Bélgica es un país con una población aproximada de diez millones de habitantes distribuidos en una extensión territorial de algo más de treinta mil kilómetros cuadrados. En el país se hablan tres lenguas: el neerlandés, en la zona de Flandes (hablado por el 57 % de los belgas), el francés, en la región de Valonia ( hablado por el 33 % de los belgas) y el alemán, hablado por escasamente un 1 % en las zonas fronterizas. El restante 9 % son hablantes bilingües de la capital.
¿Quién no recuerda la emisión radiofónica de La guerra de los mundos, dirigida por Orson Welles en 1938, y lo que provocó? Pues bien, por lo que me cuenta Zalabardo, el miércoles pasado, la emisora pública de televisión francófona belga emitió, sin avisar que se trataba de una ficción, un programa que partía del anuncio de la declaración unilateral de independencia por parte de Flandes. Es fácil imaginarse la tensión que se vivió durante la media hora del programa, hasta que se comunicó que todo había sido una ficción.
España es un país de cuarenta y cinco millones de habitantes y una extensión que, si no hago mal las cuentas y Zalabardo sabe lo malo que soy en aritmética, es quince veces superior a Bélgica. Aquí, como nadie ignora, tenemos cuatro lenguas, una oficial del Estado y tres cooficiales cada una en su respectivo territorio. También en estos territorios, con más o menos fuerza, existen inquietudes indepentistas. ¿Se imagina alguien que TVE emitiera un programa semejante al de RTBF? Yo, la verdad, no lo concibo.
Si cuento esto, que todo el mundo conocerá ya por prensa, radio y televisión, es porque quiero aludir al problema que se puede y, con frecuencia, se suele dar en zonas de un mismo país en las que entran en colisión dos o más lenguas. Lo ideal sería, sin duda, el bilingüismo, síntoma de riqueza cultural del territorio. Lo usual, por desgracia, es que se dé una situación de diglosia, es decir, estado en que una de las lenguas se ve favorecida en detrimento de la otra u otras. Durante la dictadura franquista, fue el castellano el que, por decreto, se impuso en todo el país, condenando a las demás a un arrinconamiento humillante. Hoy, al menos en Cataluña y País Vasco, asistimos (¿provocado por un sentimiento de revancha?) a un proceso inverso. Sé que ese sentimiento del que hablo no es general, lo he comprobado por experiencia propia, pero sí bastante acusado en determinadas facciones políticas que son las que rigen los destinos de las respectivas Comunidades.
Volviendo a Bélgica, el Parlamento flamenco acaba de aprobar una ley por la que, para poder tener acceso al alquiler de viviendas sociales, habrá que demostrar que se habla neerlandés o, en caso negativo, comprometerse a estudiarlo. A los dos años, si no se ha conseguido hablar la lengua, el contrato será cancelado y se podrán imponer multas de hasta 5.000 euros. Algunos políticos protestan, incluso, de que la medida no es lo suficientemente dura.
Aquí, por el camino que vamos, no me extrañaría que pudiese ocurrir algo parecido. Yo expreso ya mi rechazo a este tipo de discriminaciones positivas que, en realidad, no son más que una especie de genocidio lingüístico. Zalabardo puede dar cuenta de que siempre he defendido el derecho de cada pueblo a su propia lengua, pero a la vez pienso que cada lengua debe atraer a los demás por su riqueza cultural y literaria o por sus posibilidades comunicativas. Así ocurrió un tiempo con el italiano, así ocurrió más tarde con el castellano o con el francés; así ocurre hoy con el inglés. Pero ninguna lengua puede ser impuesta por decreto, por mucho que en ello se empeñe un grupo de nacionalistas palurdos que no caen en la cuenta de que lo que imponen es su particular dictadura.
3 comentarios:
Esto es una verguenza, sacudir a la opinion publica de un pais durante media hora y tenerla en vilo,esto es un ejemplo de la irresponsabilidad de los medios de informacion y de su capacidad de manipulacion, ¿como vamos a creer lo que dicen? seguro que no faltara quien quiera verlo hecho realidad. Aqui tiene que intervenir el fiscal del estado y el tribunal constitucional.
Sin duda, me parece humillante el hecho de que en un país supuestamente tan avanzado como es Bélgica, y que se enorgullece de ser uno de los fundadores de la Unión Europea, símbolo de progreso y tolerancia(o al menos eso nos hacen creer),haya aprobado una ley de acceso a viviendas sociales tan intransigente. En mi opinión, esta no es si no una astuta maniobra del gobierno flamenco para dar acceso a dichas viviendas a tan solo aquellos nativos del país, y una forma de cerrar la puerta a, quien si no, inmingrantes que no hablen la lengua mayoritaria del país. Escandaloso. Esa es la palabra.
DR
La medida del Parlamento Flamenco es discriminatoria con los inmigrantes (que somos todos), pero sobre todo con los más viejos que son los que más dificultad tendrán para aprender el neerlandés; a éstos se les puede complicar el alquiler de las viviendas sociales. Sin embargo, los jóvenes en dos años aprenderán lo suficiente como para salir adelante. Está claro que el Parlamento pretende incentivar el uso del neerlandés frente al fráncés, pero el parlamento está compuesto por políticos que, mayoritariamente, son licenciados en leyes y economía, luego no les falta posición, cultura y formación. Entonces, ¿qué hace a las personas ser discriminatorias con sus semejantes?
Juan Garabato
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