lunes, diciembre 11, 2006

CHILE EN EL CORAZÓN

Prometí antes de irme de puente que a la vuelta daría las fechas en que escribí sobre la pretensión de imponer el uso de la doble forma de género (compañera/compañero) aun en contra del más elemental conocimiento del funcionamiento del lenguaje. Las fechas fueron: 10 de agosto, 1 de octubre, 8, 11 y 14 de noviembre. Como en el último apunte hice propósito de no hablar más sobre ello, simplemente lanzaré una pregunta a los "dualistas": ¿cómo habría que redactar el titular de una información aparecida ayer en El País y que decía: "Las mujeres ya representan el 61% de los médicos jóvenes"?
La noticia que hoy ocupa todos los medios (bueno, es noticia desde la tarde de ayer) es la muerte de Augusto Pinochet. Me unen lazos amables con Chile, puesto que allí vive, desde hace muchos años, uno de mis hermanos. Recuerdo aquellos días de septiembre de 1973. La preocupación por que de algún modo pudiera verse involucrado en aquello nos tenía preocupados a todos. Concretamente, yo había conocido datos sobre Salvador Allende gracias a él, que me informaba de manera entusiasta sobre cuáles eran los objetivos de aquel movimiento revolucionario y cuáles, también, las dificultades con que se enfrentaba. Luego llegó el fatídico día 11 de ese mes. Tuvo lugar el golpe militar y el bombardeo del Palacio de la Moneda, "La Monea", como decían los chilenos. Allí murió Allende y allí empezó una larga y cruel dictadura.
En enero de aquel mismo año, Pablo Neruda había publicado un libro titulado Incitación al nixonicidio y alabanza de la revolución chilena. Se denunciaba con dureza todo el movimiento que iba tomando cuerpo en contra contra las aspiraciones progresistas del país. En el poema Aquí me quedo decía: Yo no quiero la Patria dividida /ni por siete cuchillos desangrada: / quiero la luz de Chile enarbolada / sobre la nueva casa construida: / cabemos todos en la tierra mía. / Y que los que se creen prisioneros / se vayan lejos con su melodía. Luego se vio que no cabían todos, que los que se tuvieron que irse fueron los que pretendían construir esa nueva casa (salvo los muchos que murieron sin tener siquiera esa opción).
De los que pudieron huir, a mi casa vinieron tres personas, un matrimonio con un hijo pequeño, conocidos de mi hermano, que me los recomendó para que los ayudara en sus primeros pasos por aquí; solamente recuerdo su apellido: Castañeda. En Málaga estuvieron pocos días, pues su interés era llegar a Santander donde tenían amistades que los ayudarían a situarse y rehacer su vida. No volví a saber de ellos. Esperaban regresar a Chile cuando "pasara un poco aquello". Ignoro si regresaron algún día.
Pablo Neruda murió pocos días después del golpe, el 23. Su entierro se celebró bajo fuertes medidas policiales y del ejército. Las hordas de Pinochet saquearon su casa y quemaron sus libros. En 1937, albores de la dictadura que sufrimos nosotros, había escrito España en el corazón. Quienes sean jóvenes y no recuerden aquellos días de 1973 se pueden hacer una idea de lo que vivieron (padecieron) los chilenos viendo la película que en 1982 dirigió Costa-Gavras, Missing.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola: soy una estudiante de la UMA que leo su agenda de vez en cuando. Los profesores nos insisten mucho en la ortografía y en su comentario de ayer leo: "Ya estoy de vuelta. Zalabardo no deja de preguntarme cómo era aquello y solo quiere saber detalles." No tilda "solo", ¿es por algo que desconozco? En el de hoy leo:
"La preocupación por que de algún modo pudiera verse involucrado en aquello nos tenía preocupados a todos.", ¿hay aquí erratas? ¿es acertada la frase? Más abajo dice:
"Se denunciaba con dureza todo el movimiento que iba tomando cuerpo en contra contra las aspiraciones progresistas del país." ¿hay otra errata o es así?
Mari Paz

Anónimo dijo...

La literatura está llena de casos inspirados en una simple anécdota o un detalle insignificante que da lugar, en manos de un buen narrador, a toda una novela histórica o de intriga con un relato más o menos ajustado a la realidad. Este comentario de hoy me parece un punto de partida ideal para una narrativa interesante: los Castañedas, huidos de Chile durante la dictadura de Pinochet, pasan por Málaga camino de Santander donde, supuestamente, llegan a establecerse definitivamente.
Pero también me parece arriesgado dar tantas pistas personales de alguien que huyó, aunque hace tiempo, de un tal régimen, pues sería fácil seguirle la pista a partir de aquí. En estos casos, lo habitual es usar otro apellido para que la narración no pierda realismo ni intriga.
Juan Garabato.