miércoles, septiembre 26, 2007


AHMADINEYAD
Con motivo de su estancia en Nueva York para asistir a la asamblea general de Naciones Unidas, el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, fue invitado por la universidad de Columbia a dar una charla en la que pudiese defender su régimen. El presidente de dicha universidad, Lee Bollinger, lo presentó, según leo, con estas palabras: "Usted tiene todos los signos de un dictador cruel y mezquino, y cuando viene a un sitio como este se le ve simplemente más ridículo".
Converso con Zalabardo sobre el hecho de tal invitación y sobre las palabras con que fue presentado. El uno y las otras nos han merecido dos reflexiones que son las que trato de ofrecer aquí. Dice Zalabardo que al leer el desarrollo de la visita del primer mandatario iraní al centro universitario se le ha venido a la cabeza, en primer lugar el ejemplo de aquel que en sus oraciones pedía a Dios que lo librara de sus amigos porque de los enemigos sabía perfectamente cómo guardarse. ¿Se puede entender el cinismo que hace falta para invitar a una persona a tu casa y, cuando vas a presentarlo al resto de tu familia, lo llamas cruel, mezquino y ridículo dictador al tiempo que tu familia lo recibe entre abucheos y gritos? ¿No hubiera sido mejor negarle desde un principio el acceso a tu morada? Claro que el invitado no se queda a la zaga y, contestó que aquellas palabras eran un insulto a la información y a la inteligencia del auditorio y, sabiendo la ascendencia que tienen en Estados Unidos, afirma que Irán no es un peligro para los judíos, cuando todos estamos hartos de escuchar sus deseos de destruir el estado de Israel; o cuando dice que, al contrario de lo que sucede en occidente, en Irán no hay homosexuales, a pesar de que es bien sabido que las leyes iraníes consideran la homosexualidad un delito que se castiga incluso con la pena de muerte. Y así todo.
La otra reflexión nace de las paradojas que se dan en un país como Estados Unidos. Ahmadineyad, que es recibido con un titular como El diablo ha aterrizado, es, sin embargo, invitado a exponer sus ideas. El país que, llevado por unos intereses bastardos, no ha dudado, arrastrando a otros en el trance, en originar el horror que se vive en Oriente Medio nos brinda, sin embargo la más patente muestra de lo que es la libertad de expresión. Es como si la universidad de Columbia le hubiese dicho al mandatario iraní: "Rechazamos tus actos y tus ideas, pero nunca te negaremos la posibilidad de que vengas ante nosotros para tratar de justificarte. Te retamos a que nos correspondas de la misma manera". Y a lo mejor, aunque yo no lo sepa, se lo han dicho; con esas o parecidas palabras. Y Ahmadineyad (¿por qué cada vez que escribo este nombre pienso en un parque de atracciones?), esto me lo dice Zalabardo, ha tenido la chulería de aprovechar la invitación; pero no creáis que va a recoger el guante de consentir que alguien pueda manifestarse con parecida libertad en su país. Es lo que tienen estos macabros personajillos.
Ayer os hablaba de cómo a veces se acumulan los temas. Hoy ha aparecido un nuevo diario, Público. Me hubiese gustado hablar de él, pero lo cierto es, aunque tengo aquí al lado un ejemplar, aún no lo he leído. A lo mejor hablo mañana. Zalabardo, como otras veces, esboza esa risita que sabe que me incomoda y dice: "¿Es que ahora vas a iniciar la moda de anunciar cada día el tema del siguiente apunte?" Podéis estar seguros de que no.

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