lunes, septiembre 17, 2007


SENDOS Y AMBOS
No sé por qué razón ni de qué estábamos hablando, lo único seguro es que Zalabardo me planteó un tema que, según él, constituye uno de esos asuntos que han de colocarse en el debe de los profesores. Afirma él que, por lo común, tendemos más hacia la reprensión de los fallos que hacia el elogio de los aciertos. Es como si supusiéramos, sigue diciendo, que el alumno está casi obligado a desarrollar bien las tareas y, por ello, esperamos que resuelva satisfactoriamente los problemas y dificultades que les planteamos. Luego, cuando corregimos lo que han realizado, el lápiz o rotulador, rojo por lo general, trabaja más marcando errores y señalando avisos sobre lo que consideramos incorrecto que destacando y elogiando todo lo que sea acierto y producto de su buen trabajo.
Es posible que tenga razón Zalabardo. No lo sé. Por mi parte, puedo decir que procuro ser comedido tanto en la reprensión como en el elogio, tal vez por miedo a conseguir un efecto contrario al deseado. Me explico: el alumno al que se le comenta en clase que ha errado todo o parte de su ejercicio puede sentirse avergonzado de que se le comuniquen sus fallos ante los compañeros, aunque no sea ese el fin propuesto. Del mismo modo, el alumno al que se le alaba uno o diferentes aciertos pudiera entender que ya ha hecho lo necesario para recibir el premio de la buena calificación y que no se está haciendo sino reconocer su superioridad sobre el resto de los compañeros. La verdad es que, después de tantos años dando clases y, como diría Cervantes, "puesto ya un pie en el estribo", aún no sé qué es lo mejor. Sí puedo aclarar que mi táctica es hacer correcciones en común, destacando errores y aciertos aunque "oscureciendo" a los autores de unos y otros, para que de esa manera todos saquen las pertinentes consecuencias de los mismos.
Por otra parte, y en cuanto se aviene con los comentarios propios de esta agenda, he de dar la razón a Zalabardo. Lo normal, desde el primer día, ha sido traer ejemplos de errores, de meteduras de pata en el terreno léxico y gramatical para, a partir de ellos, proponer la corrección que se ajuste a la norma. Por eso hoy voy a actuar al revés. Me da pie para ello una información de días atrás sobre accidentes laborales. El titular, no por correcto dejaba de ser menos trágico: Tres personas mueren en accidente laborales. A continuación cataloga dichos accidentes como un mal endémico; ¿debieran serlo teniendo en cuenta lo que el adjetivo significa? Pero lo que quiero comentar es otra cosa. En el comienzo del cuerpo de la noticia se escribía: Tres personas murieron ayer en sendos accidentes laborales.
Sendos, adjetivo distributivo que significa 'uno para cada una de las personas o cosas mencionadas' está perfectamente utilizado, pues en el párrafo se indica que se produjeron tres accidentes y en cada uno de ellos hubo una víctima. ¿Y por qué traigo este asunto aquí? Porque da la curiosa coincidencia que es muy frecuente el error de utilizar sendos con valor numeral y el significado de 'dos' que es el propio de otro adjetivo, ambos. Así pasa en ejemplos como Esta mañana han atracado la farmacia y el banco y, según parece, sendos atracos los ha realizado la misma persona. Se trata, por supuesto, de una frase incorrecta en la que se tendría que haber utilizado ambos (ambos atracos).
Por su parte, ambos es un adjetivo numeral dual, es decir, que implica conjuntamente a dos referentes y cuyo significado es 'los dos, el uno y el otro', como vemos en la frase He contado el plan a Luis y a Jaime; ambos están de acuerdo. Según lo dicho, entenderemos que deba evitarse decir ambos dos, porque se trata de una redundancia, y, por supuesto, que hay que desterrar giros tan incoherentes como ambos tres, que es una completa barbaridad.
En resumen, sendos, -as, 'uno cada uno'; ambos, -as, 'los dos, uno y otro'. No parece que sea muy complicado. Zalabardo me señala que notas como esta, en la que el comentario nace de un elogio y no de una censura debieran ser más frecuentes. Habrá que intentarlo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La relación entre las personas funciona mejor cuando se ven las cosas desde una perspectiva positiva y agradable. El buen trato nos gusta a todos y nos va mejor que cuando nos machacan los fallos constantemente.
el viejo de la colina