miércoles, enero 10, 2007

DON EDUARDO

Como dije, esto es lo que pensaba escribir ayer. Muchas veces he hablado con Zalabardo del respeto que hay que guardar a los maestros, respeto que en nuestros días, por desgracia, se ha perdido en gran medida. Yo a los míos les guardo profundo respeto y a muchos, algo mejor, sincero aprecio. De algunos aprendí, incluso, lo que un maestro no debe nunca hacer. Don Eduardo fue el primero que tuve, el que me enseñó a leer y a escribir, quien me ocupaba en escribir palotes y páginas de caligrafía para tratar de amoldar la letra rebelde que siempre he tenido, quien me proporcionó las primeras nociones de cálculo. En las frías mañanas de invierno, don Eduardo nos hacía sacar los pupitres al patio para dar la clase confortados por los rayos del sol. En los últimos años que con él estuve, fue quien me dio a conocer el Quijote, ya que, puestos en corro alrededor de su mesa, nos hacía leer cada día fragmentos de una edición escolar que manejábamos. Don Eduardo, también, nos contaba historias de las que debíamos extraer alguna enseñanza moral.
Una de esas historias, recuerdo, contaba que un hombre sabio tuvo necesidad de pasar desde una isla hasta el cercano continente. Durante el trayecto en barca, preguntaba al barquero acerca de sus conocimientos en torno a diferentes materias. "¿Y qué sabe usted sobre la inmortalidad del alma?", le decía, por ejemplo, a lo que el pobre barquero confesaba su ignorancia. "Pues ha perdido usted al menos diez años de su vida", sentenciaba el sabio para volver al poco con una nueva pregunta: "¿Qué sabe usted del movimiento de los astros?" Y como el barquero persistiera en que no sabía más que de atravesar viajeros de orilla a orilla, le decía:"Ha perdido usted otros diez años de su vida". En estas estaban cuando un golpe de mar hizo zozobrar la barca y convertirse en náufragos a los viajeros. El barquero se dirigió al sabio y le preguntó: "¿Sabe usted nadar?", a lo que el sabio contestó negativamente. "Pues ha perdido usted su vida entera", dijo sin inmutarse el barquero. Si la historia no era así, se le parecía mucho.
Nunca he sabido explicarme por qué recuerdo esta historia con más fuerza que otras. Y de ella he hablado en bastantes ocasiones con Zalabardo. Juntos, hemos convenido en obtener de ella, como moraleja, que nunca debemos ufanarnos de lo que sabemos con el vano interés de humillar a los demás; pero igualmente hemos coincidido en interpretar que nunca se sabe qué tipo de saber es más práctico y provechoso y que hay que valorar cualquier conocimiento en lo que de utilitario pueda tener sin despreciar ninguno.
Llevo un tiempo en el que no sé bien qué me pasa que me alargo en estas notas. Tenía intención de sacar el recuerdo de don Eduardo a propósito del comentario que pensaba hacer de una conversación oída el otro día en la radio, durante un programa deportivo. Tendré, pues, que dejar dicho comentario para mañana.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Soy un asiduo y satisfecho lector de los comentarios de esta agenda. De ella aprendo tanto de aquello que se nos cuenta como del punto de vista elegido por su autor que, a mi juicio, es didáctico, profundo e ilustrado. El contrapunto, en mi opinión, lo representa este sujeto de personalidad volátil y transhumante que dice ser y llamarse Andrés el de la Colina. Es risible que alguien se suponga irreconocible llevando un disfraz mal cortado y careciendo, como es notorio, de percha. Es lamentable que alguien pretenda pasar por la encarnación de una voz popular transida de conocimientos macerados en una vida de limitaciones, cuando adolece de los mínimos recursos de la impostura. Señor, para pasar por analfabeto sabio hay que ser ambas cosas y me temo que la segunda condición no está a su alcance. Si aún así, la tentación persiste, abandone porque esta pequeña transustanciación es verdaderamente prescindible, mire que la vida es azarosa y si sus hijos lo descubren pueden sumar una sombra más a su, sin duda, fascinante biografía. De modo que le recomiendo, nunca lo haría si existiera una posibilidad de que usted fuera quien pretende, que deje los disfraces chirigoteros para el Carnaval y para los jurados de O.T. Y lea, señor, lea mucho cualquiera que sea su edad y su condición funcionarial: sabrá que sus lecturas son bastantes cuando comprenda que no bastan faltas de ortografía para parecer tosco pero sincero y que en el mundo existen personas que leyeron más que usted. Confíe en las lecturas más que en el paso de los años, sobre todo porque mientras lo hace, los demás nos aburriremos menos. Gracias al profesor; de nada al aprendiz.

Anónimo dijo...

El señor del comentario me recuerda al sabio de la leyenda de don eduardo por que humillaba y despreciaba al barquero (que ahora soy yo) y a cualquier otro conocimiento que no fuera lo que el sabia. el escritor me dio permiso para seguir escribiendo en su agenda a pesar de tener dudas de quien soy y eso fue al dia siguiente del ahorcamiento de sadan. ese dia el escritor comprendio que por encima de los contratiempos del dia a dia esta la vida estan las personas y que la cultura de nadie y menos la de ese señor que escribe el comentario no pueden utilizarse para despreciar para humillar para vilipendiar a otra persona menos preparada que el. si no le gusta lo que yo escribo le habria bastado con pedirlo como lo hace una persona digna que respeta los derechos humanos de todo el mundo simplemente diciendo que por favor deje de escribir que no considera que sus comentarios sean apropiados para la agenda. que poco ha aprendido de la vida joven por que solo un joven intolerante como usted se atreve a usar su cultura y toda la sabiduria que asegura que me falta a mi para humillarme sin conocerme. que bajo ha caido. nadie en esta agenda habia nunca despreciado a un colaborador por el mero hecho de participar. los derechos humanos son el logro mas grande de veinte siglos de historia y en resumen establecen igualdad aboluta entre todos los seres humanos cualquiera que sea su condicion su cultura (la de usted vale muy poco segun acaba de demostrar, vale menos que la mia)su religion. los seres humanos unos son seres otros ademas humanos y tenemos conciencia para poder ser tolerantes y respetuosos. de nada sirve la cultura el saber (y menos el de ese señor) si avasallamos a los demas si los humillamos y los despreciamos. por lo menos a hitler no le sirvio y multiplico por seis millones lo que usted ha hecho conmigo. que sea feliz con su cultura y con su sabiduria y que dios nos libre de engreidos como usted que no respetan los derechos humanos de los mas debiles.
diculpe escritor usted me ha demostrado que es un buen tipo y una buena persona. no le molestare mas.Andres.

Anónimo dijo...

Caramba, caballero, que nos nos enteramos. Que aquí lo que se critica es lo que usted quiere parecer y que de ningún modo consigue. Lo innoble es querer parecer Critilo y quedarse, como es su caso, en Paco Martínez Soria. Usted, seguramente probo funcionario y tal vez padre de familia, se ha transmutado en abuelito ciberinquieto con nietecita sociosensible, pero no cuela. Mate usted a Andrés de una puñetera vez, que no le sale, hombre. Y usted hablándome en su réplica de los Derechos Humanos, y yo a usted de Carrasquilla.

Anónimo dijo...

Anastasio, aquí tienes un par de buscadores de blogs: Technorati y el propio de Google Buscador de Blogs de Google.
Respecto a los comentarios anteriores: me parece injustificado el ensañamiento que se hace de Andrés, el viejo de la colina. ¿Qué más da quién sea o quién quiera parecer ser? ¿Qué diferencia hay entre eso y ser "Anónimo"?
J.A.G.

Anónimo dijo...

Anastasio, aquí tienes un par de buscadores de blogs: Technorati y el propio de Google Buscador de Blogs de Google.
Respecto a los comentarios anteriores: me parece injustificado el ensañamiento que se hace de Andrés, el viejo de la colina. ¿Qué más da quién sea o quién quiera parecer ser? ¿Qué diferencia hay entre eso y ser "Anónimo"?
J.A.G.

Anónimo dijo...

No tiene por que nombrar a mi nieta para nada y en cuanto a lo de matar mate usted que a mi eso no me lo permite mi conciencia. mas innoble es ser un anonimo perverso como usted. que dios le perdone.
Andres

Anónimo dijo...

Al parecer a más de uno se le está olvidando cual es el espíritu inicial de esta agenda. Según aparece en el encabezamiento: La agenda de Zalabardo" pretende recoger comentarios de asunto diverso: actualidad, medio ambiente, usos del lenguaje, etc. sin adoptar posturas serias o trascendentalistas. Por lo tanto, de acuerdo con ello y con J.A.G., se está haciendo un injustificado ensañamiento de Andrés, sea quien sea o quiera ser ya que no hay tanta diferencia entre esto y ser anónimo. Es necesario, pues, por el bien de esta agenda y de cuantos lectores están llegando a ella, no volver a adoptar posturas serias o trascendentalistas y que cada cual, desde este espíritu, vierta su comentario sin que ello deba ser motivo de discusión alguno. ¿Acaso no sería éste el deseo del propio Zalabardo?

Anónimo dijo...

Todos estábamos cansados de Andrés el viejo de la colina, pero de pronto alguien se atreve a escribir lo que muchos de los asiduos lectores de esta agenda pensaban e inmediatamente las miradas irientes dejan de dirigirse al viejo de la colina y se vuelven al anónimo crítico. Esto me recuerda al refrán "Más vale lo malo conocido..." Nos acostumbramos tanto a la presencia de alguien, aunque ésta sea molesta, que ante la perspectiva de perderla ya sentimos por ella añoranza y nostalgia. En fin, le doy mi apoyo al crítico de Andrés el viejo de la colina porque sólo ha expresado en voz alta algo que todos habíamos pensado al leerlo. La diferencia con el resto, es que él se ha atrevido a escribirlo.

Anónimo dijo...

Si se está harto de leer lo que escribe alguien basta con no leerlo o no pensar en sus palabras.
¿Qué más da quien sea o deje de ser? Como con la televisión o la radio, si no te gusta lo que te cuentan cambia de canal o emisora y listo. No todos leemos todos los artículos del periódico porque para eso tenemos capacidad de decisión y gustos propios.
Con lo fácil que es no leer lo que no interesa y dejar a la gente que se exprese en libertad, son ganas de buscarle los tres pies al gato.
R.L.

Anónimo dijo...

En el octavo comentario, a alguien se le ha deslizado un "iriente" que hiere. En fin, que tenga cuidado con el crítico de Andrés no sea que también le mande deberes de leer y leer, como ha hecho con el inocente (aunque molesto) viejo. Cada día me dan más miedo los abusos. ¿Verdad que todos recordáis lo que le pasó a don Quijote con tanta lectura?