lunes, agosto 28, 2006

BUITRES

Un hombre ha matado a tiro limpio a su esposa y a su hija. Ha sucedido en Osuna, mi pueblo, pero podía hacer sucedido en cualquier otra parte. Zalabardo me enseña la noticia de prensa donde se relata todo con pelos y señales. Allí se habla de violencia de género, aunque no me gusta la expresión. El hecho no es nuevo; recuérdese si no que Bodas de sangre, de Federico García Lorca, está inspirado en un suceso real y quienes como yo hayan cumplido ya algunos años podrán traer a su memoria aquella tétrica publicación titulada El caso. Parricidios, crímenes pasionales, delitos por honor, etc. han existido siempre.
Lo nuevo es el morbo con que estos casos se tratan en los medios, donde una bandada de buitres sin entrañas descarnan sin compasión hasta dejar mondos los huesos las miserias y lacras de nuestra sociedad de manera tal que su actuación se convierte en efecto llamada para la imitación de comportamientos y conductas en todo punto execrables.
El otro día veía yo en televisión un programa en el que uno que se dice bailarín, y digo se dice porque de él no conozco más actuaciones que las que lleva a cabo en programas de esta naturaleza, se sometía, después de haber pasado por caja, al interrogatorio de una de estas bandadas de buitres de los que hablo sobre si era un maltratador y sobre si había pegado a su ex esposa o sobre las amenazas y vejaciones a que ésta lo sometía.
En otro programa similar, una que se llama secretaria de alguien que murió hace ya años, le pedía al presentador que la ayudara para demostrar cómo era posible para un diestro golpear a una persona de forma que pareciera que lo había hecho alguien zurdo. Por la pequeña pantalla no dejan de aparecer seres miserables que no son nadie pero que, por unos cuantos euros están dispuestos a contar las más escondidas de sus miserias; o a inventérselas.
Por desgracia, la tele está llena de este tipo de programas en los que los gritos, amenazas, violencias verbales, insultos, anuncios de querellas que nunca llegan a nada; con ello ofrecen un triste modelo para muchísimas personas que lo ven y, lo que es peor, que imitan. Lo malo es que las televisiones siguen dando estos programas amparándose en los datos de su elevada audiencia.
Mientras tanto, en la vida real no dejan de suceder cosas como las de Osuna. El periódico da una serie de datos que producen escalofríos: sobre el parricida pesaba una orden de alejamiento; sin embargo, no dejaba de rondar la casa, de amenazar y de frecuentar los bares de la zona. Los propios hijos hablan del maltrato a que había sometido desde muchos años atrás a toda su familia. Ahora, el Ayuntamiento de Osuna quiere declarar no sé cuántos días de luto y convoca una manifestación contra la violencia de género. ¿No habría sido mejor hacer algo antes y así haber evitado la muerte de estas dos pobres mujeres?
Zalabardo me dice que todos tenemos algo de buitres que acudimos solamente cuando hay carroña con la que solazarse.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La lectura de BUITRES da que pensar que muchas cosas fallan en la sociedad actual: por un lado, los políticos que legislan con torpeza y lentitud dando pie a que las situaciones se hagan crónicas. Por otro lado, el poder judicial excesivamente tímido y tibio a la hora de sancionar y, por último, el efecto llamada que hacen los medios de comunicación al extender los sucesos con tanto detalle. Pero, ¿qué hacen los sociológos?, cuando no ponen el grito en el cielo ante situaciones que se repiten una y otra vez. ¿Y los redactores de los medios de información?, no parecen darse cuenta de que inducen esas conductas malignas. ¿Por qué no se cuidará el lenguaje en el momento de informar para evitar la multiplicación del suceso? Tal vez el problema radica en usar un telediario, con la audiencia que tiene, para difundir ciertos hechos. Aquí puede estar el quid de la cuestión.
Juan Garabato.