Lo cierto es que hoy, Zalabardo y yo no tenemos ganas de hablar de ningún tema concreto. Estamos de bajón y, además, cabreados porque una avería nos ha dejado sin una parte importante de los electrodomésticos: cocina vitrocerámica, horno y lavavajillas. Se podía contar como contaba Don Rosario, en Tres sombreros de copa, de Mihura, la desgraciada pérdida de su hijo: hizo ¡pin! y se acabó todo. Lo nuestro hizo ¡pum! y se acabó todo. Llamo al servicio técnico y me dicen que, por lo que les cuento, debe ser un problema eléctrico y antes de acudir ellos debe verlo un electricista. Llamo al seguro y me dicen que mandarán uno para que lo revise. Y aquí estamos, esperando que llame el electricista.
Zalabardo trata de animarme diciendo que esto no es nada comparado con lo pasó ayer con los ordenadores del ESNIC. ¿Que qué es el ESNIC? El organismo que gestiona los nombres de dominio .es, es decir, el correspondiente a España. Me da a leer el periódico que cuenta que un error en sus ordenadores dejó durante más de dos horas a todos los internautas sin poder acceder a más de 400.000 páginas que llevan ese código de país. ¿Cómo es posible que de golpe y porrazo queden inactivos todos los nombres de dominio con código de un país concreto? Parece algo así como una chapuza.
Me lo pienso un poco y le contesto que tal vez tenga razón, que eso puede que sea más grave que la imposibilidad de hacerme yo una tortilla de patatas.
Total, como decía, que no tenemos ganas de hablar de otras cosas. Entonces nos hemos metido en Internet y le hemos pedido a Google que nos busque páginas que traten de ese juego de naipes llamado La pocha del que no paran de hablar en la Sexta, mientras comentan los partidos del mundial de baloncesto, Andrés Montes y Juanma Iturriaga. Por lo que hemos podido sacar en claro es un juego parecido al tute subastado con el que se pueden rellenar varias horas. No me extraña que sea un juego tan apreciado por deportistas que han de padecer largos periodos de concentración.
Pero como para jugarlo hacen falta al menos cuatro personas y nosotros somos solamente dos, lo dejamos en espera de mejor ocasión.
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