CUMPLEAÑOS
El día 9 de agosto de 2006, es decir, hace hoy un año, se escribió la primera hoja de esta agenda. Aunque la mayoría de las veces sea yo quien escriba, no debe en ningún momento olvidarse que la agenda no es mía, sino de Zalabardo y que yo soy un mero usufructuario. Sucede que él ha preferido siempre permanecer en un segundo plano, sin que eso signifique de ninguna de las maneras que no participe en sus contenidos o deje de revisarlos. Notaréis que, al cabo de un año, esta agenda, como todo buen cuaderno de notas que se precie, comienza a ver cómo sus hojas amarillean del uso y cómo sus cantos se van desgastando de abrirla una y otra vez. Pero Zalabardo, que para esas cosas sí es muy cuidadoso, ya puso su interés en que fuese resistente y no se ajara demasiado con el paso de los días.
La agenda empezó siendo, y aún tiene vocación de ello, una especie de diario íntimo en el que ambos dejábamos constancia de reflexiones y comentarios diversos sobre temas que encontrábamos en los medios de comunicación y análisis de diferentes aspectos del uso del lenguaje en esos mismos medios. Confesábamos nuestra preocupación por el medio ambiente, la justicia social, el lenguaje y algunas cosas más. Todo sigue igual. Pero aunque se concibiera como diario (siempre le he dicho a Zalabardo que quien escribe uno mantiene la esperanza inconfesada de que alguien lo encuentre y lo lea) esta agenda tuvo, casualmente, un primer lector al que siguieron algunos más; no muchos, si queremos ser sinceros. Y otro día, alguien escribió un comentario a una de sus anotaciones. Últimamente, parece haber sido seguida por más lectores de los imaginábamos que pudiera tener.
A veces, Zalabardo y yo volvemos sobre las anotaciones antiguas para ver los cambios que se han producido. Y aquí tenemos uno de nuestros primeros motivos de controversia y una de las cuestiones en las que no nos ponemos de acuerdo. Mantiene Zalabardo que, aunque haya sido de manera paulatina, la agenda ha ido cambiando y mostrando más atención hacia lo que puedan decir los lectores, cosa que no debiera ser ya que, a su juicio, había más naturalidad y espontaneidad en el intimismo e inocencia de los primeros apuntes. Yo trato de convencerlo de que no es así, sino que lo que ha sucedido, simplemente, es que hemos tenido un proceso de crecimiento y maduración que nos ha ido permitiendo un estilo más suelto, a la vez que cuidado, producto de ese año que llevamos ya en la red.
Otro asunto que nos lleva a discutir es el de la reacción de los lectores y nuestra actitud ante la misma. Es verdad que algún apunte ha generado polémica; no mucha, esa es la verdad, aunque sí alguna. Yo he sido siempre partidario de "mantenella y no enmendalla", es decir, que a lo hecho (escrito), pecho. En cambio, Zalabardo ha abogado en todo momento por evitar juicios o comentarios que pudiesen herir susceptibilidades. De todos modos, ambos coincidimos es que es una agenda bastante blanca, que no hiere no zahiere, al menos de forma premeditada. No niego que alguna vez ha habido quien se ha sentido dañado. En tales casos, Zalabardo y yo, y posiblemente él más que yo, hemos pedido excusas por ese no deseado (ni pretendido) daño. Sí es verdad que se han suavizado los tonos cuando hemos criticado algún error o desliz lingüístico, sobre todo cuando se ha producido donde no debiera. Alguna vez, lo reconozco, yo, no Zalabardo, fui un poco cruel en tales juicios. Habría de ser un lector quien me abriera los ojos en tal asunto. Zalabardo se limitó a añadir: "¿Ves como te lo decía yo?"
Y también coincidimos en respetar las opiniones que nuestras anotaciones merezcan y procurar no responder nunca a los autores de las mismas, sea cual sea el tono empleado. No es ello reflejo de ninguna actitud prepotente ni es nuestra intención manifestarnos fríos y distantes. Se trata únicamente de defender el criterio de que la libertad de los demás al valorar un apunte es tan válida como la nuestra al escribirlo. Eso sí, tenemos que dar las gracias a cuantos, amablemente, siguen esta agenda y a cuantos hacen o han hecho algún comentario. Y no damos nombres para evitar que la mención de algunos pudiera entenderse como rechazo de otros. Zalabardo y yo los leemos con interés y procuramos sacar provecho de lo que se nos dice.
Y para terminar, muchas felicidades y que siga la fiesta. Al menos mientras el cuerpo aguante. Se habrá notado que nos hemos atrevido a incluir imágenes. Valga aunque sea tan solo por aquello de renovarse o morir.
1 comentario:
¡Feliz cumpleaños! Y que cumpla muchos más.
Andrés
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