Ensanche de Barcelona. Tomado de jotdwn.es |
¿Por qué llamamos ‘cama’ a la cama y
‘cómoda’ a la cómoda, si la cama es más ‘cómoda’ que la cómoda? Zalabardo, amigo
de los juegos de palabras, me plantea este para ponerme en el aprieto de aclararle
por qué, a veces, dudamos sobre el origen de algunas palabras. Y es verdad que,
aunque nos revolquemos entre todos los manuales de etimologías, algunas nos dejan
más sombras que luces.
Pero hay otras que, pese a las
dudas, permiten que rastreemos en su origen, aunque este no aparezca difuso. Por
ejemplo: ¿por qué un conjunto de casas rodeadas de calles es una manzana?
La pregunta no me la hace Zalabardo. Aparece formulada en la tercera novela de
la serie de Javier Marías Tu
rostro mañana. Peter Wheeler, hispanista, catedrático
de la Universidad de Oxford, echa en cara al protagonista Jaime Deza que “el español
es una lengua en la que con frecuencia ignoráis lo que estáis diciendo”, y le
pregunta: “¿Por qué llamáis manzanas a los bloques de edificios
entre calles?” Deza reflexiona: “Al parecer, nadie lo sabe, se lo he preguntado
hasta a miembros de la Real Academia Española y todos se encogen de hombros sin
preocuparse ni avergonzarse”.
¿Es verdad que nadie lo sabe? Me
queda la duda de si el episodio no es más que uno de esos rasgos humorísticos
que Marías deja caer incluso en sus
novelas más serias. Y digo esto por lo que se desprenderá de lo que a
continuación expongo.
Ya los romanos empezaron a llamar insulae
a las casas grandes de alquiler, con pisos y habitaciones, exentas de cualesquier
otras construcciones. A nuestra lengua pasó este término, isla, para designar, como
dice Covarrubias, ‘las casas que
están edificadas sin que ninguna otra se les pegue, siendo exentas por todas partes’.
Nebrija, en su diccionario de 1495,
ya cita, sin más, isla de casas. Cervantes
habla de las islas de Riarán, en Málaga, como uno de los lugares por los que
se movía lo peor de la sociedad de la época. Con el mismo sentido encontramos
la palabra cuadra, por la sencilla razón que de estas edificaciones presentaban
una forma rectangular. El diccionario de Richard
Percival, de 1591, ya recoge quadra de casas. Vemos cómo la metáfora
está en la base de estos significados: la falta de unión con nada externo lleva
a isla
y la forma geométrica nos conduce a cuadra.
Plano de Madrid en 1656 de Pedro Texeira |
Y ahí estamos: ¿Por qué se llama manzana
a un conjunto de casas? ¿De verdad se desconoce la razón? Regreso al principio
para recordar lo de la posible intención humorística de Javier Marías (que, no lo olvidemos, es académico). Porque resulta
que, en una publicación de la RAE (Boletín
de la Real Academia Española, tomo 72, n. 255, pp.51-62, del año 1992),
aparece el artículo Los dos orígenes de manzana ‘bloque de casas’, de Juan Ramón Lodares. No he podido
acceder a él, aunque he conocido su contenido gracias a la página www.hispanoteca.eu
de Justo Fernández López.
Procurando ser breve, expongo las
dos teorías. La primera remonta su origen al francés maçon, ‘albañil’; dicha
lengua dispone de maçoune, maçonne, maçonneis y otras, (todas
relacionadas con la construcción, y el español tuvo mazonero, ‘albañil que
hacía el trabajo de yeso y más fácil, frente al del cantero’, mazonado,
‘lienzo de muralla almohadillado’, mazonería, ‘obra de albañilería’ y mazonar,
‘realizar obras de albañilería’ (además de masón y masonería). Por etimología popular o por ultracorrección, maçonne,
o un término similar, pudo muy bien convertirse en manzana.
La otra teoría, semejante, piensa en
el también francés maison, ‘casa’. El proceso es el siguiente: del término galo surgieron
los castellanos maisón y mesón que significaban tanto
‘convento’ como ‘casa o alojamiento’, así como menaje, mesnada
y otros que nos desviarían del intento actual. Pero, y tendríamos que hacer un
inciso, debemos acudir a otra fuente. En el blogs.20minutos.es, de 13
de marzo de 2014, se atribuye el origen de manzana al urbanista Ildefonso Cerdà (1815-1876), autor del
llamado plan Cerdà para la urbanización del Ensanche de Barcelona.
El trabajo que cito mantiene que Cerdà se inspiró en la estructura
urbanística de raíz medieval llamada manso (del latín mansus,
‘finca, villa’), que era una agrupación de tierras cedidas por un señor a las
que rodeaban las casas de los siervos que la trabajaban. Por esta razón, Cerdà
llamó a la disposición del entramado de bloques y calles del ensanche mansana.
Eso supondría que manzana es un préstamo del catalán. Relacionadas con manso
están también las palabras catalanas mas y masía o las castellanas masada,
‘casa de labor’ o masovero, ‘que vive
en la masada’. La única pega que veo para aceptar esta última versión es que Cerdà vivió en el siglo xix y el Diccionario de Autoridades
es de 1734.
Plaza Charles De Gaulle. Tomado de Google Earth |
Le digo a Zalabardo que de todo lo
anterior saco una conclusión muy simple: que no es que ignoremos por qué se le
llama manzana al conjunto de casas, sino que el diccionario, los
diccionarios en general, están confundidos en este asunto. Porque al meter en
el mismo saco (en el mismo artículo) a la fruta y al bloque de casas dan por seguro
que se trata de un asunto de polisemia, es decir una palabra que, por razones diferentes
va ampliando su número de significados. Frente a esto (y la teoría no es mía),
la verdad parece ser que lo que tenemos delante es un asunto de homonimia,
es decir, que dos o más palabras de origen y significado diferentes han venido
a coincidir en su forma. Para que quede claro: manzana (del latín mattiana),
‘fruta’ y ‘pomo de espada’ es un caso de polisemia. Pero manzana (del latín mattiana),
‘fruta’ y manzana (sea del francés maçon o maison, o del catalán mansana),
‘casa o agrupación de ellas’ es un caso de homonimia y así debería quedar
reflejado en los diccionarios, empezando por el de la Academia.
Por lo tanto, Javier Marías (o su personaje Jaime Deza) podría decirle al catedrático
Wheeler,
aunque sea de Oxford, que los españoles no somos tan ignorantes respecto a
nuestra lengua.
1 comentario:
¿Pero, y de dónde sale la Z?
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