lunes, mayo 07, 2007

COMIENZA EL ESPECTÁCULO

Ya tenemos en puertas las elecciones del 27 de mayo y eso significa que el pistoletazo de salida para luchar por la captación de votos ha sido dado ya. Por mucho que se emplee la palabra ciudadano, lo cierto es que para los candidatos no somos más que un posible voto que hay que conseguir al precio que sea. Trato de sonsacar a Zalabardo para que me dé su opinión al respecto y me diga, si no tiene inconveniente, su intención de voto. Pero Zalabardo me contesta que él ha votado ya todo lo que tenía que votar y que ahora les toca a otros; que, a efectos electorales, él se considera ya jubilado.
Intento convencerlo de que no es esa una actitud muy cívica y de que la democracia exige la participación de todos para que las instituciones gocen de la mayor solidez posible. Entonces me sale con que él ya no tiene confianza en unos candidatos que pierden ahora el culo prometiendo que, si salen elegidos, harán aquello que no han sido capaces e hacer, o no lo han querido, durante los años que llevan en el poder. Y me pregunta si no es cinismo, por poner un ejemplo, el triste espectáculo de uno de los candidatos a la alcaldía de Madrid uniéndose a una manifestación que protesta contra un proyecto que, en su día fue votado favorablemente por el grupo que ahora lo respalda.
No sé cómo, la conversación deriva hacia otros tiempos y otras circunstancias en las que votar no era posible e incluso, cuando se votaba, no servía para nada, salvo para darle, cara al extranjero, una mayor estabilidad al régimen franquista. Me pregunta si recuerdo aquella primera vez en que fuimos a votar. Cómo no, hace cuarenta años; fue en diciembre de 1966. Las Cortes franquistass aprobaron una Ley Orgánica del Estado y el texto fue sometido a referendo.
Aquello se presentó como un plebiscito a la figura de Franco. La propaganda institucional, la única que podía hacerse, difundió por todas partes unos gigantescos cartelones en los que se podía leer: Franco, sí. ¿Se molestaba alguien en leer el contenido de la ley sometida a referendo? ¿Podía alguien, acaso, hacer propaganda en contra? En la universidad adelantaron las vacaciones y algunos, yo entre ellos, creímos, pobres incautos, que se presentaba la ocasión de decir no al régimen.
¿Recuerdas, me dice Zalabardo, que teníamos conciencia de que en nuestra mesa, al menos siete personas habíamos depositado la papeleta del no? Con miedo, pero la habíamos depositado. Pues bien, en los resultados oficiales solo aparecieron dos votos contrarios. El referendo, en su resultado global, fue todo un éxito para para el régimen: más del 95% había votado sí. Al día siguiente, no teníamos más consuelo que seguir escuchando, a escondidas, la canción que Raimon había compuesto en 1963: Ara que som junts, / dire el que tu i jo sabem / i sovint oblidem. / Hem vist la por / ser llei per a tots. / Hem vist la sang / -que sols fa sang- / ser llei del món. / No, / jo dic no, / diguem no, / nosaltres no som d'eixe món. (Ahora que estamos juntos, diré lo que tú y yo sabemos y a menudo olvidamos. Hemos visto el miedo ser ley para todos. Hemos visto la sangre -que solo provoca más sangre- ser ley del mundo. No, yo digo no, digamos no, nosotros no somos de ese mundo.)
Los tiempos, afortunadamente, han cambiado, me dice por último. Pero a muchos de los políticos de ahora, no les importa el pueblo mucho más que a los de entonces. ¿No habéis visto a Sarkozy, en Francia, proclamar que hay que eliminar el espíritu del 68? Lo cierto es que en todas partes cuecen habas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A los políticos hay que otorgarles en este caso (además) un voto de confianza. ¿O somos todos los funcionarios unos vagos? No lo creo; que haberlos vagos, haylos, como en todas partes. Pues con los políticos, igual.

J.A.G.

Anónimo dijo...

No será fácil eliminar el espíritu del 68; también se ha visto en Francia a la izquierda manifestarse y levantarse contra el resultado de las urnas y no respetar la decisión de la mayoría.
LM