viernes, agosto 24, 2007

BAJEL PIRATA QUE LLAMAN... (Espronceda)

A cualquier persona que quiera considerarse un buen hablante, es decir, un buen y cuidado manejador de la lengua habrá que pedirle, antes que nada, que use las palabras de las que todos nos servimos con propiedad y precisión. No sé ahora mismo si ya con anterioridad he tratado este asunto, pero, como dice el refrán, nunca es mal año por mucho trigo. Decimos que hablamos con propiedad cuando existe una correspondencia biunívoca entre la palabra que empleamos y el concepto que tratamos de manifestar. Y somos precisos cuando utilizamos los conceptos que expresan lo que queremos decir de modo riguroso, con brevedad y con la mayor economía de medios.
Me interesa ahora lo primero, la propiedad. Por ejemplo, si cogemos un diccionario de sinónimos y consultamos el adjetivo viejo, veremos que nos remite a anciano, antiguo, vetusto, usado, estropeado y algunos más que omito para no cansar. Que aparezcan juntos no quiere decir que sean equivalentes en cualquier contexto. Así, si me quiero referir a una persona con muchos años, lo propio es que emplee anciano; y si quiero hablar de una mesa deteriorada por el uso, emplearé estropeada, y así sucesivamente.
Hago esa introducción para comentar un término que vi utilizar hace unos días. Hablando de los buques que hace unos días colisionaron frente a Gibraltar, un reportero llamaba a uno de ellos chatarrero, porque a eso se dedicaba. Pero para buscar variedad expresiva, lo que es de alabar, procuraba utilizar otros términos, y así aparecían los equivalentes navío y barco. Ahora bien, en uno de los párrafos escribía que la gente se acercaba a la orilla para contemplar el bajel semihundido. Y ahí ya, Zalabardo y yo esbozamos un mohín de extrañeza. Expliquemos por qué.
Aunque Covarrubias diga que bajel es el 'nombre genérico de cualquier navío que ande en la mar', no debemos olvidar que se trata de un diccionario escrito en 1611. No corresponde, pues, que el DRAE defina bajel como buque, pues son muy diferentes los del siglo XVII a los de ahora. Por eso, parece mejor la definición que encuentro en un diccionario náutico que consulto en internet: 'denominación general de toda embarcación de porte de la navegación antigua', o aún mejor, la que recoge Manuel Seco: 'barco de vela de grandes dimensiones'. Ese es su significado más apropiado y no el genérico que utiliza el diccionario académico.
Por tanto, el autor del texto habría podido utilizar otro término. Si barco, buque, embarcación o navío, como genéricos, no le resultaban suficientes, podría haber echado mano de carguero o, si prefería utilizar un nombre más técnico, del término inglés bulk carrier, que es la denominación en esa lengua para los buques de carga a granel. Claro que, en ese caso, Zalabardo y yo lo habríamos criticado por otra razón.

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