lunes, septiembre 03, 2007




ACERCA DE REFERÉNDUM Y OTROS


Le comento a Zalabardo que hay ocasiones en que las personas parecemos más bien bestias de tiro, de esas que se ven precisadas a utilizar anteojeras. Por cierto que estas piezas de la guarnición de las caballerías que se les colocan junto a los ojos con el fin de que no puedan fijar la mirada más que hacia el frente se llaman así, anteojeras y no orejeras, como muchas veces se dice equivocadamente.
Zalabardo, como tantas otras veces, me mira extrañado y requiere que le aclare mi comentario. Le digo entonces que es muy común, al menos a mí me lo parece, que nos obcequemos con algo y no seamos capaces ya de mirar, obrar o pensar en un sentido distinto al que de inicio hemos decidido adoptar. Y pensaba yo esto leyendo una información referida al lehendakari Juan José Ibarretxe. Este buen señor (por cierto, ¿no os recuerda su rostro al señor Spock, de la serie Star Trek?) sigue dale que te pego con que quiere hacer, pese a quien pese, un referéndum dentro de la comunidad que preside. A lo que se ve, ignora, u olvida, a quien le corresponde convocar cualquier referéndum en nuestro país, salvo que su intención no sea otra que la de romper la baraja del juego democrático.
Otro ejemplo de este actuar con anteojeras lo tenemos, observando más cerca, en nuestro ámbito de educativo; ahora que ya han concluido las vacaciones y nos disponemos a reiniciar de nuevo el tajo, podremos ver con qué ímpetus y ganas volveremos a hablar del currículum y de sus deficiencias o excelencias según el color del cristal de quien lo mire.
No dirás, me interrumpe Zalabardo, que no son palabras bonitas referéndum y currículum, al menos brillantes y sonoras. No se lo niego, como que a ellas podríamos añadir, por ejemplo, memorándum, ya que nos ponemos así. Pero, aparte de cualquier otra cuestión, de la oportunidad o inoportunidad de que Ibarretxe realice esa consulta popular, o de que los políticos, más que nosotros los enseñantes, se pongan de acuerdo de una puñetera vez sobre el conjunto de estudios y prácticas destinados a que el alumno desarrolle plenamente sus facultades, a mí lo que me interesa ahora es destacar que ya va siendo el momento de que dejemos de utilizar esos términos y los sustituyamos por sus formas castellanizadas currículo, referendo y memorando. La primera de esas tres formas es la única recogida en la 22ª edición del DRAE. Y, aunque para la segunda y tercera el diccionario académico remite a las formas latinizadas, el Diccionario Panhispánico de Dudas recomienda sin ningún reparo que se usen las que aquí defiendo.
Si acaso, currículum podría quedar para la locución currículum vitae, 'relación de datos biográficos, títulos, estudios, experiencia laboral, etc. de una persona' (pero, ojo, dicho vítae o víte, según prefiramos la pronunciación latina culta o popular, pero siempre con el acento sobre la i.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me pregunto por qué no existirá una versión castellana de "currículum vitae". Creo que es un lío que en unos casos empleemos la versión castellana, que el Escritor recomienda, y en el caso laboral no, por eso me parece más sensato dejar las cosas como siempre han estado, sin perder nuestras raíces grecolatinas, o bien terminar por castellanizar nuestra herencia, dejando los términos cultos para casos muy profesionales.
En cuanto a la educación, ¡qué difícil debe ser educar! Desde que leo su agenda me inclino cada vez más por estos temas y hoy, sin ir más lejos, leí en uno de esos diarios de distribución gratuita, de los que a veces usted cita como mal ejemplo de titulación, "la implantación de la Educación para la Ciudadanía llega al profesorado y al alumnado (¡se olvida de los padres!) envuelta por una discusión que solapa el hecho de que no tenemos modelo educativo". Son las últimas palabras de un texto que aparece como La carta del director. Pues bien, si los políticos no tuvieran esas anteojeras, como usted dice, y si estuvieran educados para desempeñar su cargo pensando más que nada en el bien general, no partidista, se les caería la cara de vergüenza al leer que no tenemos modelo educativo.
Adrés.