jueves, junio 28, 2007

...ET ULTIMA DISPENSATUR

Hay un dicho latino, heredado de las antiguas universidades y de las escuelas de latín, que afirmaba que prima non datur et ultima dispensatur, es decir, que la primera no se da y la última tampoco, se dispensa; con ello se hacía referencia a que el primer día de clase, por ser la presentación, no se trabaja, y el último, por ser la despedida, tampoco. Me he acordado al plantearme el asunto sobre el que hablar hoy. Me decía Zalabardo que ya que hemos llegado al final del curso debería evitar uno de esos artículos fríos, profesorales y emplear el espacio en cuestiones más distendidas.
Pero me sucede que tengo aquí un apunte de hace unos días que no quiero que se me pierda y que bien podía valer para cerrar el curso y más si tenemos en cuenta que, en puridad, el último día es mañana, que es cuando celebramos el claustro final. Tú, con tal de hacer lo que te venga en gana, me dice Zalabardo, tienes excusa para todo. Al final, logro convencerlo y me deja que haga hoy un último apunte de naturaleza gramatical.
En un noticiario radiofónico, afirmaban el otro día que en solo dos meses, se contrataron a veinticuatro mil personas. Muy bien, el contenido es magnífico, porque todo lo que sea crear trabajo es bueno; pero la frase está mal construida si atendemos a la sintaxis. Intentaré ser claro sin extenderme. Digamos en principio que las construcciones españolas con se son bastante complejas. En la frase que reproduzco se nos presenta la confusión que puede haber entre la impersonalidad y la pasividad. Vamos despacio; las frases pasivas surgen cuando nos interesa destacar el objeto sobre el sujeto (el maestro castiga a los alumnos > los alumnos son castigados por el maestro). Las frases impersonales son las que carecen de sujeto, porque no puede haberlo (hace mucho frío; nevó ayer por la tarde). Pero resulta que a veces lo que hay es una indefinición del sujeto, bien porque lo desconocemos (llaman a la puerta) bien porque no nos interesa (se vende piso amueblado). Es claro que alguien llama y que alguien vende, aunque en ambos casos ignoramos, en principio, quién. Son las llamadas impersonales impropias. Es lo que se da en la frase de hoy. Vamos a verlo.
Podemos partir de una frase como La policía dispersó a los alborotadores, que no tiene ninguna complicación; si lo que deseamos es poner mayor énfasis en el objeto, utilizamos la pasiva Los alborotadores fueron dispersados por la policía, que dice exactamente lo mismo. Y como la pasiva surge, en parte, porque el agente del proceso del verbo no nos interesa tanto, la frase termina por ser Los alborotadores fueron dispersados. Paso siguiente: como nuestra lengua es reacia a la pasividad, pensemos que no nos queda rastro de la conjugación pasiva latina, tiende a convertir la frase nuevamente en activa, aunque, al carecer ya de agente, hay que echar mano de se: Se dispersaron los alborotadores. ¿Pero qué pasa ahí? Pues, simplemente, que ahora no sabemos si es construcción reflexiva (se dispersaron a sí mismos) o pasiva (fueron dispersados por alguien). Solución: el verbo se pone en singular y al sintagma nominal de función confusa se le antepone a, con lo que ya vemos a las claras que es objeto directo y la frase, impersonal: Se dispersó a los alborotadores.
Por eso, en la radio deberían haber dicho Se contrató a veinticuatro mil personas o Veinticuatro mil personas fueron contratadas. Aclaremos, por último, que este caso se da solo cuando ese sustantivo que puede interpretarse como sujeto paciente o como objeto directo significa persona, pero no cosa. Por eso no hay confusión en, por ejemplo, Los paraguas se venden bien, y sí la hay en Los acusados se defienden bien. En el primer caso, siempre los paraguas serán vendidos por alguien, mientras que, en el segundo, los acusados pueden defenderse a sí mismos o ser defendidos por alguien. Si a lo que queremos aludir es a lo segundo, deberíamos decir Se defiende bien a los acusados, frase impersonal refleja por indeterminación del sujeto.
Miro a Zalabardo, esperando su juicio. Solamente mueve la cabeza como dando a entender que la exposición de hoy no merece más que un aprobado de cagalástima. Lo entiendo y prometo que, ahora que se inicia el verano, intentaré que todos los apuntes sean menos soporíferos que este. Por el bien de todos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El apunte de ayer fue muy bueno por exponer, algo por encima pero poniendo el dedo en la llaga, la problematica situación de la enseñanza de hoy dia. "La cosa es conceder los títulos de graduado y que las autoridades puedan presumir de que aquí no hay fracaso escolar", es el espíritu del que está impregnada la Educación por demagogia, y será su ruina.
El viejo de la colina