lunes, noviembre 16, 2009

CAMBIO DE IMAGEN

Hay personajes, como hay películas y como hay novelas, que no envejecen nunca, ni quisiéramos verlos envejecer. Porque si miramos a las personas, el asunto es distinto, pues debemos reconocer que el tiempo no deja de pasar por nosotros y envejecemos sin que nada ni nadie pueda evitarlo. Está claro que ninguno somos comparables a Dorian Grey, y que no mantendremos siempre el mismo aspecto ni dispondremos de un retrato en el que se vayan acumulando los estragos de la edad. Por mucho que los bienintencionados amigos te digan una y otra vez esa piadosa mentira de que estás más joven cada día.
Integrantes del grupo de esos personajes inmortales en quienes estoy pensando son los de animación, entre los que debe destacarse a Mickey Mouse, la genial creación de Walt Disney, que ya ha entrado en el club de los octogenarios. Circula una historia por ahí, otros la niegan, que asegura que Mickey, nacido en 1928, se llamó en un primer momento Mortimer Mouse, aunque pronto se le cambiara el nombre por expresa petición de la esposa de Disney. Y hay otra historia que mantiene que el simpático ratón surgió como contrapunto de un malvado Oswald, el Conejo Afortunado, que la compañía Disney debió entregar, ignoro cómo y por qué, a la Universal.
Los dibujos animados, como los personajes de los cuentos, son como son y su adaptación a cada época será apenas perceptible. La Bella Durmiente se pinchará el dedo millones de veces con el huso y millones de veces vendrá el príncipe a despertarla. Y Cenicienta seguirá perdiendo su zapatito de cristal que será a la postre lo que decida su destino. Y Bambi no dejará de ser un cervatillo desvalido por mucho que pasen los años.
Traigo todo esto aquí porque me cuenta Zalabardo que la factoría Disney tiene la intención de modificar no ya el aspecto, sino también el carácter del ratón Mickey. Al menos, y por ahora, en el juego Epic Mickey, diseñado para la Wii de Nintendo. Dicen que, como ya se ha hecho mayor, debe andar de otra forma, debe hablar de otra forma y, sobre todo, debe mostrar una personalidad diferente, más acorde con la de los niños de hoy. Como también dicen que debe ser menos "blandito" y ha de perder su inocencia para mostrarse "agresivo, travieso y egoísta". Zalabardo me dice que, si en realidad los niños actuales son así, lo que habría que cambiar es a los niños, no a Mickey.
Después de todo lo que me dice Zalabardo, leo algo del tema y encuentro que, en unas declaraciones, Warren Spector, director artístico de la empresa que desarrolla el juego, sostiene que Mickey seguirá siendo aventurero, entusiasta y curioso, porque nuestro ratón "nunca puede ser malo de verdad". ¿No pensáis que esa actitud es la que se encuentra en muchos padres de hoy, no ya frente a sus hijos pequeños, sino también a los adolescentes, a quienes se les toleran demasiadas cosas bajo la excusa de que "no son malos de verdad"?
Así, me temo, pasa lo que pasa, que nuestros hijos son cada día más agresivos. Ya nos gustaría que fuesen como Jessica Rabbit cuando decía aquello de "yo en realidad no soy mala, es que me han dibujado así". Pero la realidad verdadera, no la de la ficción, es bien otra, pues a nuestros hijos, muchas veces y por desgracia, los estamos haciendo así, que es diferente, y luego no podemos volverlos de otra manera.
Y ahora, no contentos con lo que hay, queremos, o quieren los de la Disney, que aquello que aún permanecía inocente, al menos Mickey Mouse, sea más duro, egoísta y agresivo. No basta con que en los dibujos, desde el principio, como en los cuentos, ya hubiera su cuota suficiente de malos de verdad: era malo, aparte de amargado y envidioso, Oswald. Son relativamente malos los Golfos Apandadores y es mala la Madrastra de Blancanieves. Ahora, como si los niños no tuvieran ya suficiente ración de maldad y violencia por todas partes, se quiere hacer malo a Mickey Mouse. Sálvese quien pueda.

No hay comentarios: