Hay un refrán que nos aconseja no afirmar nunca tal cosa, como hay una sentencia que nos previene de que solo quien esté libre de pecado deberá ser el primero en tirar la piedra. Sin embargo, lo cierto es que lo que más se oye decir es *este agua, pese a que tal uso sea incorrecto. ¿Cuál es la razón, me pregunta Zalabardo, de que digamos el agua y, en cambio, sea preceptivo decir esta agua? Ya hace tiempo, en octubre, dije algo acerca de esta cuestión, aunque no se explicó del todo. Como esta mañana escuchaba en la radio un anuncio que pedía que cuidáramos *nuestro agua, ahora podría ser el momento de hacerlo.
Si atendemos primero a la regla, esta nos indica que los sustantivos femeninos, nunca los adjetivos, en singular, que empiezan por a o ha tónicas se construirán con los artículos el y un y con los indefinidos algún y ningún. Por eso habrá que decir el agua, un hacha, ningún aula o algún asa. Por supuesto que en plural se utilizarán las formas femeninas normales: las aguas o algunas asas, por ejemplo. Y lo mismo pasará cuando se utilice cualquier otro determinante o se le anteponga al sustantivo un adjetivo: aquella hacha o la mejor agua del mundo.
¿Es acaso esto un capricho? Ni mucho menos. Lo que pasa es que, en estos casos, los determinantes proceden de una antigua forma femenina ela (procedente del latín illam) o de las formas femeninas una, alguna y ninguna, en las que se pierde la a final al entrar en contacto con la vocal inicial del sustantivo: el(a) hacha, algún(a) alma.
Aprovecha ya Zalabardo para pedirme que le aclare si se dice evacúo o evacuo. La verdad es que también es esta una regla que crea más de un quebradero de cabeza y hace dudar a bastantes personas. Vayamos desde el principio. La regla general nos lleva a afirmar que los verbos terminados en -uar hacen sus presentes (menos la primera y segunda personas del plural) con terminación en hiato (acentúo, continúo, puntúas, desvirtúes, gradúen, etc.) Pero existen dos excepciones a esto que decimos: si el verbo termina en -guar (hay unos treinta verbos de tal condición en nuestra lengua), hacen sus finales sin hiato, es decir, con diptongo: averiguo, atestiguo, fraguo, santiguo, amortiguo, etc. Caso diferente es el de los verbos terminados en -cuar (muy pocos: adecuar, colicuar, evacuar, licuar, oblicuar, promiscuar, anticuar y no sé si hay alguno más), que deben comportarse como los terminados en -guar (adecuo, evacuo, etc.), aunque la tendencia es a pronunciarlos con hiato, tal como los terminados en -uar (adecúo, licúo, promiscúo, etc.). Tanto el DRAE como el Panhispánico de dudas recogen ambas formas como válidas a pesar de que recomiendan la pronunciación con diptongo.
Me dice Zalabardo que hoy ha vuelto a salirme uno de esos apuntes "profesorales", pero que él me disculpa. Espero que los demás también.
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