jueves, agosto 31, 2006

LOS AGOREROS

No me gustan los agoreros. Se lo digo a Zalabardo y me contesta que voy listo, porque esa especie abunda y basta dar con el pie en el suelo para que salgan seis o siete. Mi comentario viene a cuento de un chiste de Forges que publicaba El País el pasado lunes 24 de agosto. Trataba sobre el mundial de baloncesto y representaba a un dibujante que imaginaba el titular que pondrían los periódicos tras el partido de España contra Serbia para justificar nuestro fracaso.
Se podía pensar que se refería a "otros" dibujantes, no a él mismo, y en una esquina incluía un "ánimo y suerte". Pero resulta que hoy, día 31, tras haber eliminado España a Serbia y posteriormente a Lituania, y en vísperas de enfrentarse en semifinal a Argentina, Forges ataca de nuevo y ahora su chiste es la pesadilla de Pau Gasol en la que se ve bailando con un jugador argentino el tango "volver con la frente marchita..."
¿Tantas ganas tiene Forges de que nuestra selección pierda? ¿Es que tendremos que incluirlo entre esos negros agoreros que no hacen más que vilipendiar a nuestros deportistas y cantar a los cuatro vientos que nunca llegaremos a nada?
A Forges, y al resto de la camada agorera, queremos decirles, Zalabardo y yo, que el deporte no es más que un enfrentamiento incruento en el que, por fuerza, uno tiene que ganar mientras otro tiene que perder; que es imposible que se dé una cosa sin la otra. Y que se puede perder a las primeras de cambio o ya en una final. Que perder no agrada a nadie, pero consuela hacerlo con dignidad.
Respecto a la selección española de baloncesto, hay que reconocer que está haciendo un papel brillantísimo en este campeonato, en el que ha ganado cada partido por paliza, aunque para ganar baste anotar un punto más que el contrincante. Ahora toca jugar contra Argentina, campeones olímpicos y subcampeones mundiales. Se puede perder o se puede ganar. Si se gana, nuestra selección jugará la final contra el equipo de USA. Pero, si se pierde, nadie volverá con la frente marchita, pese a Forges y el resto de los agoreros. Lo malo es que estos son los primeros en subirse al carro cuando el resultado es de victoria.

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