Tranquilos, que nadie piense que voy a dar entrada aquí a la nobleza ni a la aristocracia. El título del que hablo es el que encabeza las informaciones periodísticas. Hace ya tiempo que Zalabardo y yo hemos hablado sobre el tema, pero él me insinuaba que podía resultar árido y de escaso interés aparte de que, seguía, tampoco era como para llamar la atención de muchas personas. Yo contrarrazonaba que el problema está el el valor de modelo de estilo que la prensa, como la generalidad de los medios, posee. Y así, le decía, como ya otras veces creo haber dicho aquí, que lo malo es que pudiera cundir el ejemplo y el vicio del que quiero tratar sobrepase el espacio específico de las cabeceras informativas.
Pero vayamos al grano: existe una cierta tendencia, en algunos medios, de eliminar en los titulares, casi por sistema, los artículos. Sin entrar en divagaciones teóricas, que aquí sobran, digamos solo que el artículo tienee un valor actualizador del sustantivo, es decir, traslada a la realidad de que se habla el concepto expresado por el nombre. Sin él, es decir, sin artículo, el sustantivo remite a una categoría, no a un ser preciso. Fijaos que no es lo mismo decir el agua fluye mansamente que se necesita agua. O sea, que no es un postizo inútil. Confío en haberme explicado bien, pues no quiero dilatar más la exposición.
Pues bien, respecto a los titulares, las normas de estilo de diferentes medios son claras. Dice El libro de estilo de El País que no se pueden suprimir los artículos o adjetivos que imponga la lógica del lenguaje, ni escribir títulos como éste: 'Científicos preparan una vacuna contra el sida'. Dice ABC, menos explícito, en el suyo: Los títulos expresarán de forma sintética, pero gramaticalmente correcta, lo sustancial de la noticia. Y no cito más libros de estilo por no cansar. Por lo general, en España se titula bien, gramaticalmente, con independencia del estilo de hacerlo de cada uno. En SUR, de vez en cuando, se podía observar un título con el artículo omitido. Sin embargo, ayer creo que se les fue un poco la mano
Hagamos un repaso. En la página 3: Sindicatos apuestan por potenciar el SAS... Luego, se lee que los sindicatos aludidos son CCOO y UGT. Se podía haber escrito Los sindicatos, Los sindicatos mayoritarios o CCOO y UGT, o algo semejante, pero con artículo, salvo en el último caso, por tratarse de nombres propios. Página 10: Arquitectos consideran que el decreto..., cuando, tras leer la información, parece ser que se habla de los arquitectos de Málaga. Página 26: Radicales intensifican la violencia callejera..., Aquí la cuestión se hace más compleja porque se utiliza un adjetivo sustantivado, sin ninguna marca; se debería haber dicho un grupo de radicales o algo por el estilo. Y, por fin, en la página 35: Empresarios miran a la India. Si leemos la información, sabremos que son especificamente representantes de una empresa americana y otra francesa. En resumen, en los cuatro ejemplos se debería de haber utilizado un actualizador que sirviera para identificar, "actualizar" en términos gramaticales, a los sujetos aludidos.
Antes de terminar, me recuerda Zalabardo que diga al amigo Juan Garabato (perdón por tomarme la confianza de llamarlo así) que en nada me ha molestado su comentario. Antes bien, lo agradezco como todos los que he recibido hasta ahora. Incluso más los críticos que los laudatorios. A todos he de agradecer que lean estos apuntes que, en ocasiones, me parecen tan desabridos.
1 comentario:
En primer lugar, "no soy alguien que se firma Juan Garabato", soy Juan Garabato. En segundo lugar, no hay que pedir perdón después de llamar a un desconocido "amigo" en un comentario y menos si se escribe entre paréntesis: ¡no lo escriba así y no será necesaria tanta parafernalia!
En otro orden de cosas, esperaba con impaciencia que su agenda de hoy hiciera alguna referencia al magnífico artículo que el académico Ignacio Bosque publicó en El País ese mismo día. Aquí lo de magnífico, para mí, será una comentario laudatorio para usted, pero es sincero y, por supuesto, es crítico. Creo que lo importante de un comentario es que sea sincero, edificante y objetivo.
En realidad, hoy sólo estaba interesado en una cosa: la opinión que tiene Zalabardo de ese artículo y, particularmente, de la polémica que plantea la Sra. Rubiales con el suyo del 28 de noviembre, tan ampliamente contestado por el Sr. Bosque.
Publicar un comentario