Mediamos ya octubre y todavía hace una temperatura más cercana a la del verano que a la del otoño. Esto nos hace remolonear a la hora de salir al campo los sábados tal como acostumbramos. Habría que madrugar mucho para no ser víctimas del calor y no es cosa tampoco de perder horas de sueño el fin de semana.
Total, que nos hemos ido a Torre del Mar a comer un poco de pescaíto y a andar por su paseo marítimo. El día ha sido, desgraciadamente, magnífico. Y digo lo de desgraciadamente porque sigue sin llover. No sé si la situación meteorológica que padecemos tendrá que ver con el cambio climático, pero algo de eso debe haber, pues no vemos ni una triste nube.
Andando que te andarás, topamos finalmente no con la iglesia, aunque sí a su costado izquierdo, con la parada del tranvía que une Torre del Mar con Vélez-Málaga. Fue inaugurado hace tres días. "El primero", dice la propaganda y aclara que es el primer tranvía contemporáneo de Andalucía. ¡Ni el metro de Sevilla, ni el de Málaga! El tranvía de Vélez ha sido el primero en funcionar de cuantos hay proyectados en Andalucía. La propaganda no dice exactamente, pues esto me lo invento yo, que no había más que dos opciones: o se hacía, o no se hacía. En realidad, lo que dice es que se ha construido con una subvención que, o se utilizaba para el tranvía o no se concedía.
Puestos allí, y dado que los primeros días de circulación el viaje es gratuito, Zalabardo me dice: ¿Y si nos damos un paseo y lo probamos? Dicho y hecho. De la aglomeración de gente para hacer lo mismo que nosotros mejor no hablar. No hay como dar gratis algo para que la gente acuda como moscas, pues, como ya digo, en el periodo de pruebas no hay que pagar billete. Incluso hay quien se sube al tranvía y hace el recorrido de ida y vuelta varias veces sin bajarse; sobre todo, aquellos que no han conseguido asiento y cuando, ya llegando al final, ven que ha quedado uno libre, se sientan y prometen no levantarse al menos durante los tres próximos recorridos.
Al regreso, Zalabardo me pregunta de cuántas maneras se puede decir en nuestra lengua que algo es gratis. Ya en casa, consulto el diccionario de María Moliner y me encuentro que lo que se da sin tener que pagar nada a cambio ha sido recibido gratis, de balde, de gorra, de gañote, de bóbilis, de momio, de oque, por la bella cara, por amor al arte, por la cara bonita, llovido del cielo, gratisdato, de guagua o por el morro. Hay algunos más, pero estos son los más resultones.
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