No sé si a las personas que mantienen una bitácora, una agenda como esta, les pasará lo que a mí, que antes de meterse en harina, es decir de dar comienzo al primer párrafo, se buscan el título que van a utilizar. Ya digo que a mí me sucede, que parece que hasta que no he encontrado el título para el apunte no soy capaz de llevarlo a cabo. Es Zalabardo quien me ha hecho meditar sobre tal circunstancia, pues acaba de decirme: ¡Mira que eres rebuscado algunas veces con los títulos! Procuro explicarle que mi preocupación es crear una cabecera que dé idea de lo pienso desarrollar. Y si no, se verá conforme avancemos.
Ayer hablábamos del Seminario que se está celebrando en San Millán sobre la lengua española en los noticiarios. Terminaba aludiendo a la intervención de Álex Grijelmo, que defendía los recursos de que dispone el español para designar objetos de menos de cien años con palabras que tienen siglos. En esto se basaba para rechazar el torrente de anglicismos que se nos viene encima, lo que, según él, tiene la consecuencia de "acrecentar un complejo de inferioridad del español".
En dicho Seminario ha intervenido también el Observatorrio de Neología de la Universidad Pompeu Fabra, de Barcelona. La profesora Judit Freixa, que participó en la mesa redonda sobre Nuevas palabras en los noticieros, dijo que desde que el Observatorio empezó a analizar los medios de comunicación en España e Hispanoamérica, en 2002, ha detectado 50.506 neologismos. Me pregunta Zalabardo si acaso dijo cuáles eran los más utilizados. Pues sí, y, mire usted por dónde, el más común, su uso se ha disparado en 2005 y 2006, es blog. Le siguen términos como deslocalización o sostenibilidad. El primero se refiere al 'proceso mediante el cual una empresa traslada sus centros de trabajo a países donde los costes sean menores, con frecuencia, en el Tercer Mundo'; el segundo se podría definir como 'cualidad de sostenible, es decir, desarrollo que satisface las necesidades de una generación sin comprometer las necesidades de generaciones venideras'. Ninguno está recogido en el DRAE aunque son de uso frecuente. Otro nuevo neologismo lo constituye la utilización de e- ante determinadas palabras, para hacer referencia al hecho de que lo significado por dichas palabras actúa a través de internet (e-banco, e-catálogo, etc.).
¡Ya caigo -me dice Zalabardo- por eso lo de e-timos!-. Le alabo su perspicacia y se queda la mar de contento. Pues sí, y es que un término también recogido por el Observatorio es phising, que hace referencia al sistema por el que se obtienen de forma fraudulenta y a través de internet, los datos confidenciales de una cuenta corriente o tarjeta de crédito. Próximo a este procedimiento es el de los banners, la inclusión de formatos publicitarios que nos llevan a una página no deseada o incluso pudieran conectarnos con un teléfono tampoco deseado. A todo el conjunto de procesos a través de internet que se realizan con intención de estafa o fraude se les llama scams.
Y se me ocurre a mí, y así se lo cuento a Zalabardo: ya que pudiéramos afirmar que España es el país inventor de la picaresca y los timos, allá por el siglo XVI, y tenemos cantidad de ellos (timo de la estampita, del nazareno, del latigazo, de la bombona de gas, de la lotería nigeriana...), ¿por qué no llamamos al primero timo de la pesca o del anzuelo, ya que se lanza a ver quién pica, y al segundo de la pancarta pirata, ya que como tales se nos asalta? Y puestos a corregir, en lugar de scam digamos timo o, si acaso, e-timo. Digo yo.
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