milagro que se le pedía. Dios lo condujo entonces a una pequeña isla situada en mitad de un lago y le indicó un lugar en que había una cueva en la que, si se entraba, se podían conocer todas las penas del purgatorio. Quien entrase en ella con fe, saldría limpio de sus pecados; quien lo hiciera con desconfianza, moriría en su interior. Fueron tales los castigos que allí podían presenciarse que, desde ese momento, la evangelización de Irlanda fue rápida. Lo que no queda claro es si el dicho se refiere a las penalidades de su penitencia o a los castigos que veían los que se asomaban a la cueva.
            ¿Y pasarlas canutas? Es verdad, le digo a Zalabardo que en muchos lugares se encuentra expuesto el significado de la expresión, ‘encontrarse en situación apurada y adversa’, aunque en pocas se da cuenta del origen. En el Vocabulario andaluz, de Antonio Alcalá Venceslada encuentro coger el canuto, ‘obtener la licencia militar absoluta’. Y en un blog de Alfred López leo que canuta se llamaba en tiempos antiguos al documento en que se comunicaba a un soldado de reemplazo el fin de su relación con el ejército. Eso sería, le digo a Zalabardo, antes de que existiesen las cartillas militares. Este documento, licencia, se entregaba enrollado y metido en un cilindro, canuto, por lo que se le comenzó a llamar canuta.
 
Caín (fragmento) de Doré.
           ¿Y por qué pasarlas canutas? La razón se supone simple. El soldado que se licenciaba, debía reintegrarse a la vida civil y enfrentarse a un grave problema, el de hallar un trabajo con el que ganarse la vida, lo que no siempre era fácil. Por eso se veía en una situación apurada, difícil y molesta.
            Zalabardo me dice que yo lo he dado por sabido, pero que él no sabe cómo las pasó Caín. Le pido que mire el Génesis, capítulo 4, versículo 12, para que lea lo que dijo Dios a Caín después de haber matado este a su hermano: Cuando la labres, [la tierra] te negará sus frutos, y andarás por ella furtivo y errante. Vamos, algo parecido a lo que merecen quienes ahora nos lo están haciendo pasar tan mal a tantos.

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