jueves, diciembre 18, 2008


VEDEGAMBRE
Algunos días, para matar el tiempo, o para entretenerlo, que es menos violento, Zalabardo y yo jugamos a las palabras cruzadas. Ayer mismo, en un momento del juego, a él no se le ocurrió otra cosa que componer, ayudándose de lo que ya había en el tablero, vedegambre. ¡Toma ya! Y no pongo la admiración porque sean diez letras y colocase todas sus fichas, con la consiguiente alta puntuación que obtenía, sino por la palabra en sí. Al final, casi se enfada a consecuencia de mi desconocimiento del vocablo. Rara vez he visto a una persona con mayor sentimiento de dignidad ofendida. De poco sirvió que yo terminara aceptando el término y pidiéndole excusas por sugerir que podía haber hecho trampa. Me obligó a levantarme y a consultarlo en el diccionario. Allí estaba; vedegambre: 'planta liliácea de flores blancas o verdosas y rizoma medicinal'. Otro nombre para esta planta es eléboro.
Si cuento todo esto no es por la anécdota en sí, sino por la extrañeza que en mí produjo su origen, ya que la palabra viene del latín medicamen, que significa tanto medicina como veneno. Y ya me picó la curiosidad y le pedí que me ayudara en una de esas búsquedas en que de vez en vez nos entretenemos los dos. El resultado obtenido es de verdad curioso pues descubrimos que vedegambre es pariente de medir, metro, luna, mes, médico, meditar, cómoda y otras más que no reproduzco. ¿Cómo es eso? A ver si lo expongo en no demasiado espacio.
Tomamos como punto de partida el Diccionario etimológico indoeuropeo de la lengua española, de Roberts y Pastor. En él encontramos que hay unas raíces me- y med-, 'medir' de las que proceden tanto el latín metior ( de donde nuestros medir, mesura o dimensión) como el griego métron, origen de nuestro metro. Pero resulta que tal procedencia es la que tienen también los términos griegos mén (latín mensis), 'mes' y méne, 'luna', lo que se explica por la antigua y universal forma de medir el tiempo por la luna (eso explica palabras tan aparentemente distantes como menisco, porque su forma es semejante a una luna menguante, o menopausia, literalmente 'cese natural del mes -menstruación- en la mujer').
A la misma fuente se remontan los términos latinos meditor, 'considerar', que es medir las consecuencias de un acto (derivado suyo es meditar); modestus, 'el que actúa con medida', origen de nuestro modesto; modero, 'mantenerse dentro de la medida', que es la base de moderar; y modus, 'medida, tamaño', que es de donde salen modo, moda, modular, molde, cómoda (a través del francés armoire commode), etc.
Y llegamos, por fin, al elemento del que ha partido toda esta disquisición. La misma raíz indoeuropea de la que hablamos explica el vocablo latino medeor, que significa 'cuidar, tratar, curar'; esa es la etimología directa de médico, medicina (ars medicina), 'ciencia médica'), remedio (remedium, 'cura') y vedegambre (medicamen, 'medicamento, droga, veneno').
La evolución desde el término latino al castellano refleja un hondo proceso fonético de carácter popular que renuncio a explicar para no incurrir en más erudición de la imprescindible. Solo diré que si bien el paso m>v es más complejo, pues supone una alteración en el modo de articulación (como el que hay entre mimbre/vimbre o, al revés, entre albóndiga/almóndiga), la conversión amen>ambre es bastante común en nuestra lengua, como lo atestiguan las palabras enjambre, estambre, raigambre, velambre o la propia hambre.
Cuando terminamos con esta chocante búsqueda y le propuse continuar el juego, Zalabardo se negó en redondo y dijo que antes de volver a jugar conmigo a semejante entretenimiento yo debería hacer un serio examen de conciencia y prometer, además, que nunca más manifestaría dudas acerca de la limpieza de su actuación en cualquier clase de juego. Se le veía ufano y, más que ofendido por mi comportamiento, contento como un niño pequeño que se ve vencedor en una lid de la que casi siempre se ha sentido, aunque en realidad no sea así, comparsa. Pero no me molesta, porque otras veces yo he actuado respecto a él de la misma forma.
La semana próxima ya es Navidad. Como son días de bastante relación familiar, Zalabardo y yo suspendemos momentáneamente la agenda y la reanudaremos tras las fiestas. En su nombre y en el mío, muchas felicidades a todos lo que amablemente nos siguen.

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