jueves, junio 07, 2007

ESPAÑOLÍA

Una frase simple, inocente, del entrenador español de fútbol ha dado lugar a toda una serie de comentarios que, la verdad, no sé si son más síntoma de papanatismo o de ignorancia. En una entrevista antes del partido contra Liechtenstein, a Luis se le ocurrió decir que estaba convencido de la españolía de los jugadores; y como el traductor alemán pidiese aclaración para traducir tal término, el entrenador español le dijo: "Pues españolidad o españolismo. O sea, un sentimiento, un cariño." Si alguien es capaz de decirlo mejor que Luis, que lo diga. Pero unos, con matiz irónico, escriben que balbuceó antes de ser capaz de dar aquella contestación. Otros. concretamente los responsables de la transmisión deportiva de la cadena SER, empezaron su programa en tono de chufla dudando, primero, de que tal palabra existiese; y, segundo, dando por hecho que Luis chochea y ya no sabe ni lo que dice. Uno de ellos, antiguo jugador, Rincón, repetía entre risas: "Eso, eso, y yo era un españolío."
Empecemos simplemente analizando la palabra: españolía, según el DRAE, equivale a españolismo o españolería; y españolismo es el 'amor o apego a las cosas características o típicas de España.' O sea, un sentimiento, como Luis decía. Cualquier persona, incluso un japonés, por ser exóticos, podría en cualquier momento manifestar su españolía o españolismo. Luis se equivoca, aunque sea desliz de poca monta en su contexto, al decir que era equivalente a españolidad, que es la 'cualidad de español.' Es decir, que solo la nacionalidad nos permite manifestar nuestra españolidad. La palabra españolía, que es un sustantivo, no tiene nada de rara, pues sigue la misma forma que hidalguía, bizarría, ñoñería, mogigatería, etc. Con ello quiero decir que, en el caso hipotético de que no existiera, Luis la habría creado con todo el derecho del mundo. Ah, y su adjetivo correspondiente no es otro que español, para que se entere Hipólito Rincón.
Zalabardo me dice que todos estos problemas tienen su origen, según su opinión, en el hecho, también simple, de que los españoles somos muy particulares para estas cosas y sentimos una especie de vergüenza irreprimible a declarar cualquier actitud relaciona con la noción de patria. El fútbol es buena prueba: cualquier futbolista argentino, por ejemplo, muere por representar a su país y cualquier seguidor tendrá su "albiceleste". Los españoles somos más del Real Madrid, del Barça o del Alcoyano y llevaremos la camiseta de Raúl o de Ronaldinho.
Aparte del fenómeno del fútbol, sigue diciéndome Zalabardo que entre nosotros, los españoles, cuesta trabajo reconocer que somos españoles o de España. Nos suenan estos conceptos, el de español o el de España a largos años de dictadura, por lo que eso de declarar la españolía lo vemos natural en Salva Ballesta, vaya, otro futbolista, pero no en nosotros mismos. Por eso mismo sentimos reparo y cuando vemos que alguien enarbola la bandera de manera partidista no tenemos el valor de decir: "Oiga usted, que esa bandera es también mía y no quiero que se utilice para significar algo diferente a lo que simboliza." Cuando oigo a Zalabardo, he recordado que esta mañana, durante el desayuno, no sé si fue José Francisco o José Manuel quien decía con razón que el problema para componer una letra para el himno español es que tendría que recoger el nombre de cada una de las autonomías.
Le pregunto a Zalabardo cuál pudiera ser la solución a este conflicto. Ah, me responde, ¿Tú crees que eso lo sabe alguien?

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