Ayer, día 29, se bajó el telón del IV Congreso Internacional de la Lengua Española que se ha venido celebrando en Cartagena de Indias. Y digo que se bajó el telón porque parece que el evento ha transcurrido como si de un espectáculo se tratara, o al menos eso parece si hemos accedido a los artículos y al blog de Juan Cruz y a la página web del propio Congreso. Los colombianos, según nos cuenta hoy mismo J. Cruz, asistieron, pagando, en un número de 6.000, al acto de homenaje a Gabriel García Márquez; otros tantos acudieron para escuchar a Carlos Vives y se precisó de una cancha de baloncesto para acoger a Antonio Muñoz Molina, a quien, sentados en el suelo, atendían embebidos más de 1.000 jóvenes cuando habló de sus lecturas de infancia y juventud. Zalabardo, que ha ido siguiendo con interés las diferentes sesiones, me ha tenido informado.
También hoy, se ha podido apreciar en la página oficial del Congreso la fotografía de un inmenso salón abarrotado de público que asistía a los últimos actos oficiales. Genoveva Iriarte, directora del Instituto Caro y Cuervo, ha dicho en su discurso: "La lengua sigue siendo el instrumento, por excelencia, del conocimiento del mundo y nosotros mismos. En estos escenarios se ha tejido un discurso único, pero al mismo tiempo diverso. Un discurso que trata de explicar la paradoja de la 'unidad en la diversidad' desde las perspectivas más variadas". Y Jorge Urrutia, director académico del Instituto Cervantes, no ha dudado en señalar que "el español no existiría sin América".
Parece que, con este Congreso, se ha echado el cerrojo a aquello de España, reserva espiritual de occidente y que, al menos en el terreno lingüístico, se puede hablar de América, reserva espiritual del español. No sé si un congreso de esta naturaleza hubiese tenido en España la acogida y eco de que ha disfrutado en Colombia. Yo creo que lo acontecido viene bien para que dejemos de considerarnos el ombligo del mundo, aunque sea en este campo de la lengua. Lo dije el otro día, somos solo cuarenta millones de un total de más de cuatrocientos, aunque todavía nuestra responsabilidad sea grande. Habrá que conceder que los demás tendrán también algo que decir. Y, por supuesto, creo que podemos desterrar aquel temor de Rubén Darío cuando en su poema Los cisnes decía ¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés?
Sin embargo, el inglés sigue siendo el competidor invencible, por el momento, en el ámbito cibernético. Incluso otras lenguas románicas nos adelantan en este campo. El Congreso ha servido, entre otras cosas, para tomar conciencia de la escasa participación de nuestra lengua en internet. Un dato: en 2006 se podían encontrar 50 millones de referencias a Shakespeare, por solo 7 millones sobre Cervantes; los usuarios de internet alcanzan el 64% de la población de EEUU, el 44% de la de Europa y solo el 11,5% de la de América Latina. Otro problema del que se ha tomado conciencia en Cartagena es la escasa presencia de nuestra lengua en la ciencia y la tecnología como consecuencia del retraso educativo en los países iberoamericanos.
Veremos si para el próximo Congreso, en Chile en 2010, hemos conseguido mejorar en estos aspectos ahora denunciados.
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