lunes, noviembre 06, 2006

VIOLENCIA

Llego tarde y cansado a casa. Con unas cosas y con otras, en el instituto no paramos de tener reuniones. Al llegar, claro, he tenido que preparar los materiales para las clases de mañana. Luego dicen que los profesores vivimos como reyes. Antes, comentarios de ese tipo me cabreaban; ahora me da igual lo que digan.
Trato de sacar un breve rato para leer la prensa y enterarme un poco de cómo va el mundo. Pero la verdad es que pronto se quitan las ganas. A las noticias de violencia institucionalizada, dígase guerras, se unen las de violencia de andar por casa, de esa que hace años llenaba aquel periódico que tenía el sugerente título de El Caso. La policía detiene a unos niños de 15 años que han atacado con barras de hierro y palos al dueño de un pequeño establecimiento. La niña a la que han roto una pierna compañeras de su centro escolar dice que no quiere volver porque la tienen amenazada con hacerle más daño. Una rencilla termina con la agresión a un joven de 25 años. Un anciano de 73 años degüella con una segueta a su hijo de 43.
Violencia inútil, violencia ciega, violencia que denuncia hasta qué límites hemos llegado en esta sociedad que nos ha tocado vivir. Y aún dicen que vamos a peor. Ignoro si será pesimismo o realidad. Hace muchos años fue el crimen de Don Benito; no hace tanto, la matanza de Puerto Hurraco
Al contar el caso del padre que mata a su hijo, se llama a aquél parricida. Bien es verdad que parricidio, de forma genérica, es causar la muerte a un pariente próximo, aunque se suele aplicar más especialmente a causar la muerte del padre o de la madre, bien que para este último caso existe matricidio. Pero lo cierto es que cada tipo de estos homicidios en que la víctima es un pariente tiene su vocablo específico. Matar a un hijo es propiamente un filicidio; a un hermano, fratricidio; a un niño de corta edad, infanticidio; al cónyuge, conyugicidio; y si es a la esposa, uxoricidio. Mira por dónde, no existe término que designe el hecho de causar la muerte al esposo.
Fuera de la familia hay homicidios muy diversos; Algunos locos iluminados se dan abiertamente al genocidio. Si se mira más hacia arriba, está el magnicidio, el regicidio y el tiranicidio. Algunos, incluso han intentado el deicidio.

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