Hay días, me señala Zalabardo, en los que uno se siente especialmente bien aunque no exista razón aparente que lo pueda explicar. En esos momentos uno siente una especial sensación de bienestar, se siente capacitado para soportar cualquier inconveniencia. No sé si esa capacidad llega a ser tan suficientemente firme como para soportar el dolor, que eso es lo que significa la palabra euforia.
Porque el dolor, ya sea físico o moral, no creo que nadie esté dispuesto a soportarlo. Por eso no entiendo que se dilate tanto esa polémica en torno a la eutanasia, literalmente 'muerte sin sufrimiento' o 'muerte sin dolor' y que el diccionario nos dice que es la 'acción u omisión que, para evitar sufrimientos en pacientes desahuciados, acelera la muerte de estos'. Si con la muerte cerramos nuestro ciclo por la vida, no acabo de aceptar que esta despedida tenga que ser dolorosa, si está en nuestra mano aliviar el tránsito. Igual ocurre con el nacimiento. ¿Por qué las mujeres han de parir con dolor si este sufrimiento es evitable? Ahí echamos mano, entonces, de la eugenesia, literalmente 'buen nacimiento'.
Fijaos en que he empleado tres palabras que empiean por eu-. Es un componente griego que podemos traducir por bien o por bueno. Hay un buen número de estas palabras en nuestra lengua que presentan este elemento, aunque muchas sean de escaso uso. Entre las más comunes podemos citar la eufonía que designa el 'sonido agradable'; la euritmia, que designa el 'ritmo armónico' y utilizamos para referirnos a la regularidad en el pulso; el eucalipto es un árbol cuyo nombre significa 'bien cubierto'; la eubolia, 'buen consejo', es la virtud que ayuda a hablar convenientemente; y la eutrapelia, 'broma amable', es la virtud que modera el exceso de las diversiones o entretenimientos. Por haber, hay hasta nombres de persona formados con eu-: Eulogio o Eulalia, 'el/la que bien habla'; Eugenio, 'el bien engendrado'; Euclides, 'que tiene buena reputación'; Eufemio, 'el de buenas palabras'; y Eudoxio, 'el que piensa con rectitud'.
Lo contrario, el componente que significa malo, es caco-, igualmente de origen griego. Son bastantes menos las palabras en que interviene: cacofonía, 'sonido desagradable'; cacosmia, 'mal olor'; cacografía, 'escritura que va contra las normas'; y cacología, 'expresión que, sin ser incorrecta, atenta contra el buen uso'. No conozco nombres que se formen con él.
Que seamos, pues, eufóricos en el más estricto sentido de la palabra no debe ser base, ni médica, ni religiosa, ni social, para no estar de acuerdo con la eutanasia. Bastante sufrimiento es ya ser conscientes de que pasamos la última hoja del libro de nuestra vida y tener la entereza de aceptarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario