sábado, marzo 16, 2019

CUANDO ‘BUENO’ ES ‘MALO’ (Y VICEVERSA)


 
Manifestaciones estudiantiles contra el cambio climático (El País)
          
Leyendo esta mañana informaciones sobre las manifestaciones estudiantiles para protestar por el escaso o nulo interés que muestran las máximas autoridades mundiales ante los problemas del innegable cambio climático que ya padecemos, traíamos a la memoria Zalabardo y yo dos recuerdos, en apariencia diferentes pero, a la vez, bastante similares.
            Zalabardo me recordaba la columna de hace unos días en la que Álex Grijelmo, en El País, denunciaba el desmedido afán de muchos políticos por parecer que se dicen sin llegar a decir, por evitar pronunciar una frase que alguien pudiese tomar como “molesta” simplemente negando lo contrario de lo que quieren decir. Por ejemplo, recurren a no aplaudo su actitud para no decir que condenan dicha actitud; o dicen no ha estado acertada esa persona cuando piensan que ha estado fatal.
            En retórica, ese recurso se denomina litote. Demetrio Estébanez, en su Diccionario de términos literarios, define la litote como una atenuación consistente en decir menos de lo que se piensa para dar a entender, por el tono y por el contexto, que se quiere expresar más de lo que se ha dicho. En otros lugares, se define como negación de lo contrario de lo que se quiere decir.

 
Desembocadura del Guadalhorce (diciembre 2018)
          
Yo, por mi parte, recordé la visita de ayer mismo, jueves, a Jorox, con la intención de ver su ermita de la Vera Cruz, La Mesa, el Nacimiento del río, la Cueva de las Vacas y el Charcón y su catarata. Cuando bajábamos hacia este último lugar, nos detuvimos a hablar con uno de los habitantes de esa pedanía. Hablamos, entre otras cosas, de lo que se siente viendo cómo las riquísimas naranjas de aquel fértil valle se pudren en los árboles y acaban cayendo al suelo. Nos decía que la culpa es de los precios, que les pagan tan poco por sus frutos que no vale siquiera la pena recogerlos; y añadía: “Así, cada día se arrancan más naranjos y se plantan aguacates, mejor pagados; hasta que haya tantos aguacates que sea preciso arrancarlos y plantar otra cosa.”
            Pero, del conjunto de la conversación, a mí se me quedó más grabada otra frase: “Con este tiempo que tenemos, no se sabe adónde iremos a parar; hace demasiado buen tiempo.” Y pensé: ¿es que lo bueno puede ser malo? Resolvió mi duda el ejemplo que me expuso: “Tengo ahí naranjos en los que se juntan tres cosechas diferentes: unas naranjas que habría que coger ya porque se van a caer del árbol; otras, pequeñas, verdes, que sustituirán a estas; y la flor de azahar, que anuncia la cosecha que seguirá a estas.”

Espino albar (marzo 2019)
Y es verdad; porque aún no ha terminado el invierno y nos encontramos que la primavera viene adelantada desde el pasado mes de diciembre, en que ya veíamos el campo florecido. Hoy mismo he visto florecido un espino albar, árbol del que leo que florece entre mayo y junio. Nos hemos pasado el invierno sin una gota de lluvia y ya es poca la que se puede esperar. Salvo que este tiempo loco, imposible de pronosticar, nos traiga una primavera tan lluviosa que acabe por ser dañina.
            O sea, el buen tiempo, este que ahora tenemos, es malo. Como cuando decimos de alguien buena pieza está hecho por no decir que es un mal bicho, empleamos una litote al decir tenemos demasiado buen tiempo, que no es más que insistir en que padecemos un tiempo fatal. Lo bueno, pues, se nos ha convertido en malo. Y cuando el agricultor se nos queja de que hace muy mal tiempo, los turistas se extrañan, pues llevan desde enero disfrutando del buen tiempo para el baño en la playa.
            Por eso, le digo a Zalabardo, ver a tantos jóvenes protestar por el estado de las cosas y exigir a los gobernantes que tomen en serio de una vez el problema del cambio climático me produce alegría, pues ellos, esos jóvenes airados, son los que muy pronto nos gobernarán. Confiemos en que ellos, sus quejas, no sean litotes, que sus mensajes sean claros y directos y digan lo que en verdad desean decir, aunque muchos se sientan molestos por sus juicios.




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